El último informe del Índice de Productividad Agrícola del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Ecuador, publicado en 2023, revela una leve mejora con respecto a 2022. Este repunte se debe principalmente al aumento en la productividad del cacao, ya que de los 31 cultivos evaluados, 17 registraron una contribución negativa al índice.
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¿Cómo hacer que esa productividad se presente en la mayoría de cultivos? Jazmín Salazar Orellana, docente investigadora de la Universidad Católica de Cuenca, busca un camino a partir de los bioinsumos. Todo nace con un proyecto que analiza la funcionalidad microbiana del suelo agrícola.
Básicamente “cuando hablamos de la funcionalidad microbiana, nos referimos a que el suelo no es solo el suelo; tiene vida porque está habitado por seres invisibles como las bacterias y los hongos”, explica Salazar.
Pero estos microorganismos, que juegan un rol beneficioso para las plantas, conviven con las prácticas agrícolas, entre esos el uso de químicos o la quema de los cultivos. “Queremos ver cómo la comunidad microbiana se ve alterada por esas acciones”.
Por eso en este estudio, que se realiza en un ecosistema de bosques secos del cantón Zapotillo, en Loja, analizan microorganismos en particular llamados "hongos micorrízicos arbusculares", que en resumen colonizan beneficiosamente la raíz de muchas plantas.
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Con todo esto Salazar, quien trabaja en el Centro de Investigación, Innovación y Transferencia de Tecnología de la Universidad Católica de Cuenca (CIITT), explica que no buscan romper directamente esta dependencia del productor con los agroquímicos, pero sí tratar de buscar una alternativa más amigable y sostenible con el uso de estos bioinsumos.
Esto los ha llevado, por ejemplo, a establecer un protocolo para la producción de estos hongos micorrízicos arbusculares bajo sistemas hidropónicos.
¿Esto qué quiere decir? “Ya aislamos estos hongos, los hemos producido masivamente y ahora los aplicamos en condiciones de invernadero. Nuestro siguiente reto es llevarlos al campo y aplicarlos como un insumo adicional, específicamente un bioinsumo”.
¿Se podría aplicar en cualquier tipo de cultivo o zona? “El 80 por ciento de las plantas establece una simbiosis con estos hongos, y pese a que tienen una distribución geográfica bastante amplia, es decir, se encuentran en bosques secos, montañosos, entre otros, son especies bastante similares”. Eso significa que estos microorganismos podrían ser aplicados como bioinsumos en las mismas zonas donde se los captura.
Salazar asegura que transmitir esta información a los agricultores es relevante porque “ellos quedaron asombrados al saber los beneficios que dan los microorganismos que viven en el suelo. Antes, cuando escuchaban la palabra hongo, pensaban que se trataba de algo nocivo. Hoy ya no es así, y es algo que se debe saber cada vez más”.
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Se debe comprender que los suelos agrícolas albergan una verdadera autopista de nutrientes, la cual puede contribuir significativamente a mejorar tanto las condiciones del suelo como la salud de las plantas.