Un dato mal registrado. Eso es lo que necesitó Carlos Matovelle, docente investigador de la Universidad Católica de Cuenca, para apostar por un proyecto que busca entender el comportamiento de los ríos en su cantidad y calidad.
Con esto Matovelle, quien estudia los ríos de alta montaña desde hace 10 años, “busca crear un protocolo que vincule muchas variables para entender el comportamiento de los ríos”.
Todo nació cuando él realizaba su tesis de maestría y se dio cuenta que la información pública sobre el comportamiento de los ríos en Ecuador usaba estándares de otros países. “Pero los nuestros tienen conductas particulares, muy diferentes a otros”. Esto, según él, porque los ríos ecuatorianos nacen en los páramos. Así creó el proyecto para evaluar la salud ecosistémica de ríos alto-andinos.
LEA TAMBIÉN: En Cañar impulsan el trabajo productivo entre mujeres
Matovelle, quien es coordinador del Laboratorio de Recursos Hídricos del Centro de Investigación de la universidad, explica que al integrar nuevas variables (físico, químico, biológico, etc.) se intenta proponer un protocolo que verdaderamente identifique cómo están los ríos.
En el Centro de Investigación de Recursos Hídricos es donde las analizan justamente para entender esas características. “Hacemos análisis fisicoquímicos, luego ecológicos usando bioindicadores”.
También incluyen variables climáticas, por ejemplo, “monitoreando la temperatura de los ríos para ver si hay variaciones, si es que está afectándose por el cambio climático”; y trabajan con imágenes satelitales para determinar estados de comportamiento. “Queremos tener un indicador que nos permita saber la salud ecosistémica de los ríos, si están en buena o mala calidad”.
LEA TAMBIÉN: Redescubren salamanquesa endémica de Galápagos luego de 10 años de trabajo
¿Pero por qué es tan importante esto para la sociedad en general? “Saber que tenemos ríos sanos genera muchos impactos positivos. Determinar cómo está la zona de manera general, en los usos que se les puede dar al agua... No olvidemos que al final muchos de estos ríos son captados por las empresas de agua, donde su giro de negocio es tener agua limpia, porque si no gastan más en procesos de potabilización”.
Con ecosistemas sanos, dice, se reducen los problemas de salud pública porque evitas la transmisión de enfermedades por contaminación hídrica, que es muy común en zonas donde no hay acceso a sistemas de saneamiento adecuados. Ahí es donde determinar que un río esté en buenas condiciones garantiza tener menos problemas en salud pública.
¿Con qué ríos están trabajando acá? “Comenzamos el primer año de la investigación con el río Tomebamba y Yanuncay, en Cuenca. Luego en el segundo año de la investigación pasamos a la cuenca del río Tabacay, en Azogues”. Actualmente ya van en su tercer año, que es el último, y se busca como resultado tener un producto que pueda ser ya transferible hacia la sociedad. “Hemos tenido resultados muy buenos para determinar todos estos índices que estuvimos analizando”.
Este esfuerzo busca que esta investigación pueda ser aplicada y que, quizás, termine en una política pública. “Ese es el ciclo cerrado para un investigador, no más que tener un reconocimiento, es que la investigación genere un cambio”.