El correísmo manifestó su “más enérgico repudio, indignación y condena moral frente a un hecho que, de confirmarse, constituye uno de los crímenes más despreciables que se pueden cometer”.
Durante la audiencia de juicio, la fiscal recordó que, en 2008, el procesado ya fue sentenciado por el mismo delito, cumpliendo una pena de dieciséis años.