El pangolín es víctima de caza furtiva a gran escala por sus escamas, codiciadas en la medicina tradicional, y su carne, considerada como un manjar en algunas regiones.
Las invasiones biológicas suponen una amenaza mundial para la biodiversidad, los servicios ecosistémicos y las economías, y han contribuido al 60% de las extinciones mundiales registradas.
Los incendios son responsables de casi la mitad de esta destrucción, por lo que el fuego supera por primera vez a la agricultura como causa de la pérdida de selvas.
Un severo recorte en el plumaje de su ala —una práctica común en casos de tráfico— ha dejado a una aratinga enfrentando un arduo proceso de recuperación, con la esperanza de, tal vez, recuperar su libertad. Pero no es la única.
Según el Libro Rojo, estos mamíferos inofensivos se encuentran en peligro de extinción. Su captura, traslado, tenencia y comercialización puede castigarse con sentencias de prisión.