Han pasado casi 10 años desde que 193 países se comprometieron a reducir sus gases de efecto invernadero para controlar el calentamiento global. Y aunque este tratado internacional -conocido como el Acuerdo de París- es el protagonista de casi todas las conferencias anuales de cambio climático, aún falta mucho para cumplir sus metas.
“Las crisis vinculadas de la pérdida de la naturaleza y el cambio climático están empujando a la vida silvestre y a los ecosistemas más allá de sus límites, con puntos de inflexión peligrosos que amenazan con dañar los sistemas de soporte vital de la Tierra y desestabilizar las sociedades”, explicó Kirsten Schuijt, directora general de WWF Internacional.
En Ecuador, esto no pasa desapercibido. Cañar, una provincia reconocida por ser el “granero del Austro”, perdió la riqueza de sus tierras por las sequías extremas. Esto obligó a los agricultores a pasarse a la ganadería para poder subsistir. Otro ejemplo está en el volcán Carihuairazo que perdió por completo su glaciar, que era la fuente principal de agua de las comunidades de la zona.
Pero, quizá, uno de los estragos más grandes que se podría tener está en el último pulmón de la Tierra: la Amazonia. El último informe “PlanetaVivo 2024”, desarrollado por la WWF advierte que si no se detiene la deforestación en esta región, se liberarían hasta 75 mil millones de toneladas de carbono.
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Es decir, que la Amazonia pasaría de ser un sumidero de carbono y se convertiría en una fuente de emisiones por la muerte de la biodiversidad y los incendios que se generarían.
“Las principales presiones que tiene la biodiversidad están relacionadas con el tráfico ilegal de vida silvestre, que se concentra en provincias como Orellana, Pichincha y Guayas. Las especies más traficadas son las aves, los mamíferos y los réptiles. Otra amenaza son las especies invasoras como la mosca en Galápagos que afecta la reproducción de los pinzones en todo el archipiélago”, destaca Hólger Zambrano, director de Educación del Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica.
Precisamente estos problemas fueron parte de los incentivos para que el Ministerio del Ambiente actualizara el “Informe GEO Ecuador”, después de 15 años. Este documento que recopila información sobre el estado del ambiente y el recurso hídrico a nivel nacional, funciona como un diagnóstico para tomar decisiones con datos actuales sobre los recursos naturales. ¿Cuáles fueron los hallazgos?
Se estima que más de ocho mil especies (entre plantas y animales) se encuentran en las listas rojas de peligro según su riesgo de desaparecer. Las especies más traficadas ilegalmente son el loro cabeciazul, la boa matacaballo, la tortuga motelo, el cusumbo (coatí) y el mono ardilla de Humboldt.
Para hacer frente a esta amenaza, Ecuador y Colombia crearon una estrategia binacional para el control en zonas fronterizas que presentan más tráfico de vi-da silvestre como Tulcán-Ipiales, Lago Agrio-San Miguel, Tufiño-Chiles, El Caramelo-La Victoria y Puerto El Carmen-Puerto Ospina.
La generación de residuos es una de las presiones más significativas que tienen los suelos. En 2024, Ecuador generó más de cinco millones de toneladas de residuos sólidos. De ese total, más del 50 por ciento se dirige a rellenos sanitarios, un 27 por ciento a celdas emergentes y un 23 por ciento hacia botaderos.
Ese no es el único riesgo. Solo entre enero y diciembre de 2024, se registraron más de cinco mil incendios forestales que dejaron más de 83 mil hectáreas de cobertura vegetal quemada, 257 personas damnificadas y 45 mil animales muertos.
Para combatir este problema, se desarrollan programas como “Socio Bosque” y “Socio Manglar” que tienen el objetivo de reducir la degradación en estos ecosistemas. ¿Cómo? Se otorgan incentivos económicos a cambio de la protección ambiental y se realizan jornadas de capacitación en el caso de los productores agrícolas.
La calidad del aire en el país no se queda atrás en este análisis. Dentro del Informe GEO se señala que los principales gases de efecto invernadero en Ecuador se generan por la actividad en el sector energético, el sector agrícola, el sector industrial, el sector de residuos y los cambios que existen en el uso del suelo.
Y, si bien, estas industrias son las principales fuentes de contaminación del aire, hay otro aspecto que perjudica más a la población: el incremento de los vehículos. De hecho, se estima que el aumento de los automóviles genera gases contaminantes que afectan a más del 60 por ciento de la población urbana en todo el país.
En Ecuador, las actividades agropecuarias utilizan casi el 82 por ciento del agua autorizada para uso.Y aunque es importante que el líquido utilizado en el riego sea de calidad para que no afecte la inocuidad de los alimentos, la sospecha de que esto no sucedía se confirmó desde 2016.
Además, muestras tomadas por el Ministerio del Ambiente en fuentes de agua para consumo humano revelan que un 83 por ciento no cumplía con los criterios para un uso seguro. Para enfrentar este problema, desde 2021 se ejecuta el Plan Nacional de Riego y Drenaje del Ecuador(PNRD) para gestionar el agua, sobretodo para el riego y así cuidar la soberanía alimentaria.
En 2008, Ecuador se convirtió en el primer país en otorgar “Derechos a la Naturaleza”. Esto significa que tiene la obligación de conservar, restaurar y precautelar el ambiente. Pero, desde el mismo Ministerio reconocen que para lograrlo es necesario tener ejes y planes de trabajo que trasciendan los cambios políticos.
¿Por qué? Solo la continuidad de los programas de cuidado ambiental permitirá preservar los recursos naturales para las futuras generaciones.
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