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Ciudad Yachay: el sueño fallecido del que quedan edificios abandonados y millonarias glosas

lunes, 1 noviembre 2021 - 21:21
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Debía ser una ciudad del primer mundo, con miles de empresas internacionales y científicos. Pero lo que quedó son unos edificios abandonados y millonarias glosas, sobre todo por obras mal construidas. La Universidad Yachay Tech es lo único que funciona.

Se planeaba que allí vivirían 123 mil personas, una población superior a toda la provincia de Zamora Chinchipe o comparable con la del cantón Otavalo. Yachay, la Ciudad del Conocimiento, con más de cuatro mil hectáreas, debía ser el epicentro del cambio de la matriz productiva.

Un salto al primer mundo. En planos quedó la gran urbe de edificios ecosustentables y ciclovías para albergar a cientos de empresas internacionales y miles de científicos, en el cantón Urcuquí, provincia de Imbabura.

Pero el sueño empezó a hacer aguas en 2015, cuando se paralizó la construcción de cinco edificios que, desde entonces, quedaron abandonados por fallas estructurales y ahora se debate si deberían demolerse o repararse.

Por esas obras, Yachay EP, la empresa pública creada para levantar la ciudad y dirigida por el Gobierno Central, firmó un contrato con la empresa Conecuakor por 44 millones de dólares. Varios informes alertaron sobre las fallas, pero el gobierno miró para otro lado.

$!Cinco edificios tienen fallas estructurales. Contraloría sugiere demolerlos, readecuarlos implica costos similares a construirlos de nuevo.

Toda esta información se revisa ahora en la Comisión de Fiscalización de la Asamblea. La Contraloría remitió los documentos en los que se determinan glosas por 31 millones de dólares contra exfuncionarios de Yachay EP que inobservaron las alertas y cambiaron los diseños de esos cinco edificios.

Más otros 30 millones a Conecuakor, consorcio formado por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército y una empresa coreana. Son glosas confirmadas que ya han superado las fases de impugnación, pero no se sabe cómo pagarán los responsables.

Otro medio millón de dólares en glosas se determinó para la empresa China Gezhouba, que recibió un contrato de 169 millones de dólares para construir la Fase 1 de la Ciudad del Conocimiento. Esto incluía el sistema de agua y alcantarillado, complejos multifamiliares, edificaciones menores, equipamiento de infraestructura y laboratorios, un super computador y un largo etcétera. Contraloría detectó que hay lugares en los que primero se construyeron los edificios antes que el alcantarillado.

En total, las glosas confirmadas hasta ahora, por contratos para la Ciudad Yachay, superan los 74 millones de dólares. Y aún falta por auditar. ¿Pero cuánto realmente se gastó en las obras?

Senplades planeaba invertir 5.680 millones de dólares hasta 2045, cuando ya se tendría a las 123 mil personas viviendo en la ciudad. Al terminar el gobierno de Rafael Correa, se debía tener al menos una sexta parte de ese monto, pero en realidad se habrían ejecutado apenas 347 millones hasta 2017.

Parte del gasto fueron las primeras obras de rehabilitación de las casas hacienda, el Ingenio San José, la estación del Ferrocarril, entre otras infraestructuras centenarias que ahora sufren también el abandono y falta de mantenimiento.

$!Verde y moderna era la Ciudad Yachay que soñó la Revolución Ciudadana. Pero en realidad quedó como un proyecto sobredimensionado.

¿INVERSIÓN PERDIDA?

Las glosas y el abandono de la infraestructura son solo el primer gran problema. Alejandro Ribadeneira, titular de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Senescyt), explicó a la Comisión de Fiscalización que no existen títulos de propiedad sobre ningún bien que queda de la Ciudad del Conocimiento.

En 2018, Yachay EP pasó a llamarse Siembra EP, con el objetivo de dar un sentido agrícola al proyecto, pero tampoco funcionó. Así que se liquidó la empresa al apuro sin dejar los papeles en orden.

Según Ribadeneira, Yachay quedó en un limbo y, sin escrituras públicas, ni siquiera se puede cobrar el arrendamiento de 600 hectáreas que se usan para agricultura. No se puede hacer nada mientras no se solucione. Para colmo, en el Municipio de Urcuquí se han acumulado multas por 1,6 millones de dólares por la falta de permisos para las construcciones.

$!Se detectó que en varios sitios se construyeron primero los edificios antes que el alcantarillado.

El actual alcalde de Urcuquí, Tyrone Vega, dice que las dos administraciones anteriores lo pasaron por alto, pero que ahora debe pagarse la deuda. A falta de recursos, plantea un intercambio: que se ceda al Municipio una parte de los terrenos de la Ciudad del Conocimiento para construir un terminal terrestre y un mercado mayorista.

Así se empezaría a retacear el fallido proyecto. Actualmente hay 300 hectáreas invadidas por personas de la zona de bajos recursos que reclaman un derecho sobre esas tierras. “Y hay 1.500 hectáreas que son improductivas. Por donde se lo mire era un proyecto sobredimensionado”, dice Ana Belén Cordero, vicepresidenta de la Comisión de Fiscalización, quien impulsó investigar este tema.

Un informe que espera presentar a fines de octubre, detallaría todos los problemas de Yachay y posibles irregularidades que serán derivadas a la Fiscalía.

LA UNIVERSIDAD AFECTADA

Parte de la megaciudad fue la Universidad Yachay Tech, que tiene su propio presupuesto y es lo único que funciona. Cuenta con cerca de 1.200 estudiantes. José María Lalama, rector del centro de estudios, comentó que la institución también atraviesa problemas porque ningún edificio pertenece a la Universidad, lo que impide arreglar aulas, laboratorios y otros espacios para acoger a más estudiantes.

Añade que el super computador que se instaló y costó siete millones de dólares necesita mantenimiento, pero no hay presupuesto.

Lo más lamentable, precisó Lalama, es que Yachay Tech y sus estudiantes están cargando con el desprestigio del fallido proyecto. “No somos lo mismo. Una cosa es la empresa pública y los edificios abandonados y otra cosa es la Universidad. Siempre ha sido así”.

$!La Universidad es parte de la Ciudad del Conocimiento y es lo único que funciona.

Aunque recuerda tiempos de despilfarro en la Universidad cuando tenía cuatro rectores con sueldos de más de 15 mil dólares cada uno.

Ahora todos los miembros de la Comisión de Fiscalización y el titular de la Senescyt coinciden en apoyar a la Universidad para que tenga sus escrituras y siga funcionando, pero no se tiene claro cómo arreglar los demás problemas y qué hacer después en esas más de cuatro mil hectáreas.

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