La Asociación de Exportadores de Banano del Ecuador (AEBE) y la Prefectura de Los Ríos firmaron un acuerdo de bioseguridad para proteger las 70.000 hectáreas de banano de la provincia y sus alrededores frente a amenazas fitosanitarias de la plaga del Moko y el Fusarium Raza 4. Estas enfermedades han generado graves impactos en el sector, incluyendo la reducción de la producción, elevados costos de erradicación y la implementación de cuarentenas vegetales, lo que amenaza la sostenibilidad de la industria bananera en la región.
El director ejecutivo de la AEBE, José Antonio Hidalgo, informó que en lo que va del año 2024, el volumen de exportación de banano ha disminuido a 246 millones de cajas, frente a las 251 millones del mismo periodo en 2023, lo que representa un descenso de casi el 2%. Esta caída en la producción se debe a las diferentes plagas que azotan la producción bananera.
Durante la firma, Jhonny Terán, prefecto de Los Ríos, anunció un aporte de US$ 390.000 para el proyecto de bioseguridad llamado SafeBanana, liderado por la AEBE. El servidor público resaltó la rapidez de la asociación, versus las instituciones públicas . “Todo lo que compras en el sector público es demorado y es más costoso. Yo puedo comprar en el sector privado una llanta en US$ 350 inmediatamente, mientras que en el sector público me tengo que demorar tres meses haciendo todos los procesos de justificación”.
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Paul Vera, director del Observatorio Estadístico de Banano, señaló que el manejo fitosanitario del moko bacteriano y otras plagas se enfoca en un diagnóstico detallado y control riguroso mediante brigadas de bioseguridad que realizan monitoreos en campo y utilizan drones para la detección temprana de brotes.
Según el ejecutivo, el proceso inicia con un autodiagnóstico de las prácticas de cada finca, análisis de vectores de transmisión y evaluación de la condición de salud de las plantaciones. Luego, se aplican pruebas rápidas y confirmatorias en laboratorios certificados para definir un plan de acción efectivo, priorizando las áreas más vulnerables.
Vera indica que una vez identificado un foco de infección, se implementa un protocolo de intervención que incluye la eliminación de plantas infectadas, cercos sanitarios, desinfección y uso de herbicidas como el glifosato para suprimir la bacteria en el suelo. Además, se realizan programas de capacitación para trabajadores y administradores de fincas, con el fin de fortalecer las prácticas de bioseguridad. Este proceso puede durar entre seis y ocho meses, con el objetivo de restaurar la sanidad de las plantaciones y garantizar la sostenibilidad del cultivo.
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A nivel nacional, Ecuador cuenta con aproximadamente 200.000 hectáreas de cultivo bananero, de las cuales cerca de 70.000 se encuentran en la provincia de Los Ríos. De estas, alrededor de 2.400 hectáreas han sido afectadas por el moko bacteriano, según datos de la AEBE. Las fluctuaciones en los niveles de producción y la aparición de nuevas amenazas fitosanitarias han generado una disminución en la producción, lo que ha motivado una intervención conjunta entre el sector público y privado para detener la propagación de estas plagas y salvaguardar la sostenibilidad del sector.