La contaminación por residuos de medicamentos se está convirtiendo en un problema mundial. Un estudio publicado en el 2022 por la Universidad de York analizó 258 ríos de 36 países y descubrió la presencia de sulfametoxazol, propranolol, ciprofloxacina y loratadina en las aguas de todos los continentes.
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La OMS advierte que la eliminación incorrecta de estos componentes, especialmente de antibióticos, es una amenaza para la salud mundial, pues contribuye a la resistencia antimicrobiana.
En Ecuador, la mayoría de las personas arroja los medicamentos caducados a la basura común o los desecha por el inodoro, sin imaginar que una pastilla o comprimido en los vertederos o sistemas de alcantarillado contamina con sus químicos el suelo y el agua.
Pablo Macías, gerente general de Proyección Futura, cuenta que este año, en el país se implementó el principio de la Responsabilidad Extendida del Productor (REP) para fármacos vencidos con el que se creó Recofarma, un programa de sostenibilidad de la industria farmacéutica para la recolección y tratamiento de estos residuos. Actualmente, trabaja con 35 laboratorios y distribuidores farmacéuticos.
“Si bien el país ya tenía un control para los medicamentos que se caducaban en percha, ahora suma a la población en general a cambiar los hábitos en los hogares y ofrecer a los ecuatorianos una alternativa segura y ambientalmente responsable para su disposición final en contenedores adecuados”, señala.
Como parte de esta iniciativa se instalaron 10 contenedores para la recolección de estos productos en las ciudades de Quito y Guayaquil en los locales de Medicity de la Y, Quicentro Sur, Carapungo, Av. América y Plaza El Triángulo en la Capital. Mientras que en el Puerto Principal se ubicarán en Urdesa Central, Juan Tanca Marengo y Samborondón (Chiripa y Ciudad Celeste).
Los recipientes cuentan con medidas de seguridad que impiden que se escapen sustancias líquidas, así como la sustracción de su contenido. Una vez que estos alcanzan un peso predefinido, las medicinas caducadas son recolectadas por gestores autorizados para ser llevadas a plantas de incineración.
De acuerdo con la REP, se debe colocar un contenedor por cada 10.000 habitantes, hasta llegar a 1.400 en 10 años, en las 24 provincias del país.
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Evita colocar jeringas, termómetros, gasas, elementos cortopunzantes, desechos comunes, pilas, dispositivos médicos, entre otros.