El sector camaronero no solo impacta en la balanza comercial, sino también en la generación de empleo, especialmente para las mujeres. La Cámara Nacional de Acuacultura (CNA) calcula que entre 75.000 y 100.000 plazas de trabajo son ocupadas por personal femenino en esta industria.
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Si bien su composición exacta varía por provincia, tipo de empresa y nivel de formalidad. Las áreas en las que más presencia tienen son las de procesamiento y empaque.
Según la Corporación Ecuatoriana para el Desarrollo de la Investigación y Academia (CEDIA), en las camaroneras su contribución va entre moderada y alta en roles de control de calidad, bioseguridad, supervisión de procesos y cuidado de larvas en etapas de cultivo. Mientras que en comercialización y servicios su labor varía en roles de atención al cliente, ventas técnicas y soporte postventa.
La empleabilidad que genera la industria para las mujeres, especialmente en provincias costeras como Guayas, Santa Elena, El Oro, Manabí y Esmeraldas, tiene un impacto relevante para su sustento e independencia económica, algunas de ellas se encuentran en situación de vulnerabilidad o son el sostén de sus hijos y familia.
José Antonio Camposano, presidente ejecutivo de la CNA, destaca que el sector camaronero del país ha evolucionado mucho en la parte laboral. Muestra de ello es que este año se puso en validar (con datos comparables y basado en la metodología Anker) que los trabajadores de las fincas camaroneras SSP (Sustainable Shrimp Partnership) reciben un salario digno.
El objetivo de esto es garantizar que la fuerza laboral de las empresas participantes percibe ingresos suficientes para llevar una vida digna junto a sus familias.
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En el caso de las trabajadoras -destaca Camposano- en la industria hay compañías que no solo pagan un salario acorde, sino que también dan acompañamiento en su salud física y mental y ofrecen procesos internos de inducción, desarrollo de capacidades y planes de carrera, de tal manera que ellas y el resto de colaboradores crezcan dentro de la organización.
En los últimos años la presencia femenina en la industria acuícola ha ido en aumento, sobre todo en roles técnicos, de calidad, inocuidad y gestión operativa, un incremento vinculado principalmente a políticas de inclusión y diversidad implementadas por empresas del segmento.
Irene Ludeña, presidenta de la Red de Mujeres Productoras del Sector Acuícola (Proseal), comenta que actualmente hay mucho interés en las jóvenes de seguir carreras técnicas y STEM. El incremento de su participación ha contribuido a mejorar la eficiencia de la cadena productiva.
A nivel estatal, remarca Ludeña, se promueve la formalización del empleo, la adopción de mejores estándares laborales y la capacitación. Asimismo, del lado privado se impulsa la formación con el respaldo de universidades.
A inicios de este año, por ejemplo, la productora de alimento balanceado Cargill, en alianza con la Universidad Técnica Particular de Loja, lanzó la tercera edición del programa “Mujeres Empresarias del Sector Camaronero”, dirigido a propietarias, administradoras y tomadoras de decisiones.
Un ejemplo de apoyo público-privado se dio también con el convenio establecido entre la Cámara Nacional de Acuacultura y el Proyecto ANA, promovido por la primera dama del Ecuador Lavinia Valbonesi, con el que se prevé crear 2.300 nuevos empleos en diversas empresas camaroneras para las mujeres vinculadas a esta iniciativa.
Camposano cuenta que más de 10 organizaciones han mostrado su interés por sumarse. El proceso arrancará con una primera contratación, pero en ciertos casos, algunas compañías han manifestado que tienen previsto contratar personal femenino para los siguientes seis meses.