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Mujeres, el eslabón más débil en la cadena del narcotráfico

martes, 22 marzo 2022 - 12:49
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De las 1.409 mujeres encarceladas en Ecuador, un 54,8% es por delitos relacionados con drogas y en su gran mayoría por microtráfico, según datos de la SNAI. Pero contrario a lo que se ve en películas o series de narcos, las mujeres envueltas en este mundo no son jefas, ni dueñas de sus vidas. Ocurre lo opuesto: son violentadas y tienen pocas oportunidades de subsistencia.

Una de ellas es ‘Linda’, quien permanece recluida en el Centro de Privación de Libertad N°2 de Guayas porque su expareja traficaba drogas en la ciudad. La joven cuenta que si bien sabía que su novio estaba en alguna situación ilícita, no le preguntaba por miedo y porque decía “aquí vivo con mis hijos y dependo de él para comer”.

‘Linda’ cayó presa luego de un allanamiento en su vivienda donde encontraron la droga, e incluso “la pareja terminó acusándola”, según menciona Vivianne Almeida, directora de la Mujer del Municipio de Guayaquil en un reportaje de Women Across Frontiers (WAF).

Almeida junto a su equipo accedieron a la cárcel en abril del 2020 para palpar la realidad que atraviesan las mujeres encarceladas. Se encontraron con historias de abuso de poder y vulnerabilidad, muchas de las presas cometieron delitos por sus hijos y hasta por amor.

​​“Son peones, utilizadas, manipuladas y hasta acorraladas por la necesidad. Las bandas identifican estas carencias y en el caso de las migrantes saben cómo buscarlas y les pintan que es algo sencillo y de una sola vez”, agrega Almeida.

Las intervenciones de la Dirección Municipal de la Mujer duraron más de un año en el penal femenino, pero luego explotó la crisis carcelaria en Ecuador, que desde febrero de 2021 hasta la presente ha dejado más de 300 asesinados.

No hay víctimas femeninas producto de los motines, pero la prisión de mujeres está junto a la de varones, y por ello se ha convertido en un escenario donde las balas pasan junto a las prisioneras y sus hijos.

Además, los muros de la cárcel de mujeres son vulnerables para que desde allí ingresen armas y droga. “Esto lo saben las autoridades del SNAI y la Policía penitenciaria”, indica la abogada Martha Macías, quien fue directora de la prisión femenina en 2018.

Según el informe de WAF, las autoridades municipales de Guayaquil entraron en el 2020 por la falta de ayuda a las presas. Sin embargo, el programa de rehabilitación está detenido y en busca de una alianza con la Secretaría de Derechos Humanos.

$!La funcionaria municipal, Vivianne Almeida, junto a una de las prisioneras y su bebé en la cárcel de Guayaquil.

VIOLENTADAS

De acuerdo a datos de la Policía Nacional, presentados en el reporte, durante el 2021 y los primeros meses del 2022, se registraron 3.023 muertes violentas. De estas, 228 son mujeres y en la mayoría son asesinatos selectivos porque sus parejas estuvieron vinculadas al narcotráfico.

Muchos de estos crímenes violentos también podrían ser catalogados como un femicidio, según la Fundación Aldea.“Son delitos en los que la disputa entre bandas delincuenciales se expresa a través del ejercicio cruel de la violencia patriarcal sobre los cuerpos de las mujeres”, señaló la organización a WAF.

De hecho, el año pasado fue el periodo más violento para las mujeres en Ecuador, fueron las víctimas perfectas: pobres, en desigualdad y utilizadas. “El cuerpo de las mujeres es utilizado como botín de guerra entre bandas”.

A esto hay que añadir las falencias del sistema penitenciario, que no logra una verdadera rehabilitación. Iniciando con el hacinamiento. Un análisis de Martha Macías, quien estuvo al frente de la cárcel de Mujeres de Guayaquil en 2018, evidenció que en una prisión para 400 personas convivían 980.

$!Cárcel de mujeres de Guayaquil.

SIN OPCIONES

Las mujeres que terminan encarceladas por delitos relacionados con el narcotráfico generalmente “son jóvenes que migran del interior del país, tuvieron un compromiso a los 12 o 15 años, muchas son huérfanas o escapan de sus casas. Y casi siempre aceptan cometer el ilícito por pedido del marido”, describe Macías.

Por ello se convierten en presas fáciles de organizaciones criminales. Las opciones son limitadas, pues no han tenido educación, ni recursos económicos para escapar de la violencia.

Según cifras del INEC, el 6,7% de las mujeres está desempleada y cuando golpeó la pandemia, el virus las encontró vulnerables y trabajando en el sector informal en las calles. El 18,5% del subempleo tiene rostro femenino, es decir, trabaja menos de las horas formales, gana menos ingresos y no está asegurada.

La situación de las mujeres encarceladas es producto de una cadena de desigualdad y violencia que inicia desde los barrios más pobres del país. Es como un callejón sin salida que las deja sin libertad y sin sus hijos. Una deuda histórica del Estado que está lejos de ser saldada.

Lea el reportaje completo en este link: https://wafmag.org/2022/03/mujeres-el-eslabon-mas-debil-en-la-cadena-del-narcotrafico-2/

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