Alison Altamirano, de 23 años, estaba a punto de graduarse como veterinaria y quería ponerse su propio consultorio. Sin embargo, todos sus sueños fueron truncados por un grupo de jóvenes, que la habrían asesinado brutalmente e intentaron cubrir el cuerpo debajo de un colchón. La familia de la víctima pide la sanción máxima para los implicados.
Vistazo entrevistó a Magali Poveda y Tomás Altamirano, padres de la víctima, quienes describen a su hija como una persona tierna, amorosa y responsable con sus estudios.
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Alison era oriunda de Tena, provincia de Napo, y desde pequeña tuvo una fuerte influencia del mundo agrícola porque sus abuelos paternos se dedicaban al campo y a criar animales. Por ejemplo, Tomás Altamirano comenta que su hija le ayudaba en el parto de cerdos. “Desde niña se ponía sus botitas y se iba conmigo”, recuerda.
Estas experiencias fueron determinantes para que la joven decidiera estudiar Medicina Veterinaria en la Universidad Técnica de Ambato.
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Alison decidió radicarse en Cevallos, provincia de Tungurahua, porque le quedaba cerca del campus universitario. Su arribo a ese cantón marcó el inicio de sus sueños, para lo cual contó con el apoyo de sus padres.
Tomás Altamirano recuerda que entre toda la familia fueron a Cevallos para alquilar un inmueble y adecuarlo para que la joven solo se dedique a estudiar. “Era nuestro orgullo, estábamos ilusionados de verla graduada”.
De hecho, Alison cursaba el séptimo semestre de la carrera e incluso ya adelantaba algunas materias de octavo, es decir, estaba a punto de cumplir su meta. Su idea era regresar a Tena para abrir un consultorio veterinario.
Magali Poveda recuerda que su hija se levantaba a las 04:00 de la madrugada o se quedaba hasta altas horas de la noche estudiando.
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El 22 de noviembre del 2025, Alison viajó desde Cevallos hasta Ambato para un cumpleaños de la novia de uno de sus amigos de la universidad. Alrededor de las 21:30, le comentó a su madre que ya estaba regresando al departamento. “Le pedí que me avisara cuando llegue a la casa y ella contestó: ‘ya mami’, eso fue lo último que conversamos”, recuerda Magali Poveda.
Las horas pasaron y Alison no volvió a reportarse. A las 06:00 del 23 de noviembre, la madre siguió llamando a la joven, esperando que le dijera que estaba bien, pero contestó un agente de la Dinased, quien le informó que había fallecido.
La víctima acudió a un domicilio ubicado en el barrio Ferroviario, en la calle 29 de Abril y España, en Cevallos, cerca de su casa, para reunirse con cuatro jóvenes. Eran ‘amigos’ de la zona.
Aquella noche, Johan Santiago V. M. habría insistido para que la universitaria acudiera a su casa, gestionando incluso su traslado en taxi, según reportó la Fiscalía.
Los cuatro jóvenes habían consumido alcohol, cocaína y éxtasis. Lo que sucedió a continuación fue atroz: los ahora procesados presuntamente intentaron agredir sexualmente a Alison y luego la habrían asfixiado, para después desmembrarla parcialmente.
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Las primeras indagaciones indican que los sospechosos intentaron ocultar y eliminar evidencias: limpiaron la escena, se cambiaron de ropa y cubrieron el cuerpo con un colchón.
Es más habrían intentado deshacerse del cuerpo, ya que Johan Santiago V. M. le pidió a su madre que le preste un vehículo para supuestamente ir a dejar sus amigos, pero la mujer le dijo que no y el joven entró en desesperación: casi confesó el crimen manifestando que “había hecho algo malo”.
Entonces, la madre del implicado llamó al ECU 911. Los agentes policiales encontraron a Ronald Alexander G. P., otro sospechoso, durmiendo sobre un colchón, debajo del cual se localizó el cuerpo de Alison.
Los otros dos (Steven Leodán D. P. y Anderson Alfredo V. M.) estaban aparentemente dormidos en otros cuartos cercanos a la escena del crimen. Todos fueron procesados por el delito de femicidio y, actualmente, cumplen prisión preventiva en la cárcel de Latacunga.
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Actualmente, el caso sigue en la etapa de instrucción fiscal, que terminará el próximo 23 de diciembre. Sin embargo, el abogado de la familia de la víctima, Alejandro Torres, alertó que Steven Leodán D. P. y Anderson Alfredo V. M. están intentando evadir responsabilidad al argumentar que simplemente llegaron a la vivienda y se fueron a dormir a los cuartos.
Por otra parte, Ronald Alexander G. P. y Johan Santiago V. M. se acogieron al silencio, pero la defensa de estos sujetos estarían tratando de justificar el crimen por su adicción a las drogas. De hecho, se han pedido pericias psiquiátricas para los cuatros sospechosos.
Sin embargo, el abogado Torres manifestó a Vistazo que el estar bajo los efectos de las drogas “no exime de responsabilidades”. Además, señala que en los cuerpos de Ronald y Johan se encontraron arañazos.
Asimismo, Ronald habría narrado a la médico que los atendió en flagrancia que Johan invitó a Alison con el objetivo de abusar de ella.
Torres indicó que en la autopsia no se describe algún hecho relacionado con una agresión sexual, pero solicitó una aclaración del informe.
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La defensa de la familia de la víctima también ha pedido la explotación de los celulares de los implicados, videos de cámaras de seguridad y una autopsia psicológica para identificar el grado de sufrimiento de la víctima.
Mientras tanto, la autopsia médico-legal concluyó que la muerte de Alison fue por asfixia mecánica por obstrucción de los orificios de respiración. También, se encontró una lesión en vertical en todo el cuello, ejecutada con un cuchillo y un mazo de madera.
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Para el abogado Torres este grado de “atrocidad” también podría ser determinante a la hora del juzgamiento. Una vez que termine la instrucción fiscal, vendrá la audiencia preparatoria de juicio en la que el jurista pedirá la pena máxima para los cuatro implicados.
Mientras tanto, la familia de Alison pide a las autoridades judiciales que investiguen con “rapidez, diligencia y sin omisiones porque nos acabaron como familia”.