Donald Trump desea que América Latina se beneficie de la prosperidad de Estados Unidos y fomente fuertes lazos económicos y de inversión bilaterales en lugar de apostar por unas relaciones con China que solo dejarán en la región "dependencia, deuda y corrupción".
Al menos así lo afirmó Mauricio Claver-Carone, principal asesor de Trump para América Latina y director para la región del Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU., al término de una gira por Suramérica en la que reafirmó el apoyo de su país a las "transiciones" que se viven en la zona y dio la alerta sobre "las innaturales" relaciones económicas de la región con el gigante asiático.
"América Crece", iniciativa estadounidense para canalizar y ayudar a proyectos de inversión privada en sectores energéticos y de infraestructuras, sería el instrumento clave para esta difusión de "la prosperidad" que Claver-Carone impulsó durante su viaje, un asunto que es además un tema de "seguridad nacional" para su país.
Claver-Carone no dudó tampoco en mostrar y resaltar el "inequívoco" apoyo de EE.UU a Ecuador y Bolivia, un "modelo para la región" por su camino desde la "oscuridad hacia las democracias abiertas" y su satisfacción por el éxito de las políticas de "máxima presión" sobre Venezuela y la labor de Juan Guaidó como "presidente encargado" del país caribeño.
Pregunta: ¿Cuáles han sido los objetivos de este viaje por Ecuador, Bolivia y Perú?
Respuesta: Obviamente las prioridades para este viaje son las dos transiciones que se han estado llevando a cabo desde el radicalismo, el socialismo del siglo XXI, hacia las democracias, el estado de derecho y la transparencia... y ahora la ardua labor hacia la prosperidad económica(...) estas transiciones democráticas son un modelo para los pocos países que, gracias a Dios quedan dentro de ese radicalismo, Venezuela y Nicaragua, de ver cómo se puede virar esa página y buscarse un futuro más abierto, próspero y democrático. Fuimos en su apoyo.
P: Su viaje tiene un mensaje económico a una región que siente que Estados Unidos le ha dado la espalda. ¿Es así?
R: Esta administración ha lanzado la primera iniciativa de crecimiento económico de la región en décadas, "América Crece". El punto es que EE.UU es la economía más dinámica y de ella se deberían beneficiar, primero, el pueblo de los EE.UU, y en segundo lugar, nuestros vecinos, que deberían ser nuestros primeros y principales socios.
Trump, cuando piensa en "América Primero", es que nos encantaría que toda la producción de sus empresas se lleve a cabo en los EE.UU y el empleo se cree allí, pero si no se puede, la producción no debería ir a China, sino al sur.
P: ¿Y para la región qué implica exactamente esa postura?
R: Ecuador, Boliva y Perú han tenido relaciones comerciales "innaturales" con China y sería bueno que se refuercen sus relaciones con los EEUU, porque al fin y al cabo, lo visto de China son los peores hábitos del pasado. Dependencia, deuda y corrupción, eso es lo que ha traído al Hemisferio Occidental, cosas del siglo XX que fue un siglo perdido para América Latina.
Queremos que se enfoquen nuevos tratos en la transparencia, la prosperidad y los libres y justos mercados, que es lo que EE.UU siempre ha ofrecido.
En Ecuador, Correa (Rafael) hipotecó y ató las manos del país por regalar el petróleo y su producción natural a cambio de unas deudas con condiciones francamente imposibles.
Nosotros ofrecemos una página hacia adelante, una puerta hacia el siglo XXI de mercados, transparencia y herramientas para poner el capital del sector privado que no sea manejado por la política sino por intereses comerciales.
P: ¿Y entonces a qué se debe la percepción de que EE.UU fue el que se aisló y alejó de la región?
R: Trump ve la región como sus aliados y vecinos. Él se queja del gasto de recursos de los EE.UU en sitios lejanos, como Siria, y dice, con nuestros vecinos, que tienen nuestros valores, ¿por qué esos recursos no los usamos aquí?.
Trump ha recalibrado eso, y eso hacemos, por eso nos hemos dedicado tanto a eso. Venezuela es la primera vez desde la Guerra Fría que un tema de la región es un asunto de seguridad nacional... eso es recalibrar, porque por tres décadas lo recursos económicos, militares o inteligencia se habían enfocado en Medio Oriente y Asia.
P: Se cumple un año de la asunción de Juan Guaidó como "presidente interino" de Venezuela, ¿Qué balance se puede hacer de este año, que no tuvo muchos avances? ¿Se pudo hacer algo mejor?
R: Estoy en desacuerdo con ese análisis, en el sentido de que desde que asumió Guaidó, y nosotros adoptamos la política de presión máxima, hemos visto más avances y más presión sobre la dictadura que lo visto en los últimos 12 años.
Vemos un régimen aislado, la coalición por la democracia es la más grande de la historia moderna, se está creado un sistema de sanciones, hay una presión económica inmensa sobre el régimen y seguimos viendo el sentir popular donde no hay encuesta que deje de señalar que Guaidó es la figura política más importante y querida de Venezuela.
Vemos una oposición más unida que nunca, y pese a los altos y bajos, los últimos ataques contra Guaidó han reforzado esa alianza a pesar de los esfuerzos de soborno y violencia.
P: La presión económica en Venezuela también va pareja a la crisis migrante. ¿Qué se puede hacer en este sentido?
R: Los hechos demuestran que el éxodo es culpa de Maduro, el mal manejo y la ingobernabilidad. Empezó antes que se pusieran las sanciones de presión máxima, y no va a mejorar, y no importa qué hagamos, hasta que Maduro salga del poder y se permitan unas elecciones y una transición democrática.
Venezuela no tiene razón para estar en crisis, tienen todos los recursos del mundo y debería ser uno de los países más exitosos de la región. Nosotros tenemos claro, como lo tiene claro el pueblo venezolano, que hasta que Maduro no salga del poder esa situación no se va a aliviar. Por eso mantendremos la presión al régimen y los individuos que causan daño. EFE