El Gobierno busca 37 mil millones de dólares de inversión para proyectos estratégicos. Pero atraer capital puede resultar una meta ilusoria cuando la inversión extranjera está en picada en todo el continente.
“¿Qué les diría a los inversionistas de Estados Unidos sobre el Ecuador?” le preguntó el mes pasado el editor ejecutivo de la revista Forbes al presidente Rafael Correa. “Que Ecuador es un maravilloso lugar para invertir, con muchas oportunidades para inversionistas. Que tenemos el dólar. Es una gran desventaja para el manejo macroeconómico, pero al mismo tiempo es una inmensa ventaja para los inversionistas norteamericanos. Negociar con la misma moneda es importante”.
El cambio en el discurso oficial es parte de una campaña para conquistar a inversionistas extranjeros que incluye exoneración de impuestos y la apertura de “sectores estratégicos” a la inversión privada, local y foránea.
El minis tro de Producción, Vinicio Alvarado,
presentó a unos 600 inversionistas extranjeros
un catálogo de proyectos en Ecuador.
El 27 de octubre pasado, en un evento al que fueron invitados 600 posibles inversionistas, los ministros de Sectores Estratégicos, Rafael Poveda, y de Producción, Vinicio Alvarado, develaron un catálogo con 94 proyectos para los que se busca inversión privada y que se esperan concretar hasta 2017: hay astilleros, hidroeléctricas, petroquímicas, plantas de refinamiento de cobre y aluminio que pretenden suplir la demanda local y hasta exportar a Chile y China; una fábrica de etanol de caña de azúcar y otra para hacer pulpa de madera para fabricar papel para el mercado chino y europeo, una ensambladora de tablets y dispositivos móviles para exportar a países vecinos… El documento, entregado a los empresarios en inglés y en español, es una versión del catálogo que ha venido presentando el Ministerio de Sectores Estratégicos desde 2012, solo que el anuncio ahora se hizo con gran despliegue.
El ministro Poveda, al evaluar el encuentro, dijo que “es nuestro compromiso conseguir que todas estas inversiones con el tiempo se concreten, que sean una realidad”. Se anunció que varias multinacionales mostraron interés en proyectos concretos, entre ellas la rusa Zebra Telecom, la china Tres Gargantas, las chilenas Antofagasta Minerals y Codelco; las corporaciones del sector energético Schlumberger, Belorusneft, entre otras.
La modalidad sería “inversión directa” de estas multinacionales o “alianzas estratégicas público-privadas”. Pero la realidad es que atraer capitales ahora se ve bastante difícil. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la inversión extranjera directa ha caído este año 21 por ciento en la región, y 15 por ciento en Ecuador. En total en 2014 el país recibió 774 millones en inversión extranjera directa. Es decir que para lograr el objetivo anunciado de atraer 37 mil millones, la inversión tendría que crecer 47 veces, más de 5 mil por ciento.
ESCENARIO MUNDIAL
¿Qué tan factible será conseguir la inversión para estos proyectos en los próximos dos años? Se lo preguntamos a Giovanni Stumpo, jefe de la Unidad de Inversiones y Estrategias Empresariales de CEPAL, y coordinador del informe anual sobre la inversión extranjera directa en América Latina. La respuesta, en pocas palabras, es desalentadora. “Ecuador estuvo un poco apartado del gran auge de la inversión extranjera de los últimos 10 años en América Latina, el año pasado llegaron 189 mil millones a la región y el país no recibió más del 0,5 por ciento de esa inversión”, explica.
“Ahora nos encontramos con una situación internacional con sesgo recesivo, hay una desaceleración de la demanda”, dice Stumpo. Para las plantas de refinación de cobre y acero que el gobierno quiere levantar con inversión privada en Manabí, hay viento en contra. “Hay un exceso de producción en muchas industrias, una de ellas es la refinación de cobre. En acero hay una brutal competencia de China, que exporta a precios mucho más bajos que cualquier productor de América Latina. Las plantas están subutilizadas y se está saturando el mercado”.
Un escenario similar enfrentarán las plantas petroquímicas que promociona el catálogo, que usarían como materia prima el crudo procesado por la Refinería del Pacífico, que aún no empieza a construirse. Hay exceso de producción de productos petroquímicos y varios países de la región han concretado ya grandes inversiones en esta industria. En Bolivia la empresa Samsung está construyendo una planta petroquímica de 800 millones de dólares que producirá suficiente urea para suplir al mercado regional. El Ecuador hace dos años buscaba ese mismo financiamiento para una fábrica de urea, pero Bolivia se adelantó. “Los proyectos de inversión tendrían que ser, no digo consultados, pero por lo menos conversados antes de lanzar un gran plan de inversión”, dice Stumpo.
El industrial Henry Kronfle estima que la inversión para 13 nuevos proyectos de generación eléctrica del catálogo estará sujeta al avance de las hidroeléctricas que actualmente están en construcción “que no solo van a abastecer la demanda nacional sino que también se va a poder exportar electricidad. Un sobredimensionamiento podría traer distorsiones en los precios de comercialización”.
Giovanni Stumpo, jefe de la Unidad de Inversiones y
Estrategias Empresariales de la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe.
Kronfle es más optimista sobre la posibilidad de concretar astilleros para construcción y reparación de buques. También destaca que fabricar bioetanol es factible y ya hay varios ingenios que lo están haciendo, y ve potencial en el proyecto de biomasa para el sector industrial, que propone usar desechos agrícolas para generación energética.
“Es posible que un proyecto específico tenga salida, no digo que sea imposible, pero está complicado”, explica Stumpo. “El tema de fondo es atraer inversión privada en otros sectores, que no sean industrias básicas, que no sean derivados de recursos naturales, hay que cambiar la estructura productiva porque de otra manera Ecuador se va a quedar cada vez más atrás en el crecimiento mundial, lo que recibe el país en inversión es muy poco”.
El ecuatoriano Miguel Andrés Moreno, analista del centro de estudios LarraínVial, con sede en Chile, explica que en los próximos años los inversionistas buscarán países con mejores perspectivas de crecimiento, como India y Filipinas. “En 2016 el hecho de que Ecuador entre en recesión lo hace poco atractivo”.
ALIANZAS PÚBLICO-PRIVADAS
“Ese catálogo es una lista de deseos, es la carta a Papá Noel, no hay nada que nos haga pensar que los proyectos se concretarán y tal como está redactada la Ley de Incentivos para las Asociaciones Público-Privadas y la Inversión Extranjera es muy difícil que se atraiga la inversión por esa vía”, dice Juan Carlos Díaz-Granados, director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Guayaquil.
De izq. a der.: Juan Carlos Díaz-Granados, director ejecutivo de la
Cámara de Comercio de Guayaquil; Henry Kronfle, industrial del sector
siderúrgico, presidente del Comité Empresarial Ecuatoriano; Francisco
Alarcón, presidente de la Cámara de Industrias de Guayaquil.
Recién este año, cuando fue evidente que el precio del petróleo no se recuperaría, el gobierno empezó a tomar en serio la idea, propuesta públicamente por Henry Kronfle, de pasar una ley para atraer inversión privada. Pero este proyecto de ley que creó tantas expectativas y que hoy solo espera el veto del Presidente, señala que la excepción de impuestos “se aplicará solo a proyectos públicos del sector hidroeléctrico y energías alternativas, infraestructura, desarrollo urbano, vivienda social, puertos y aeropuertos, y para que el capital privado se invierta en otras áreas estratégicas, debe mediar una declaratoria de ‘excepcionalidad’ por parte de un Comité Interinstitucional, volviendo poco probable que sea aceptada esa opción”, explica Díaz-Granados.
Otro problema que no resuelve esta ley es la disposición de la Constitución ecuatoriana de que las controversias comerciales con el Estado se resuelvan solo en centros de arbitraje en Ecuador o en la región, pero nunca cedan “jurisdicción soberana a instancias de arbitraje internacional”. En países vecinos, esta traba no existe.
Francisco Alarcón, presidente de la Cámara de Industrias de Guayaquil, dice que “la confianza no se da por ley, se da en un clima amigable a la inversión donde no haya cambios a las reglas tributarias, laborales, financieras, se construye en mucho tiempo y se destruye muy rápido”.
Para atraer grandes capitales se necesitaría una apertura mucho más audaz, coinciden. “¿Por qué no emitir un Decreto Ejecutivo determinando que cualquiera que invierta en el Ecuador a partir de hoy va a recibir incentivos tributarios y estabilidad jurídica?”, pregunta Díaz-Granados. “Necesitamos la liquidez y no sería justo beneficiar a ciertos inversionistas y no a otros. El inversionista lo que quiere es que el Estado sea un facilitador, que le ayude a llegar a más consumidores mediante acuerdos comerciales, que haya menos trámites, menos presión tributaria, más flexibilidad para contratar trabajadores, eso es lo que piden desde los microempresarios hasta los grandes inversionistas, que los dejen respirar”.