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¿Cuál es el secreto del nuevo campeón de Sudamérica?

viernes, 14 febrero 2020 - 05:18
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Tiene apenas 10 años en el fútbol de primera división del Ecuador y ya se convirtió en el segundo equipo del país en ganar un título internacional. Si bien es un club que en los registros históricos fue fundado en 1958, su irrupción en el escenario estelar del fútbol nacional fue apenas en 2010, cuando jugó por primera vez en la máxima categoría.
 
Es el hijo predilecto de Sangolquí, una pequeña ciudad a las afueras de Quito. Allá creó un modelo de desarrollo deportivo atípico en el país, donde los clubes más grandes gastan grandes sumas de dinero por contratar a figuras nacionales y extranjeros de renombre.
 
Su reciente éxito, como campeón de la Copa Sudamericana (uno de los torneos de clubes de la Confederación Sudamericana de Fútbol), no es un experimento sin fundamentos. El secreto del Independiente del Valle, para convertirse en un club modelo, es ver al fútbol como un negocio que, si bien busca ser rentable, también persigue la sostenibilidad de su operación y la responsabilidad con la sociedad.
 
¿Por qué es querido?
No es Barcelona, Emelec o Liga de Quito, clubes que se jactan de tener miles (o millones) de hinchas en todo el país, pero desde hace tres años se convirtió en “un equipo que es apoyado por quienes son fanáticos de otros clubes y por otros que no tenemos preferencia por nadie en especial”, señala Gustavo Ortíz, un abogado de 38 años que en 2016 quedó enamorado de Independiente. “No sigo todos sus partidos, pero sí le tengo mucho estima por lo que hizo ese año”.
 
Dos días después de que Independiente clasificó a los octavos de final de la Copa Libertadores de América, Ecuador sufrió un terremoto que afectó a varias ciudades costeras del Ecuador. Los directivos, para apoyar, decidieron donar la recaudación por la venta de entradas de sus partidos jugados en Quito.
 
Fue así como por primera vez en su historia, Independiente jugó con más de 30 mil personas alentándolo en la cancha. En el Olímpico Atahualpa, los aficionados convirtieron a este club en una suerte de embajador del fútbol nacional. Superó todas las fases que disputó hasta llegar a la final del torneo. 
 
A pesar de que no obtuvo el título, se ganó la empatía y el respeto del país. Donó cerca de 1 millón de dólares de las ventas de entradas al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Este organismo reveló que con estos recursos ayudaron a más de 2.200 familias de las zonas afectadas. Además los jugadores del club fueron a una de los sitios a compartir un momento con quienes ya los vieron como sus superhéroes.
 
Tres años después, el club repitió la hazaña de llegar a una final, en esta ocasión de la Copa Sudamericana. Para su partido de semifinales, nuevamente se convirtió en el equipo atracción para los fanáticos ecuatorianos. Y a la final que se jugó en Paraguay, si bien no superó los 1.000 hinchas, el festejo se trasladó a Quito: arco de agua a la llegada del avión, fotos en el aeropuerto y caravana de vehículos hasta su estadio, en Sangolquí.
 
¿Por qué es respetado?
El fútbol en Ecuador, como en casi todo el mundo, es más que un deporte. Para muchos chicos se ha convertido en su única opción para tener futuro próspero.
 
Un estudio del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, en 2014, colocó a Esmeraldas como una de las cuatro provincias más pobre del Ecuador. Ese sitio, además, es una de las canteras del fútbol nacional, y es una de las fuentes de talento que Independiente del Valle detectó para construir su proyecto deportivo, junto a la provincia de Imbabura.
 
En 2006, el empresario Michel Deller y algunos amigos compraron al club Independiente José Terán, de Sangolquí. Los éxitos deportivos llegaron rápido: en 2008 ya jugaba en la Serie B y en 2010 en la primera división. 
La dirigencia de Independiente del Valle detectó que en Ecuador no había un verdadero esfuerzo por formar y desarrollar futbolistas. Sabían que en el país había mucho talento, con características atléticas deseables para jugar al fútbol y que si se las trabajaban correctamente, podían formar deportistas de primer nivel.
 
Desde su nombre completo actual, que es Club de Alto Rendimiento Especializado Independiente del Valle, ya marcan una pauta de qué encontrarse en sus instalaciones. “Al no tener una gran hinchada, la forma de reactivar el fútbol era a través de las divisiones formativas”, explica Óscar Lara, coordinador general del club.
 
Él es uno de los “activos fijos” del Independiente; trabaja allí desde hace más de 40 años, cuando el club era amateur. Por eso no duda en decir que “Independiente tiene dos etapas: una antes de Michel Deller y otra después con él aquí”.
 
El club implementó un programa de reclutamiento para todas las edades, empezando con chicos desde los siete años. Quien llega pasa por diferentes etapas en su desarrollo antes de llegar al primer equipo. Porque la decisión de los directivos fue clara: pensar en el futbolista no solo como alguien que corre y patea un balón sino en la parte humana. Por eso en el complejo de Sangolquí funciona una escuela fiscal del club. El pensum y los profesores son avalados por el Ministerio de Educación. Más de 120 niños se forman allí.
 
El objetivo, señalan sus voceros, es educar integralmente al futbolista. “Decidimos que ese era nuestro rol y vimos que había espacio para un club diferente”, explica Deller, quien hoy es primer vicepresidente del club.
Esto es parte del Centro de Alto Rendimiento, que queda junto a una hacienda. Allí tienen canchas, gimnasio, piscina, comedor e incluso habitaciones. Y es que allí viven varios de los chicos que se forman en el club. “Es una filosofía de trabajo que no la vamos a cambiar”, puntualiza este empresario de 59 años.
 
En el club cuenta con un sistema de gestión que contempla cuatro macro procesos que sostienen el ciclo de vida de un jugador dentro del club: captación, entrenamiento, evaluación y promoción. Cuando un futbolista supera la primera fase, el club procura darle las mejores herramientas para tener un desarrollo integral. Además de la ayuda educativa, médica, alimentación y de vivienda, el club les da un aporte económico mensual y los dota de todos los implementos deportivos.
 
Aunque otros clubes también cuentan con ciertos esfuerzos en la preparación de juveniles, el modelo de Independiente se lleva aplausos. Un trabajo en equipo, reconoce siempre Deller, que junto a Franklin Tello, el actual presidente; los directivos Munir Abedrabo y José Baum; y el Gerente General, Santiago Morales, llevan las riendas del club.
 
¿Por qué puede marcar una nueva época?
“Futuros campeones del Ecuador” aparece en un cartel dentro de las instalaciones del club. Es una frase colocada en 2006, cuando llegó la nueva administración. Una premonición quizá próxima cumplir.
 
Independiente lleva 10 años en la primera división del fútbol nacional y desde el inicio implementó un programa de entrenamiento para enseñar toda la interna lógica del juego. En una semana normal, los primeros tres días tienen un entrenamiento metódico de formación y en los dos últimos días se preparan para la competencia del fin de semana. 
 
Como complemento a este proceso de entrenamiento, los futbolistas en proceso de formación, que viven en la residencia del club, realizan el programa deportivo en las mañanas y en la tarde van al colegio que está ubicado en el mismo complejo. 
 
El proyecto se potenció en 2018, con la llegada del español Miguel Ángel Ramírez desde Catar. Allá trabajó por seis años en ASPIRE Academy, la escuela deportiva creada por el Gobierno de ese país para desarrollar a sus futuros talentos en un sinnúmero de disciplinas. Finalmente dirigió a las selecciones juveniles Sub 14 y Sub 19 hasta la llamada de Independiente para dirigir su fútbol juvenil.
 
Ramírez, nacido en Las Palmas, tiene 35 años y una larga trayectoria como formador de jugadores. En Ecuador, por ejemplo, recorrió varios pueblos buscando nuevos talentos. “Queremos jugadores responsables, disciplinados, autónomos y creativos, que sean buenas personas para construir un deportista”, señaló en su momento cuando dirigía las formativas del club.
 
Este año, por la renuncia del anterior entrenador, aceptó el liderazgo del primer equipo. Ramírez sostuvo el nivel futbolístico en el torneo nacional y empezó a pasar las fases de la Copa Sudamericana hasta llegar al título.
 
El futuro de este club se muestra generoso. Hasta 2021 se aseguró percibir alrededor de 30 millones de dólares solo por la participación del equipo en las próximas Copa Libertadores, Recopa Sudamericana y Mundial de Clubes. A esto le sumará la venta de jugadores a otros equipos. Por ejemplo, el año pasado traspasó  por cerca de 3 millones de dólares a Stiven Plaza al Real Valladolid de España. 
 
¿Nace un nuevo poder futbolístico en Ecuador y Sudamérica? Si bien la cifra de los posibles ingresos atrae, desde Independiente recalcan que la idea no se cambia. ¿Y quién la puede discutir? Hoy Independiente es uno de los equipos que peleará por el título nacional y quizá, confiados en su modelo de gestión, puedan convertir en realidad el lema que los acompaña desde hace más de 10 años: ser campeón del Ecuador.

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