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La gran gripe española y su similitud con la COVID-19

sábado, 6 junio 2020 - 12:17
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Cálculos conservadores consideran que murieron por lo menos 20 millones de personas por causa de la gripe española, desde 1918 a 1927. Otros, en cambio, hablan de que fallecieron 50 millones de seres humanos. La gripe causó más muertes que la Primera Guerra Mundial, que se libraba al mismo tiempo y en la cual fallecieron 17 millones de personas.

La actual crisis del COVID-19 ha hecho recordar a lo que se considera la peor pandemia en la historia humana, donde murió el cinco por ciento de la población de la Tierra. Sus recuerdos suenan aterradores por la similitud con lo que ocurre en estos días.

Uno de los mayores estudiosos de la gripe española es el profesor de la Universidad de Tulane, John Barry, quien ha escrito un libro denominado “The Great Influenza” (La gran gripe), que fue publicado en 2004.

No hay pruebas concluyentes sobre el origen de la gripe española. Muchos especialistas piensan que provino de China y que fue esparcida en Europa con la llegada de 90 mil empleados chinos durante la Guerra. Sin embargo, el historiador norteamericano Barry, cree que nació en el centro de Estados Unidos, en Kansas.

No es la primera persona en documentar esta hipótesis. Anteriormente, un inmunólogo australiano, Frank Macfarlane Burnet, quien dedicó su vida al estudio de la influenza, estableció que el virus se transmitió de las gallinas a los soldados estacionados en el campamento, en el centro de Kansas, y que estos soldados al embarcarse para la guerra mundial la llevaron a Europa.

Que los españoles sean asociados con tan terrible mal se debe a que en 1918, la gripe contagió al propio rey Alfonso XIII, quien estuvo gravemente enfermo por esta causa.

SEMEJANZAS, a pesar de un siglo de diferencia. Hospitales desbordados, médicos y enfermeras contagiados. En Filadelfia, por ejemplo, los cadáveres se acumularon en las casas.

Además, el resto de los europeos así lo difundieron, principalmente por censurar la neutralidad ibérica en la guerra. De los 1.100 soldados que sufrieron el primer embate del virus, en Kansas, 38 murieron y los restantes se curaron en unos tres días. Después, en Gran Bretaña, más de 10.300 marinos de la Gran Flota Británica fueron infectados, pero solo cuatro murieron.

Es decir que al principio, la cepa del virus fue leve. No así en las oleadas posteriores, donde el virus llegó con venganza. En 1919 causaba daño cerebral, derrames, delirios y hemorragias internas, que transformaban los cuerpos de hombres blancos en negros. (Esto último, por ejemplo, ha ocurrido hoy con el COVID-19 en algunos pacientes chinos).

Al igual que hoy con el COVID-19, la gripe española colapsó los sistemas de salud y mortuorios. La ciudad de Filadelfia fue una de las más afectadas: los cuerpos de los enfermos se acumulaban en las casas y eran foco de contagio que originaba víctimas adicionales. En un principio, los muertos eran personas de edad avanzada; después la gripe atacó a personas más jóvenes. En un número desproporcionado, las víctimas fueron enfermeras, doctores y trabajadores de la salud, que no tenían protección.

La gripe, incluso, pudo haber afectado el resultado de la guerra mundial. En 1918, las tropas alemanas al mando del general Erich von Ludendorf habían logrado avances importantes, y en una ofensiva final preveían aniquilar a las tropas francesas, pero otro enemigo más poderoso que las bombas y los fusiles, el virus de la gripe, diezmó a los soldados.

Igualmente, el presidente norteamericano Woodrow Wilson, reunido en París para la firma del armisticio, pensaba en no culpar por la hecatombe total a Alemania, pero un comienzo de gripe hizo que cambie de criterio. Ese tratado de Versalles determinó que Alemania busque una revancha décadas más tarde y la consecuente Segunda Guerra Mundial.

Al igual que hoy, la pandemia de la gripe enfrentó a la ciencia con la política. Se generaron muchas teorías sobre el origen del virus. Una muy curiosa sostenía que provino de emanaciones de la tierra. Abundaron las discrepancias sobre el gobierno y su acción en muchos países. En Estados Unidos, aprovechando la guerra, se aprobó el Acta de la Sedición, una ley que castigaba con 20 años de cárcel a quienes atacaran al gobierno; esto silenció las críticas sobre la pandemia.

Hoy los medios han acudido a Barry para analizar las diferencias y semejanzas entre las dos pandemias. Él ha sostenido que es vital la transparencia de los líderes para difundir la verdad, sin minimizar la crisis. “Cuando se hace esto, las enfermedades se esparcen más y los ciudadanos no se protegen”.

Al igual que con la gripe española, Barry concuerda con los epidemiólogos: habrá nuevas olas de contagio y el virus llegará fortalecido. A la gripe española le tomó casi nueve años expandirse por el mundo. En 1927 llegó al último confín, Nueva Zelanda. Ahora, en cambio, en la era de gran movilidad, en pocos meses el COVID-19 ya está en todos los continentes.

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