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Fin de paro en Ecuador: ¿Por qué se dividieron los indígenas?

La disputa por la presidencia de la Conaie, la fuerza de la Fenocin y la represión del gobierno marcaron un episodio que todavía espera un desenlace.

Aunque el movimiento indígena es complejo, varias aristas podrían explicar cómo, tras 30 días de manifestaciones focalizadas en Imbabura, la Conaie dio por terminado el paro, mientras en Cotacachi anunciaron que seguirán en resistencia. La disputa por la presidencia de la Conaie entre Leonidas Iza y Marlon Vargas en julio pasado, la fuerza de la Fenocin en el norte del país que es afín al correísmo y la represión del gobierno que exacerbó los ánimos marcaron un episodio que todavía espera un desenlace.

El domingo 20 de julio de 2025, en Conocoto, al suroriente de Quito, cerca de 1.400 votantes de las bases de la CONAIE elegían al presidente de esta organización, la más representativa del movimiento indígena a nivel nacional; aunque no la única. Como presidente electo resultó Marlon Vargas, dirigente de la nacionalidad Achuar.

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Concluida la votación, Vargas iba cargado en hombros por sus partidarios. Su cabeza lucía adornada con el tocado de plumas de colores rojo y amarillo, con franjas azules, que simbolizan su origen amazónico. Sorpresivamente se escuchó una consigna: “¡Fuera Correa, fuera!”.

Su oponente, Leonidas Iza, buscaba la reelección al frente de la CONAIE. Presidió esta organización desde 2021. Su período de tres años concluyó en 2024; para mediados de 2025 ya estaba en funciones prorrogadas.

Sin embargo, semanas antes de la elección, dirigentes indígenas mencionaban que los postulantes para presidir la CONAIE serían tres. El más opcionado era el amazónico Marlon Vargas, cuya cercanía con Leonidas Iza por esos días era innegable. Ambos participaron en los paros de 2019 y 2022, durante los gobiernos de Lenín Moreno y Guillermo Lasso.

Los otros dos aspirantes eran Ercilia Castañeda, mocionada por lo Kichwas de la sierra norte; y, Fernando Guamán, presidente del movimiento Indígena del Chimborazo y dirigente Puruhá, quien había respaldado la candidatura de Daniel Noboa para la segunda vuelta.

Pachakutik es el brazo político de la CONAIE. El partido tiene presencia nacional desde mediados de los 90. PK dio su apoyo a la correísta Luisa González para la segunda vuelta presidencial. Esto se ratificó a fines de marzo, en Tixán, provincia de Chimborazo, donde la candidata correísta -ataviada con poncho rojo- firmó el entendimiento con Guillermo Churuchumbi, coordinador nacional de Pachakutik. Iza no llegó a la cita de Tixán, pero se conectó por vía telemática, aunque aclaró que no entregaba un cheque en blanco al correísmo.

Por el contrario, la Confeniae, rama amazónica del movimiento indígena, coqueteaba con la candidatura de Daniel Noboa, para la reelección. Una carta firmada por su presidente, José Esach, evidenciaba el apoyo.

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$!Leonidas Iza y Marlon Vargas.

Reelección frustrada

El balotaje presidencial del 13 de abril permitió a Noboa asegurar la continuidad en el poder. Noboa ganó en 19 de 24 provincias a nivel nacional, con respaldo mayoritario en la Sierra. En Cotopaxi (bastión de Leonidas Iza) subió 25 puntos entre primera y segunda vuelta. Y en Chimborazo (sede del acuerdo formal Pachakutik - correísmo) creció en 18 puntos.

Entre tanto, las habas se cocían a fuego lento y a puerta cerrada, en la CONAIE, en torno a la elección de su presidente. Una corriente mencionaba que el estatuto no permite la reelección inmediata de sus autoridades. Según esta tesis, Leonidas Iza quedaba descartado.

Pero la fiebre reeleccionaria llegó en abril. Cuatro días después del balotaje presidencial, se posicionó la candidatura de Iza para un nuevo período. ¿Su principal argumento? En la primera vuelta electoral, como candidato presidencial de Pachakutik, Iza había logrado algo más de medio millón de votos y ese resultado le otorgaba legitimidad.

Las aguas se enturbiaron. Desde la creación de la CONAIE, en la década de los 80, rige un pacto interno. La pretensión de Iza rompía el acuerdo de alternancia en el poder, al interior de la CONAIE. Este arreglo implica que dirigentes de nacionalidades de la Sierra y la Amazonía se turnen para dirigir esa organización, por períodos de igual duración, de tres años. Iza pertenece al pueblo Kichwa Panzaleo (sierra centro). Su predecesor fue el dirigente Achuar amazónico Jaime Vargas. Si bien el ramal amazónico dentro de la CONAIE (Confeniae) no es numéricamente significativo, esta alternancia reivindica el hecho de que la génesis organizativa surgió en la década de los 60, de la mano de una federación shuar entonces apoyada por misioneros salesianos. De ese germen surgió la organización indígena más representativa e importante del país, aunque no la única, pues hay otras tres.

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$!Leonidas Iza quería ser reelegido como presidente de la Conaie.

Diferencias al interior del movimiento indígena

En ese contexto se realizaron las elecciones en Quito. Para despejar cualquier sombra de duda, antes del proceso se aclaró que la candidatura de Iza era legítima, porque se había ratificado que el estatuto sí permite la reelección.

La diferencia en la votación entre Vargas e Iza fue mínima (77 votos). Otras brechas se abrieron. El ministro de gobierno de entonces, José de la Gasca, dijo que veía con ‘buenos ojos’ la elección de Vargas. Ni bien ganó, Vargas se reunió con seis de los asambleístas de Pachakutik que votaron en el Pleno a favor de la tesis de ADN, es decir, votaron con el gobierno de Noboa. Iza fustigó: “Lamentablemente, vemos a personas que integran el nuevo consejo de gobierno de la CONAIE que son cercanas al gobierno de Noboa”.

En respuesta, en su discurso de posesión, el 13 de agosto, Marlon Vargas aclaró: “No me entrego a ningún gobierno ni poder económico, (...) cuando haya que levantarse lo haremos con la fuerza que nos da la legitimidad”.

El anuncio del fin del subsidio al diesel, realizado a fines de septiembre por el gobierno, tuvo el efecto inicial de unificar la tesis del movimiento en rechazo a la medida. Con el paso de los días, dejó en evidencia las contradicciones internas. El movimiento indígena no es ajeno a la polarización que fractura a la sociedad ecuatoriana.

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$!Rueda de prensa de Marlon Vargas durante el paro nacional.

Un paro que parecía interminable

Casi un mes de paralización dejó tres muertos, violencia y represión. Imbabura, donde viven cinco pueblos Kichwas, quedó bloqueada y paralizada, con la actividad económica y turística reducida a cero, mientras el Gobierno anunciaba la llegada de ‘convoys humanitarios’, sin el contingente de la Cruz Roja, que exige cumplir protocolos y estándares mínimos. El convoy que empezó la víspera del 14 de octubre exacerbó la confrontación. El gobierno se apresuró a denunciar que había mano terrorista. Para las organizaciones indígenas, el concepto de territorio equivale al de casa colectiva. Entrar por la fuerza a un territorio es un acto de violencia extrema, desde su perspectiva.

Nina Pacari, nacida en Cotacachi en 1961, es una intelectual y jurista que en 2003 fue Canciller de la República.

En entrevista con Vistazo, explicó que “no fue un convoy humanitario sino el convoy de la muerte, que llegó con violencia a territorios, los militares entraron a casas”. Por el nivel de violencia, afirma, sin duda habrá acciones legales a nivel internacional.

En los primeros días del paro falleció el comunero Efraín Fuerez, Kichwa de Cotacachi. En respuesta, la comunidad retuvo a un grupo de militares, a quienes les sometió a una ceremonia ancestral (limpia) antes de liberarlos. Hacia el día noveno del paro, la organización Chijallta FICI, Federación de Pueblos Kichwas de la sierra norte, anunciaba el inicio de diálogos para deponer la medida. La noticia se dio a través de la cuenta en la red Facebook de FICI, pero el post fue eliminado, cuando la Unión de Comunidades de la parroquia Miguel Egas denunció que esa decisión fue unilateral. Además, desconoció el liderazgo de Mesías Flores, presidente de FICI y representante de Natabuela.

En el cantón Cotacachi, 48 comunidades se agrupan en la Unión de Organizaciones Campesinas Indígenas de Cotacachi (Unorcac). Creada en 1977 y reconocida en 1980, la Unorcac tiene filiación con la Federación de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras (Fenocin), que es afín al correísmo.

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La Fenocin es una organización indígena de alcance nacional, independiente de la CONAIE.

No solo son distintas y responden a procesos de formación independientes. La Fenocin no defiende el principio de plurinacionalidad que fue una de las plataformas de lucha de la CONAIE desde el levantamiento de 1990.

Pero hay otras dos organizaciones con carácter nacional. Cada una tiene sus dinámicas y lógicas particulares. Parte de la dificultad para iniciar diálogos que pusieran fin a la medida de hecho responde al desconocimiento de esta complejidad.

Aunque los indígenas son el siete por ciento de la población, se reconocen como 15 nacionalidades en las tres regiones. De ellas, la Kichwa abarca una veintena de pueblos indígenas de la sierra.

Al día 23 del paro se informó el fin de la medida de hecho. En la mesa del acuerdo inicial se encontraban representantes de Unorcac y FICI. Esta vez ya se pusieron de acuerdo, pero fue entonces cuando la CONAIE informó que no había sido convocada a la mesa del diálogo y desactivó el fin de la medida. Desde el Gobierno, el dedo acusador apuntó a Leonidas Iza y Guillermo Churuchumbi como causantes de la agitación interna.

Cuando se cumple casi un mes de la medida, la CONAIE informó que deponía el paro, pero la Unorcac desautorizó esa declaración, asegurando que seguiría en pie de lucha.

Desde 1990, cuando el movimiento indígena saltó a la esfera pública con el primer levantamiento que trajo a Quito a decenas de miles de distintos pueblos, con una agenda de 16 puntos, es la primera vez que la protesta se encapsula en un territorio específico.

La estrategia del gobierno buscó focalizar el paro fuera de Quito (el centro del poder). Al hacerlo, desplazó el centro de gravedad fuera de la capital. Esto generó una nueva dinámica. Dio visibilidad a estructuras organizativas locales (de primero y segundo nivel, atadas a territorios), y también exacerbó las contradicciones internas.

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$!Unorcac anunció que seguirá en resistencia, pese a que la Conaie comunicó el fin del paro nacional.

Cuatro organizaciones indígenas

La Federación Ecuatoriana de Indios (FEI) fue fundada en 1944, por miembros del Partido Comunista del Ecuador y líderes Kichwas de la sierra centro y norte. De sus filas salió Dolores Cacuango. Surgió en el contexto de la desestructuración del sistema de hacienda, según el antropólogo Fernando García Serrano, en el libro “Del Sueño a la Pesadilla: el movimiento indígena en Ecuador”. Desapareció en los 90 y resurgió en 2003 como Confederación de Pueblos y Organizaciones Indígenas y Campesinas del Ecuador. “En su asamblea de 2006 se declaró aliada a Rafael Correa”, escribe García Serrano.

La Confederación de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras (Fenocin) surgió a fines de la década de los 60, vinculada a la iglesia católica, a sindicatos y al partido demócrata cristiano, explica García Serrano. En los 80 creó nuevas relaciones con el partido Socialista, que se partió en dos cuando una facción creyó ciegamente en el correísmo.

El Consejo de Pueblos y Organizaciones Evangélicas del Ecuador (Feine), que nació en 1982, respondió a la llegada de iglesias de esa denominación al país. Su núcleo duro se asienta en Chimborazo. Si bien en un inicio se declaró apolítica, creó el movimiento Amauta Jatari, luego convertido en Amauta Yuyai, como su brazo político electoral, advierte este autor.

La CONAIE se define como una confederación de cuarto nivel, porque agrupa a estructuras provinciales (tercer nivel), cantonales (segundo) y comunitarias (primer nivel). Por eso defiende su fortaleza territorial. Conformada en los años 80, tuvo una agenda anti-Estado que fue mutando. Una década más tarde creó su brazo político electoral, Pachakutik. En 2021, este partido obtuvo el mejor resultado en urnas de toda su vida política, cuando Yaku Pérez obtuvo el 19,3 por ciento de votación en primera vuelta. Estuvo a un tris de pasar a balotaje.

Fuente: Fernando García Serrano, “Del sueño a la pesadilla: el movimiento indígena en Ecuador”.

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