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¡Caiga quien caiga! sí, siempre que se cuide sigilosamente el buen nombre y la honra de las personas.

miércoles, 25 enero 2023 - 17:51
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    Los ecuatorianos deambulamos exhortos viendo cómo se repite este impresentable guion de nuestra clase gobernante, que francamente nos tiene cansados y decepcionados a la gran mayoría de ciudadanos.

    El sector público y particularmente los sectores estratégicos, no dejan de ser la eterna incubadora de la podredumbre más grande cuando de corrupción se refiere.

    El caso “Encuentro” es una nueva muestra de cómo los gobernantes en el Ecuador siguen sin saber cómo lidiar con la eterna corruptela que permanece enquistada, incluso aparentemente, a lo largo de varios gobiernos. Parecería que se sigue repitiendo la grotesca fórmula de los allegados al poder, o fue el tío o fue el hermano y ahora parece que el cuñado de un primer mandatario que es acusado de corrupción a gran escala gracias a su cercanía con el poder.

    El aliciente, o tal vez agravante, dependiendo del prisma con el que se lo quiera ver, es que estos gravísimos supuestos actos de corrupción son destapados no gracias a través de la Fiscalía o menos aún de pomposas secretarías anticorrupción que no han servido, esta última por lo menos “para maldita es la cosa”, como prueba la reciente renuncia de su ex titular Luis Verdesoto, quien renuncia a su cargo abandonando el barco en el peor momento de la tempestad sin haber logrado nada dentro de su gestión, pero presentando un incendiario informe sin firma que veamos si cala en Fiscalía.

    Conocemos nuevamente de estos actos repudiables gracias a una prensa de investigación libre e independiente, que si bien tomo nota del debate que ha generado al interior de periodistas serios y de larga trayectoria por sus formas, no deja de ser menos cierto que se lo hace de manera valiente y frontal con el afán de desenmascarar a corruptos (varios huidos ya) que merecen el repudio de la sociedad y su máxima condena en apego a la ley.

    Algo que sin embargo quiero alertar y recordar a este grupo de valientes y jóvenes periodistas, es que lo deben hacer con mucha rigor y cautela, cuidando celosamente el buen y bien ganado nombre de quien así lo merece. Cuidado con manchar o mancillar equivocadamente a quienes nada tienen que ver con el presunto entramado de corrupción, porque no solo estarían causando un irreparable daño a la reputación de buenas y honorables personas, sino que además estarían dañando y perjudicando a su propia investigación.

    Perplejos permanecemos los ciudadanos ante este nuevo escándalo de corrupción que convive en medio de la pugna de poderes con la separación de los consejeros de Participación Ciudadana de parte de los jueces de la Corte Constitucional; y del circo de las actuales campañas electorales, en donde solo hemos visto aflorar al burdo populismo magnificado a través de campañas en redes sociales que lejos de tener propuestas para las ciudades, sus habitantes o en el marco de la consulta popular, se han centrado en atraer el voto de los incautos mediante bailes y tarimas, en muchos casos por medio de cuestionadas candidaturas que de ganar, no nos sorprenda mañana su pobre actuar.

    Reitero mi mensaje al grupo de periodistas, sigan adelante con su valiente investigación. Sí, ¡que caiga quien caiga! Pero por favor mucho ojo con mancillar el buen nombre de quienes nada tengan que ver.

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