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¿Cómo matar el emprendimiento?

viernes, 19 febrero 2021 - 06:29
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    Por Alberto Acosta-Burneo
     
    El país todavía no supera las  luchas estériles de ideologías  que creen que la vida en sociedad es una lucha eterna entre grupos  antagónicos: capitalistas vs. trabajadores, productores vs. consumidores, ricos vs. pobres, etc. Estas disputas solo benefician a los políticos  que logran capitalizar los sentimientos de odio y envidia, pero no contribuyen en la que debería ser nuestra  única lucha: en contra de la pobreza.
     
    El problema es que estas ideologías fracasadas se basan en un  error: considerar que la riqueza es  estática. Como una torta en la que  si uno coge un pedazo más grande,  otro se queda con un pedazo más  pequeño. En ese mundo irreal, el  que unos ganen implica necesariamente que otros pierden. 
     
    Pero en el mundo real, la riqueza aumenta permanentemente por  las decisiones de inversión permitiendo que todos puedan mejorar al  mismo tiempo. Esto significa que,  mientras las relaciones sean voluntarias, la búsqueda del interés personal beneficia a todos. Recordemos que el enriquecimiento solo lo  logra quien satisface mejor las necesidades del resto (sus clientes). Así  es como los emprendedores mejoran la vida de todos.
     
    Lamentablemente, en el país  castigamos al emprendimiento y la  inversión. A los microempresarios  se les dedicó un “impuesto a la renta miope”. Se trata de un impuesto  del dos por ciento sobre las ventas  que pagan incluso cuando registran  pérdidas. En época de vacas flacas, los microempresarios deben pagar  un impuesto sobre una renta que  no generaron.
     
    La situación tampoco es mejor  con los emprendedores de mayor tamaño. La carga corporativa en Ecuador alcanza 42,6 por ciento (aquí se  incluye participación de trabajadores,  impuesto a la renta e impuesto a los  dividendos) superando el promedio  regional de 31,6 por ciento.
     
    Reconozcamos que la única manera para crear bienestar es generando riqueza real a través de la  producción (dimensión desconocida para nuestros populistas). Cuando el ahorro se transforma en inversión, eleva nuestra capacidad de  producción, genera empleo y pago  de salarios beneficiando a todos. Impulsemos el círculo virtuoso de ahorro-inversión producción. ¡No matemos más emprendimientos! 

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