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Laura Dern: Con Hollywood en las venas

miércoles, 24 marzo 2021 - 05:11
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Por Jorge Suárez

 

Es hija de dos grandes del cine y tiene a su haber 54 filmes, así como ganar el Óscar a mejor actriz de reparto en "Historia de un matrimonio" en el 2020. Su vida está llena de esfuerzo y rebeldía.

 

La pantalla no la favorece, las cámaras no recogen su elegancia natural, su atractivo de mujer y ese algo que separa a las actrices del resto de las mujeres. Ya lo dijo el famoso productor de cine David O. Selznick: “Hay dos tipos de clase… la que se tiene y la que no se tiene”. Y Laura Dern es ejemplo superior a la frase. En persona, la actriz irradia prestancia física, inteligencia, fuerza de carácter, don de gentes, sentimentalismo y decisión. Es ese tipo de mujer que obliga, si la vemos en la calle, a volverla a mirar, a observarla.

Rebelde e independiente

El hecho de ser hija de dos grandes actores, Bruce Dern y Diane Ladd, ha servido para revivir aquello de que “quien lo hereda, no lo hurta”. Además, su carácter es fuerte, a veces indomable. Ella recuerda que cuando tenía 13 años fue contratada para rodar un filme en otra ciudad, en locaciones lejos del hogar y su madre negó el permiso necesario pues era menor de edad y Diane Ladd no quería, en el fondo, que su hija fuese actriz. Laura, sin pensarlo dos veces, la llevó a un tribunal y pidió su emancipación. Previamente le había dicho: “Si pudiera tocar piano ¿me amarrarías las manos a la espalda y me dirías que tengo que esperar hasta que cumpla 21 años? La emancipación le fue concedida pero la película resultó un fiasco. Este carácter nació en sus años escolares, cuando era vista por sus compañeros como bicho raro por su caminar encorvado, porque sabían que sus padres eran de la contra-cultura popular y Laura se estaba llenando del misticismo oriental, del radicalismo político y sus compañeros de aulas venían de la burguesía. 

De Scorsese a Jurasic Park

Sus intervenciones, sin crédito alguno, en “White Lightining” (1973) o cuando tenía seis años (nació el 10 de febrero de 1967) en “Alicia ya no vive aquí” (1974), de Martin Scorsese, interesaron a los productores que siempre andan tras una figura juvenil que pueda convertirse en gran actriz. Para entonces participaba en “Zorras (1980) con Jodie Foster hasta convertirse en la actriz fetiche del famoso David Lynch por su trabajo en “Terciopelo azul” (1986), no sin antes figurar en “Máscara” (1985), junto a Cher. En 1991 mereció postulación al Óscar por su actuación en “Corazón salvaje” (1990) y luego con “El precio de la ambición” (1991), donde trabajó con su madre. 

Vinieron luego filmes que asentaron sus bases y sobre todo “Mundo jurásico” (Jurasic Park, 1993), que la puso en la cumbre, al igual que sus entregas siguientes. La fama era suya pero no se contentó y comenzó a aceptar contratos para la televisión, donde llegaría a tener 27 intervenciones, entre ellas su gran labor en la serie “Blanco relámpago”. Así fue teniendo éxito en ambos campos. 

Buscadora del arte, no le importó desempeñar roles que no fuesen estelares. Piensa que es el intérprete quien eleva al personaje, no el puesto que exhiban los créditos y lo cual la ha llevado a intervenir en 54 filmes, recibir tres nominaciones al Óscar, ganar el secundario del 2019 y la satisfacción de haber sido ella y su madre, las únicas “madre e hija” nominadas al máximo galardón del cine. 

Se dispuso entonces a trabajar en la serie “Ellen” (1994-1998) que protagonizaba Ellen Degeneres, iría en “El episodio del cachorro” (abril 30 de 1997), en el que la Degeneres “salió del closet”. Saltó la teleaudiencia, hubo críticas y aceptaciones, pifiaron unos, aplaudieron otros.  Los productores la pusieron en la lista negra por apoyar a Degeneres. Durante dos años sus papeles escasearon. En una de las pocas entrevistas Laura declaró: “No solo fue un bache en el sentido profesional, sino que también recibí amenazas de muerte”. En otra ocasión dijo: “Nuestro tributo (como actores) es el de darle voz a aquellos que no la tienen”.

Y llega el Óscar

Luego de sus romances con los actores Kyle MacLachian,  Jeff  Goldblum y  Billy Bob Thorton (que la dejó por Angelina Jolie) contrajo nupcias con el guitarrista Ben Harper, era diciembre del 2005. Se divorciarían en el 2010, luego de tener dos hijos. 

La televisión fue más consecuente y la llamó para algunos telefilmes y el cine para un pequeño rol en “Parque Jurásico III” y “Yo soy Sam”, ambas del 2001. Su carrera se había reiniciado. La contrataron para la serie “Pequeñas y grandes mentiras” (2017-2019) junto a Nicole Kidman y Reese Witherspoon. Entonces le llegó el papel de la abogada especialista en divorcios de la película “Historia de un matrimonio”. Ella, prácticamente, se comió la cinta: fue inteligente y despiadada, consejera y crítica mordaz, buscando siempre lo mejor –económicamente- para su clienta, sin misericordia alguna para el cónyuge, que ve terminar su matrimonio. El papel le dio el Óscar pues ninguna actriz, en aquel año, en su categoría, generó con brillantez tal descarga de electricidad zigzagueante y se convirtió en el dique emocional de la mujer que se divorcia. 

Sin embargo, al momento de dar su discurso en la noche del Óscar estaba muy lejos de su cáustica abogada. Sus frases resultaron ser clara demostración del amor que guarda para sus progenitores: “Algunos afirman que  ‘nunca conocerás a tus héroes. Pero yo digo que si eres realmente afortunado, los tienes en tus padres. Así es que comparto este premio con mis héroes de la interpretación, mis leyendas: Diane Ladd y Bruce Dern´”. 

Con su discurso, Laura revivió situaciones y personas mientras las cámaras dejaban ver el rostro y las lágrimas de su orgullosa madre. Así, leyendo su carta astrológica (Acuario) podemos afirmar que: “A mucha gente le gusta el arco iris; los artistas lo pintan, los soñadores van en pos de él, Laura les gana a todos: ella vive allí”.

 

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