Emprender un viaje desde la Antártida hacia países con aguas más cálidas como Ecuador, Perú, Colombia, Panamá o Costa Rica no es tarea fácil. Sobretodo para las ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae), que en medio de esta ruta crítica que realizan todos los años para reproducirse y dar a luz a sus crías, se enfrentan a varias amenazas.
Este largo camino empieza en los polos del planeta, el hogar de esta especie. Allí las ballenas aprovechan las épocas de mayor recursos marinos, que son generalmente a inicios de año, para alimentarse de krill (crustáceo), sardinas y peces pequeños.
Aunque las ballenas jorobadas pueden medir hasta 16 metros y pesar un poco más de 30 toneladas, no tienen dientes. Tienen "barbas", una especie de pelos que están compuestos de queratina y que tienen la función de un cernidor para que los peces pequeños se queden enredados.
Es decir, que ellas no comen cosas más grandes que el puño de una mano y por eso están consideradas como uno de los animales menos agresivos y peligrosos del mundo marino.
Cuando el clima cambia en la Antártida a finales de febrero, ellas emprenden su camino hacia los trópicos. En las aguas ecuatorianas se las puede apreciar desde junio hasta finales de agosto. De hecho, según datos del Pacific Whale Foundation cerca de 10 mil ballenas jorobadas llegan a Ecuador cada año y más del 40 por ciento de ese total regresa al país.
"Ellas migran por partes, no es que las 10 mil están en ese momento. En junio llegan los machos solteros y los más jóvenes. Es decir, los que tienen menos oportunidades de apareamiento porque las hembras siempre escogen a los machos con más experiencia. Las últimas en llegar y en irse son las hembras preñadas, por eso es que las crías se empiezan a ver desde agosto", detalla Cristina Castro, especialista en Especies Marinas y directora en Ecuador del Pacific Whale Foundation
Las ballenas jorobadas hembras suelen ser más grandes que los machos. ¿La razón? Tienen mayor capacidad para almacenar alimento, producir leche y alimentar a sus crías. Ella liberan feromonas una vez al año, por eso es que el proceso de apareamiento es tan salvaje que los machos pueden llegar a matarse entre ellos para estar con la hembra.
Ese comportamiento es otra manera de diferenciarlos. Los machos suelen tener cicatrices y rasguños por todo el cuerpo que son el resultado de sus enfrentamientos o peleas.
Ecuador, por ejemplo, es uno de los países que funciona como una zona de apareamiento. Si durante el avistamiento de ballenas se observa a un grupo de cinco o 10 animales, generalmente suele ser una hembra y varios machos tratando de conquistarla.
Y sus técnicas de conquista son justamente lo que más cautiva a los turistas: los saltos, las salidas para arrojas agua por la boca y el movimiento de sus colas.
Pero, es importante que los botes mantengan la distancia adecuada para no interrumpir este proceso natural. Las ballenas tienen una esperanza de vida entre 30 a 40 años y otra característica de esta especie es que su cola funciona como una huella dactilar y los sonidos que emiten son parte de su identidad.
"Los cantos también sirven para identificarlas. De hecho, los machos sobretodo, bajan hasta cierta profundidad para emitir sus cantos. Estos chocan con las ondas del océano y se pueden escuchar a miles de kilómetros. Las investigaciones científicas muestran, incluso, que cuando una ballena llega a un grupo nuevo adquiere el dialecto o el canto más común de esa manada. Y eso también es importante en el proceso de reproducción", destaca Paolo Piedrahita, docente-investigador de la ESPOL.
Cuando inicia la época de avistamiento de ballenas jorobadas, se suele ignorar el por qué detrás de su migración y sobretodo, su labor en el ecosistema durante ese recorrido.
¿Qué hacen? Al ser depredadoras de peces pequeños como el krill o las sardinas, son reguladoras naturales de estas poblaciones. Además, cuando viajan, su piel funciona como un medio de transporte para otras especies mucho más pequeñas u organismos que se van quedando a lo largo de su ruta migratoria. Pero, quizá, su rol más importante es su contribución para combatir el cambio climático.
Al ser animales que miden hasta 16 metros, sus movimientos en las profundidades y en la superficie del océano atrae el plancton que es una especie que genera oxígeno y captura carbono.
"Desde hace 30 años escuchamos que el cambio climático va a acabar con el mundo. Esto se debe a que el mar ha sido el que ha luchado contra este problema, porque es el que produce la mayor cantidad de oxígeno del planeta y eso sucede porque estos grandes animales atraen el plancton a la superficie", explica Cristina Castro.
Pero ni ellas, que son uno de los animales más grandes del océano, están exentas de las amenazas producidas por el ser humano. La contaminación por desechos como el plástico, las redes de pesca, el turismo y embarcaciones no reguladas o la coalición con barcos son los principales problemas que ponen en riesgo la subsistencia de esta y otras especies marinas.
Los contaminantes como los microplásticos, pesticidas o petróleo se acumulan en la grasa de las ballenas y esto a largo plazo les genera problemas como bajas tasas de fertilidad, problemas de funcionamiento en el organismo hasta reducción en su esperanza de vida, entre otros.
Proteger a esta especie no será posible sin el apoyo de la ciudadanía y el turismo responsable. ¿Cómo hacerlo? No arrojas plásticos en zonas naturales, no comprar tours a embarcaciones no reguladas, no solicitar a los conductores de botes acercarse demás a las ballenas y, sobretodo, recordar que estos animales están en un proceso crítico que no debe interrumpirse.