Sostenibilidad

Violencia simbólica en universidades: Un problema invisible que limita a las mujeres en Ecuador

Un proyecto impulsado desde la Universidad Católica de Cuenca busca visibilizar un fenómeno normalizado: los estereotipos y comentarios que desalientan a las mujeres en su desarrollo académico y profesional.

El proyecto Percepciones estudiantiles sobre violencia simbólica basada en género nació en 2023 con un objetivo claro: visibilizar un fenómeno que atraviesa silenciosamente la vida de miles de jóvenes. Su impulsora, la investigadora Johanna Reyes -Reinoso, quien es parte de la U. Católica de Cuenca, explica que la idea surgió de su trabajo en redes de la sociedad civil, donde identificó cómo la violencia simbólica afecta de manera diferenciada a las mujeres.

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“Decidí analizar el tema en específico con nuestro grupo de investigación, debido a que la violencia simbólica es la dominación a través de significados, discursos y prácticas culturales que perpetúan relaciones de poder desiguales; este control muchas veces pasa desapercibido”, cuenta Reyes. Lo que encontró fue un patrón preocupante: estereotipos y comentarios aparentemente inofensivos que desalientan a muchas jóvenes a seguir carreras dominadas por hombres.

$!Especialistas en temas de violencia de género durante un evento. Se han organizado conversatorios y actividades colectivas para socializar sobre esta problemática.

Quizá muchas de las mujeres que pensaban estudiar una carrera de ingeniería deciden al final no hacerlo porque las dinámicas en las aulas suelen reforzar estereotipos de género, relegando a las mujeres a roles secundarios y perpetuando la idea de que los hombres son líderes naturales”, explica la docente.

La violencia simbólica, explica, se manifiesta en gestos cotidianos que pasan desapercibidos. “Es aquella que se reproduce a través de estereotipos, que no se la puede visualizar fácilmente, pero que puede ir desde tratar con diminutivos a las personas hasta pensar que siempre la mujer de la reunión será la que toma notas, mientras los hombres deciden”.

Para Reyes, lo grave es que se ha normalizado. Y las cifras que recoge su investigación revelan la magnitud del problema.

Por lo menos uno de cada tres estudiantes a lo largo de su vida universitaria ha atravesado una situación de violencia. No necesariamente ocurren dentro de la universidad; el 74% de casos se da en espacios privados, aunque sus efectos se manifiestan de manera clara en el aula

En el caso de las mujeres, los datos son aún más alarmantes. “Una de cada tres ha experimentado algún tipo de violencia de género mientras desarrolla sus estudios. Y lo más alarmante es que el 25% decidió no contarle a nadie”, advierte. Muchas prefieren recurrir a amigas o familiares, pero una de cada cuatro guarda silencio. Esto confirma la urgencia de trabajar en la sensibilización.

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Frente a esa realidad, Reyes y su equipo han impulsado acciones de concienciación. Entre ellas, murales en los campus universitarios con un mensaje contundente: ‘No es normal, no es cultural, es violencia’. También han organizado conversatorios y actividades colectivas cada 25 de noviembre, fecha emblemática de la lucha contra la violencia hacia las mujeres.

El objetivo del proyecto es claro: transformar la cultura. “Queremos que la sociedad valore y diga: sí, existe este problema, ¿qué vamos a hacer para afrontarlo?”, sostiene. Por eso, una de sus estrategias es trabajar con niñas y adolescentes para empoderarlas desde temprana edad y que, al momento de elegir una carrera, no vean límites impuestos por estereotipos patriarcales.

La propuesta es integral: visibilizar, sensibilizar y transformar. En palabras de Reyes, “la tarea es colectiva: reconocer lo invisible, romper el silencio y transformar los espacios educativos en entornos seguros ”.

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