Sostenibilidad

El volcán Chimborazo resiste a la deglaciación acelerada en Ecuador

A Ecuador solo le quedan seis glaciares. El último en extinguirse fue el del volcán Carihuairazo, en 2024. Si estos ecosistemas desaparecen peligra el agua en épocas de sequía, especies aún no descubiertas y memorias ancestrales.

Aunque desde hace 12 años José Cayambe se dedica al turismo comunitario, sus manos ásperas y rojizas por el frío extremo del páramo delatan su verdadera vocación: el campo. Él tiene una pequeña choza a lo alto de un cerro que queda en una de las faldas del volcán Chimborazo, en la comunidad Chorrera Mirador.

Su trabajo de guía comunitario, inicialmente, no llegó por voluntad propia. Al estar dentro de la Reserva de Producción Faunística Chimborazo, el Ministerio de Ambiente obligó a sus habitantes a detener toda actividad que involucre la tenencia de animales introducidos o mascotas, para preservar fauna nativa como vicuñas, lobos o venados de páramo.

Esto no fue lo único a lo que don José, como lo conocen, se tuvo que adaptar. "Todo era nieve. En 1994 hice cuatro veces cumbre en el volcán Chimborazo y recuerdo lo blanco que era. Ahora, el hielo de todas las montañas se derrite por el calentamiento global y eso nos apena mucho", comenta con su mirada nostálgica clavada en el paisaje.

$!Para las comunidades indígenas, los glaciares son parte de sus raíces culturales e incluso, algunos continúan la tradición de realizar rituales de agradecimiento.

La vista desde su pequeña choza parece una postal turística. Cuando el cielo está despejado se puede apreciar al volcán en todo su esplendor. De hecho, esta imagen es con la que crecieron y a la que están acostumbrados a ver los habitantes de la zona, como don José.

Pero el Chimborazo o "Taita", como se le conoce en kwicha, no es el único que ha sufrido una transformación. En 2024, el glaciar del volcán Carihuairazo, ubicado en la provincia de Tungurahua, en una zona limítrofe con el Chimborazo, fue declarado oficialmente extinto.

Es el primer volcán en perder por completo su glaciar en este siglo XXI. En el siglo pasado ya se perdieron los del Tungurahua, Cotacachi, Sincholagua, Chiles y Corazón.

LEA: Descubren en Costa Rica el primer tiburón nodriza naranja del mundo

De hecho, dos años antes de esta noticia, la comunidad denominada "Rebelión Científica Ecuador" colocó una placa que dejaba la profecía:

"Aquí yacen los vestigios del glaciar del Carihuairazo. El calentamiento global produjo una reducción drástica de su superficie. A partir de hoy, en pocos años, habrá desaparecido por completo".
$!Placa de advertencia de pérdida de glaciar del Carihuarazo, en el 2022, que anunciaba su muerte.

Hoy, Ecuador solo tiene seis glaciares y todos, eventualmente, están condenados a la extinción. ¿Por qué? Desde la mirada de los glaciólogos, existe un factor clave para su supervivencia: la línea de equilibrio. Esta línea marca la altitud mínima que necesita un glaciar para mantenerse estable.

Actualmente, se encuentra en los 5.100 metros. "Esto significa que todos los glaciares situados por debajo de esa altitud están condenados a desaparecer. Por eso ya se fue el Carihuairazo y el siguiente en la lista es el Iliniza Sur", destaca Adrián Soria, director de la Fundación Cumbres Blancas Ecuador.

El problema no termina ahí. esta línea no se queda quieta: sigue subiendo porque las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero no han dejado de aumentar desde el período industrial. Pero la desaparición de los glaciares no solo es una preocupación científica: tiene un efecto dominó que genera estragos ambientales, sociales y económicos.

Agua en decadencia

Tomás Azas y su esposa Blanca Punina, ambos de 45 años, viven en la comunidad de Cunugyacu. Para acceder a la zona, se debe tomar la carretera Ambato-Guaranda hasta el sector de Yacupartina y luego girar a la izquierda. Desde la entrada, toma 15 minutos llegar en carro, pero si hay mal tiempo, la única alternativa es realizar una caminata de 45 minutos.

Cunugyacu está en una zona privilegiada. Además de la flora y fauna andinas propias del lugar, se encuentra en medio del Taita Chimborazo y el Carihuairazo. Esta locación, precisamente, hace que sus habitantes como Tomás y Blanca vivan una dualidad: el paisaje con y sin glaciar.

$!Tomás y su esposa Blanca Punina viven en Cunugyacu, una comunidad en medio del Volcán Chimborazo y Carihuairazo. Ellos viven la dualidad de ver el paisaje con y sin glaciar.

Pero más allá de ese panorama, hay un problema mucho más profundo como el ciclo del agua. Y aunque en Ecuador la principal fuente de abastecimiento de agua es a través de los páramos, los glaciares cumplen un rol clave en este ciclo hidrológico.

Cuando hay sequía, como la que ocurrió el año pasado por ejemplo, los ecosistemas de las zonas más bajas entran en pausa. En ese momento, los glaciares comienzan a derretirse lentamente y aportan el agua necesaria para mantener caudales mínimos en los ríos.

¿Qué pasa si los glaciares desaparecen? Las épocas secas van a ser más difíciles de sobrellevar. Y, aunque esto suene como una proyección climática, ya se siente y sucede, sobre todo, en las comunidades indígenas.

LEA: El silencio anticipado de las ballenas azules podría ser una alarma ambiental, advierte estudio

"La época de sequía es cuando más sufrimos. Allí se pierde un 10 por ciento del agua que generalmente tenemos", cuenta Tomás.

Aunque él es guía comunitario, su familia subsiste principalmente de la ganadería. Entregan 20 litros diarios de leche a diferentes intermediarios que lo utilizan para hacer queso que llevan a Guayaquil y a otras grandes ciudades. Pero para esto y otras actividades indispensables como cocinar, bañarse e hidratarse, necesitan agua.

Pese a que en la zona ya están relacionados con los términos de "cambio climático" y "calentamiento global", están conscientes que eso no es lo único que genera un impacto en estos ecosistemas.

$!Fotografía del Volcán Carihuarazo, en Tungurahua. Su glaciar fue declarado extinto en el 2024.

Hace algunos años la comunidad tenía chanchos, borregos y otro tipo de animales que destruían las principales afluentes de agua de origen glaciar. "Con la gente de la comunidad decidimos sacrificar a los animales para recuperar el agua. Hace 12 años, el Carihuairazo era todo blanco, lleno de nieve y hielo. Pero ahora, la mayor parte es roca. Desde que comenzamos con la siembra de polylepis y retiramos el ganado del páramo, los ojos (fuentes) de agua han empezado a recuperarse", comenta Tomás.

La falta de agua, desde la mirada científica, tiene una explicación. Robert Hofstede, biólogo especialista en Páramos y docente-investigador de la Universidad San Francisco de Quito, explica que hay muchas zonas alrededor del Carihuairazo donde el uso de la tierra no ha sido óptimo.

"El páramo se encuentra en mal estado de conservación y perdió su capacidad de retener el agua por erosión, por compactación del suelo y por desaparición de vegetación. Entonces, esta zona ha sido afectada por factores históricos del uso de la tierra", destaca.

LEA: Concurso 'Voces en Acción' premia el talento periodístico en sostenibilidad: conoce a los ganadores

Pero esta lucha no es algo exclusivo de las comunidades aledañas a los glaciares. Si bien, estos ecosistemas no dotan del cien por ciento de agua a las ciudades, sí alimentan afluentes importantes como el caso de la fuente Casimiro Pazmiño que se origina en el Volcán Chimborazo y que abastece a casi cinco mil personas, en Ambato.

$!La fuente de agua Casimiro Pazmiño proviene del volcán Chimborazo y abastece a cerca de 5 mil personas en Ambato.

Tesoro oculto

Los glaciares tienen otra pérdida silenciosa e irreversible: una de las relaciones más simbólicas en este ecosistema es el de la Chuquiragua (planta que crece en zonas de deshielo), con el colibrí conocido como "estrellita del Chimborazo". Si no hay glaciar, no hay Chuquiragua. Y sin Chuquiragua, los colibríes se van. Es decir, que se rompen procesos que se han desarrollado durante milenios y que no podrán recuperarse aunque se vuelvan a plantar estas flores en los mismos lugares.

Además, las montañas altas funcionan como islas, muy similares a las Galápagos. Para los animales adaptados al frío del páramo, no es posible cruzar bosques o ríos para llegar a otra cumbre. Cada montaña es un mundo aislado. Pero con el retroceso glaciar, esas "islas" se encogen, se fragmentan o desaparecen. Y con ellas, también se van sus habitantes.

LEA: Ecuador crea el Corredor de Conectividad Palora-Pastaza para enfrentar cambio climático y proteger territorios indígenas

Y los ríos de origen glaciar albergan albergan macroinvertebrados que aún no son identificados por la ciencia. "Se trata de todo un entramado de vida que colapsa y que ni siquiera alcanzamos a dimensionar", destaca Soria.

Cosmovisión andina

En 1960, el Carihuairazo tenía grandes glaciares que incluso, años después se estaba cocinando una propuesta para acondiciones pistas de esquí en la montaña. Para los andinistas, incluso, era como una montaña de iniciación en la ruta de los glaciares.

Esta popularidad hizo que varias organizaciones construyeran cabañas para formentar el turismo comunitario. De hecho, en Cunugyacu quedan las cabañas de Mechahuasca, dirigidas por locales y que están de camino al Carihuairazo. Entonces, ¿qué pasó?

LEA: Proyecto de ley en Ecuador busca proteger legalmente las olas: ¿por qué es importante para la Costa?

Cuando desapareció el glaciar de este volcán, los turistas empezaron a escasear y de acuerdo a varios testimonios recabados por Vistazo en la zona, las capas blancas de hielo es justamente lo más demandado en las visitas.

$!La comunidad de Cunugyacu tiene una de las pocas propuestas locales para visitar el volcán Carihuairazo y su extinto glaciar.

"Si no hay nieve, nadie quiere ir porque solo ven la roca. Si van al Chimborazo, por ejemplo, buscan el hielo para sacarse fotos. Pero si no lo encuentran y no lo tocan, se van insatisfechos", detalla Manuel Gualancañay, uno de los guías comunitarios del Centro de Servicios Turísticos Casa Cóndor, de la comunidad Pulingui San Pablo, ubicada en las faldas del volcán Chimborazo.

Esto se traduce en las cuentas mensuales. La comunidad ofrece desayuno, hospedaje y cena por 33 dólares, por persona, al día. Y aunque Casa Cóndor destaca de inmediato por la comodidad de sus instalaciones, las grandes montañas que adornan el paisaje y la calidez de su gente, apenas reciben cinco visitantes al mes.

$!Manuel Gualancañay, guía comunitario del Centro de Servicios Turísticos Casa Cóndor, de la comunidad Pulingui San Pablo, en las faldas del Volcán Chimborazo.

Y aunque la demanda sea baja y continúan con los servicios, se podría generar un problema a largo plazo. "Si no ven un ingreso, empiezan a cultivar el páramo que es lo que tenemos que conservar. Pero no es culpa de la gente, porque ellos tienen que comer. Necesitamos que se den cuenta que por más que se vaya el glaciar, queda la montaña, quedan los relatos y sobretodo queda la comunidad que necesita apoyo para subsistir", destaca Adrián.

Y es que el turismo no representa una ganancia muy alta para las comunidades de la zona, porque muchas veces los paquetes de visita al Chimborazo o trekking hacia el Carihuairazo son realizados por agencias ubicadas en las grandes ciudades. Esto hace que no sean muy incluyentes con los sitios de hospedaje y propuestas que ofrecen las comunidades indígenas.

Esto no es lo único que ha quedado de lado. Para la cosmovisión andina, el glaciar no solo es hielo y las montañas son mucho más que un paisaje bonito. Existe una leyenda andina que cuenta que el Taita Chimborazo estaba casado con la Mama Tungurahua, pero apareció El Altar como amante. Entonces, el Chimborazo, furioso, desató su enojo y acabó con los dos.

"Con estas historias se explicaba la geografía, pero también se reconoce a las montañas como deidades vivas: el Taita, la Mama, los Apus. Para quienes viven en las ciudades se pierden paisajes. Pero para las comunidades, se pierden dioses", manifiesta Adrián.
$!En épocas se sequía, los glaciares se derriten lentamente y aportan agua necesaria para mantener caudales mínimos en los ríos.

Don José es un ejemplo de eso. Todos los días hace un ritual de agradecimiento a la Pachamama e incluso, le pide permiso para iniciar sus labores del día. Esta rutina es algo que hacía su abuelo, pasó a su padre, a él y ahora se lo transmite a sus seis hijos.

"Ellos (las montañas), son como nosotros y tenemos que cuidarlos. Del Taita nace el río Guayas y nosotros lo mantenemos", explica don José. Cuando un glaciar desaparece, no solo se va hielo. Se va un dios, un guardián, un ciclo de vida que ha sostenido a pueblos y ecosistemas durante milenios.

Si deseas saber más de los rostros detrás de la desglaciación en Ecuador, mira el reportaje audiovisual.

Más leídas
 
Lo más reciente