En el escudo nacional de Ecuador, el volcán Chimborazo aparece cubierto de blanco. Pero ese blanco, símbolo de identidad y orgullo, se desvanece con rapidez. Entre 1992 y 2010, el ‘taita’ Chimborazo —como se le conoce en Kichwa— perdió más del 50 % de su glaciar.
Y hoy, la situación es aún más crítica. A diferencia de otros glaciares de América Latina que se benefician de su cercanía para conservar el hielo, el Chimborazo ha quedado solo.
En 2024, perdió a su “vecino glaciar”: el Carihuairazo, ubicado en la provincia de Tungurahua, fue declarado oficialmente extinto. La pérdida de los glaciares no solo implica la desaparición del hielo, sino también de fuentes de agua, biodiversidad y medios de vida para las comunidades locales.
En zonas como el Carihuairazo, la economía también se ve afectada: con el hielo se va el paisaje que atraía a los turistas, y con ello, una fuente clave de ingresos.
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Pero, ¿por qué seguir visitando la montaña aunque ya no tenga hielo?Adrián Soria, de Cumbres Blancas, lo resume así:
Este reportaje multimedia de Revista Vistazo explora las causas, impactos y rostros humanos detrás de la crisis glaciar en Ecuador. Es un llamado a la ciudadanía a valorar y visitar lo que todavía existe. Porque sí: aún hay hielo, pero la pregunta urgente es ¿hasta cuándo?