“Mikuy” es una palabra en quechua que significa comer o alimentarse, un término que para muchos niños del Ecuador representa una de sus principales falencias y necesidades durante su crecimiento.
Esta problemática se ve reflejada en la desnutrición crónica infantil, un problema de salud que se produce cuando un infante no recibe los nutrientes que necesita durante un periodo prolongado, afectando su desarrollo y crecimiento.
Según la Encuesta Nacional de Desnutrición Infantil 2023–2024, del Instituto Nacional de Estadística y Censos, el 19,3% de los niños y niñas menores de 2 años presenta esta condición. En comparación con otras regiones, Ecuador es uno de los tres países en América Latina con niveles más altos de desnutrición infantil, superado únicamente por Haití y Guatemala.
Lea también: El costo de la desnutrición
Factores como el acceso limitado a agua potable segura —realidad en más del 56% de los hogares rurales—, las condiciones de vivienda y los controles de salud durante los primeros 1.000 días de vida también son factores determinantes que pueden agravar el crecimiento físico y cognitivo durante la infancia.
Según la Unicef entre 1993 y 2021, Ecuador desarrolló alrededor de 12 programas relacionados con salud y nutrición, pero la curva de la desnutrición crónica infantil en menores de cinco años casi no se redujo.
Hoy la necesidad de combatir esta problemática de salud es apremiante y consta entre una de las funciones de María José Pinto, actual vicepresidenta del Ecuador. Tras la ceremonia de posesión de Daniel Noboa para su nuevo periodo presidencial (2025-2029), mediante decreto ejecutivo, Pinto recibió la tarea de liderar y articular políticas integrales relacionadas con salud mental, educación intercultural bilingüe, prevención del embarazo adolescente, atención a la primera infancia y la lucha contra la desnutrición crónica infantil.
Según el documento, la segunda mandataria posee las facultades para coordinar, dirigir, supervisar y controlar la implementación de planes, programas y proyectos impulsados por entidades como el Ministerio de Salud Pública, Ministerio de Educación, MIES, la Secretaría Ecuador Crece Sin Desnutrición Infantil, y otras.
Sin embargo, la intención de erradicar la desnutrición infantil data de gobiernos anteriores. A finales del 2020, el ex presidente Lenin Moreno aprobó la Estrategia Nacional Ecuador Crece Sin Desnutrición.
Luego en julio del 2021, Guillermo Lasso, presidente de la república de esa época, dispuso la transformación de la Secretaría Técnica del Plan Toda una Vida por la Secretaría Técnica Ecuador Crece Sin Desnutrición Infantil y al siguiente año, mediante decreto ejecutivo se creó el “Bono 1.000 Días". En diciembre del 2023, María José Pinto fue designada como Secretaria Técnica Ecuador Crece Sin Desnutrición Infantil.
Durante el 2023, esta secretaría ejecutó un presupuesto de 10.8 millones de dólares. En su informe de rendición de cuentas, se resalta el combate a la desnutrición crónica infantil en niños y niñas menores de 2 años, a través de acercamientos con GAD’s municipales, y el mapeo de proyectos para conseguir potenciales cooperantes internacionales junto con las Agencias de Naciones Unidas y de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID), la Unión Europea y otros.
Lea también: Encuesta de desnutrición infantil está casi lista: 23 mil niños serán censados
También, indica que se desarrollaron diversas participaciones para promover la unificación de la Ley de Primera Infancia, una normativa que busca garantizar el desarrollo integral y la protección de los derechos de niñas y niños en su primera etapa de vida, desde la concepción hasta los 6 años. La misma fue aprobada por la Asamblea Nacional en marzo de 2025 y promulgada en el registro oficial en mayo del presente año.
La vacunación, controles en los centros de salud a mujeres gestantes, cuidado de desarrollo infantil, inscripción temprana, también son servicios que ayudan a prevenir y reducir la desnutrición crónica infantil
Marta Caballero, docente investigadora de la universidad UNIR, destaca la importancia de la lactancia materna exclusiva como una de las estrategias más efectivas para reducir este problema.
La Unicef indica que además de afectar a las personas que lo padecen, la desnutrición tiene un fuerte impacto en el desarrollo económico y social de los países. En Ecuador, los gastos asociados a la malnutrición —como salud, educación y pérdida de productividad— representaban hasta el 2021 el 4,3% del producto interno bruto (PIB) ecuatoriano.