Nacional

Pablo Villavicencio, de indocumentado a activista

lunes, 30 julio 2018 - 07:06
Facebook
Twitter
Whatsapp
Email

Recuerden bien el nombre de Pablo Villavicencio, porque el perfil de este ecuatoriano de 35 años despunta. Sus primeras palabras a la prensa luego de ser liberado de la cárcel, un evento transmitido en vivo que tuvo a Nueva York en vilo el pasado 24 de julio, fueron para reclamar por un trato más justo a los migrantes. Antes de viajar a Estados Unidos en 2008, Villavicencio fue vendedor de TV Cable y de compañía cervecera Brahma, y trabajó como maletero en el aeropuerto de Guayaquil.
 
En Nueva York repartía pizzas hasta que fue arrestado en una base militar el 1 de junio. La dignidad con que él y su esposa Sandra Chica afrontaron el caso los convirtió en rostros de la lucha por los derechos de los indocumentados en Estados Unidos.
 
 
¿Cómo fue el día de su liberación?
Extraordinario. El abogado del ICE (Servicio de Inmigración y Aduanas) no tuvo de qué acusarme, su único argumento fue que no cumplí con la salida voluntaria del país en 2010. Pero el juez, palabras textuales, dijo que yo era un ciudadano ejemplar para la nación, que no tenía ni una infracción de tránsito, mis hijas y esposa son ciudadanas y estaba en un proceso de regularización a través de mi esposa, para eso tengo cita el 21 de agosto. 
Sin embargo el juez se tomó seis horas para decidir…
 
Fueron horas eternas, mi esposa estaba en la Corte y yo en la cárcel. Me permitieron ver la televisión en la celda, todos los canales en inglés y español estaban transmitiendo en vivo. Fui al baño y en eso escucho gritos de celebración. Un compañero me grita ‘pana, alista tus cosas que te vas’. No me acuerdo más de la emoción.
 
Al salir usted denunció el abuso a los indocumentados…
Yo tenía que haber ido a un centro de inmigración y me pusieron en una cárcel criminal. Me encerraron en una celda por 72 horas para confundirme con el tiempo, para jugar con mi mente, me insistieron cinco veces que firmara mi deportación voluntaria. Luego el ICE no estaba conforme con mi libertad. Me pusieron muchos problemas en la salida, trataron de intimidarme, me decían ‘te vamos a estar chequeando, voy a estar encima de ti todos los días, las 24 horas y por el mínimo delito te traemos de vuelta a la cárcel’. 
 
¿Quién le decía eso?
El oficial de inmigración a cargo de liberarme. Hay mucho acoso al inmigrante, mucho mal trato. Y en mi caso el ICE queda muy mal, porque aseguró que en la base Fort Hamilton yo había firmado un permiso para que chequeen mis antecedentes.
 
¿Y usted no firmó ese permiso?
Nunca, mis abogados contrataron un experto forense en firmas y llegaron a la conclusión de que mi firma había sido adulterada, eso fue presentado al juez y es otro proceso que se va a seguir y que tiene consecuencias penales, todo está en manos de mis abogados de Legal Aid Society. Yo lo único que quiero es que se siente un precedente. Yo fui arrestado por mi perfil racial. No puede ser que porque hablas español, porque eres bajito, morenito, el ICE pueda arrestarte para chequear tus antecedentes sin permiso, es una política llena de intolerancia, de abuso.
 
Su mamá en Guayaquil hacía ayunos por su liberación…
Si claro, y yo también hice ayuno en mi celda, oré mucho, somos muy creyentes. Lo más difícil fue en junio cuando me dio una infección respiratoria, me llevaron a un hospital esposado con cadenas en pies, cintura y brazos, escoltado en un operativo armado como si fuera un asesino. Hasta los médicos me decían que era increíble el trato discriminatorio que estaba recibiendo, un doctor se me acercó y me dijo ‘tenga paciencia, sea fuerte, Dios existe’ y eso me ayudó.
La cobertura que ha tenido su caso es increíble…
 
Es que soy el primer ciudadano neoyorkino en ser arrestado con el IDNYC, un documento de identidad que puso el estado de Nueva York, y el primero en ser arrestado en una base militar que es un punto muy sensible, ya que el ICE en teoría no tiene acceso ahí. Ellos rompieron las reglas conmigo, por eso tuve tanto respaldo del gobernador de Nueva York, del alcalde, de congresistas, de mucha gente que no comparte el abuso de esta administración. Incluso el dueño de Facebook, Mark Zuckerberg, tuvo comunicación directa con mis abogados, les dijo que cuenten con su apoyo.
 
¿En qué colaboró el consulado ecuatoriano?
Básicamente fueron a explicarme cómo era el proceso de deportación, porque yo estaba en la lista para ser deportado. Pero yo no necesitaba escuchar esas palabras negativas. 
 
¿Ves tu futuro como líder social?
Sí, yo quiero lograr un cambio en esta nación, no solamente en mi comunidad, quiero hacerle ver a esta administración la injusticia del abuso que sufrimos los inmigrantes que venimos a trabajar honestamente. Yo amo y respeto tanto a este país, me ha dado todo, a mis hijas, a mi esposa. Hay que ser valiente para ser inmigrante y volvería a venir. Ahora que hay tanto respaldo de periodistas y autoridades locales, estamos alzando la voz y perdiendo el miedo, y estoy listo para hacer mi parte.

Más leídas
 
Lo más reciente