Ecuador ha puesto en evidencia la fragilidad del empleo y la necesidad de contar con alternativas financieras que ayuden a sobrellevar la transición, tras una serie de despidos masivos. En este escenario, el bono de desempleo que otorga el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) surge como un alivio temporal, aunque con condiciones específicas de acceso.
Más allá de la pérdida de ingresos, el desempleo significa también la ruptura de una rutina y la incertidumbre de no saber qué vendrá después. Frente a ello, el bono se convierte en una herramienta que puede marcar la diferencia si se utiliza de manera estratégica.
El beneficio está dirigido a trabajadores en relación de dependencia que hayan sido despedidos de manera intempestiva, siempre que cumplan dos requisitos: haber estado afiliados al IESS por al menos 24 meses y contar con seis aportes consecutivos previos al cese.
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El bono se entrega por un período máximo de seis meses y el monto depende del promedio de las últimas remuneraciones. Aunque no equivale directamente al Salario Básico Unificado (SBU), fijado en 2025 en USD 470, sirve como referencia para estimar los pagos.
El cálculo del bono es decreciente y corresponde a un porcentaje del salario promedio. Por ejemplo:
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Aunque el bono de desempleo no resuelve todos los problemas económicos, sí constituye un soporte en un momento de vulnerabilidad. Su correcta administración puede convertirse en el puente entre la pérdida de ingresos y la construcción de nuevas oportunidades.