Ahora resulta que ya no solo el colesterol puede ser bueno o malo. La grasa que tenemos en el cuerpo también, dependiendo de su color, puede ser beneficiosa o peligrosa y afectar o no nuestra apariencia.
El excedente que queda entre las calorías que comemos y las que quemamos permanece guardado en nuestro cuerpo en forma de grasa. Esa desagradable grasa blanquecina que todos conocemos. Sin embargo, a partir del año 2009, los investigadores empezaron a detectar que también existe otro tipo de grasa en los adultos, de color café, que en vez de acumularse en el cuerpo se transforma en calor.
Anteriormente se sabía que esta grasa marrón o café, se encontraba en bebés y en ciertos animales, pero no fue hasta que el doctor Aaron Cypess, investigador en el área del metabolismo humano la mostró a través de un escáner, ubicándola alrededor de la clavícula y el cuello, que la comunidad científica empezó a interesarse. El doctor Cypess demostró también que ese tipo de grasa estaba activa: que tomaba la energía obtenida de los alimentos y la transformaba directamente en calor y que no se acumulaba, como sí lo hace la grasa blanca.
Más allá de toda la expectativa y el revuelo que genera un descubrimiento que puede ser la solución al problema estético que representa la grasa acumulada, los beneficios de esta grasa café irían más allá de quemar calorías y estarían relacionados con beneficios para todo el sistema metabólico, según reportan los documentos de la Joslin Clinic, institución en la que se realizaron las investigaciones conducidas por Kristin Stanford y Laurie Goodyear. Lo que hicieron fue trasplantar grasa café activa en ratones de laboratorio alimentados unos con dietas normales en su contenido de grasa y otros con dietas de alto contenido de grasa. Ambos grupos que recibieron el trasplante de grasa café mostraron mejoría en la tolerancia a la glucosa, a la sensibilidad a la insulina, en peso corporal y en el porcentaje de grasa corporal.
Una hormona poco conocida llamada IL-6 forma parte de la grasa café. Las investigadoras Stanford y Goodyear decidieron hacer un nuevo experimento. A un grupo de ratones le trasplantaron grasa café con un contenido normal de IL-6 y mostraron mejoría en los mismos aspectos mencionados anteriormente. Sin embargo, a otro grupo de ratones se le trasplantó grasa café pero con un bajo porcentaje de la hormona IL-6 y en esos ratones no se apreció la misma mejoría. Quedó claro que esta hormona era la clave. En el reporte de la Joslin Clinic sobre las investigaciones, se plantea que aún hay mucho camino que recorrer sobre este tema, porque de acuerdo a las pistas que van dejando los estudios, el tema no es tan sencillo como que exista un grasa buena y una mala, parecería que la grasa blanca puede, bajo ciertas circunstancias, convertirse en grasa café, se ha empezado a llamar grasa beige a este tipo de grasa que ha pasado de blanca a café. Otro punto importante de señalar es que para que la grasa café ofrezca los beneficios metabólicos señalados, debe estar activa. Una de las maneras en que se activa es a través de interacciones con ciertas hormonas y proteínas y por la sensación de frío.
FRÍO QUE ADELGAZA
Un estudio reciente, realizado por Investigadores de la Universidad de Berkeley y publicado hace pocas semanas en la revista especializada Molecular Cell, mostró que la exposición al frío aumenta el nivel de una proteína, que es crucial en la formación de la grasa café. Cuando el cuerpo humano es sometido a temperaturas muy bajas, esta proteína llamada factor de transcripción Zfp516 estimula a que la grasa blanca empiece a actuar de manera similar a la café, quemando energía y no acumulándose simplemente. En el estudio también quedó registrado que los ratones a los que se les elevó el nivel de esta proteína ganaron menos peso que los demás.
Estos resultados refuerzan la idea de que el papel de la grasa café va mucho más allá de trabajar en la regulación de la temperatura corporal y que tiene un papel significativo en el metabolismo y la resistencia a la insulina, considerada un paso previo a la diabetes tipo 2. Entre los hallazgos que más destacan los investigadores está el hecho de que cuando la grasa café está activa no solo quema grasa, sino también glucosa, lo cual abre una puerta distinta al abordaje del manejo del sobrepeso y la diabetes.
La FASEB (Federación de Sociedades Americanas para Biología Experimental) se ha apresurado a recordar al público que estas pruebas solo han realizado en ratones de laboratorio y falta comprobar si esta exposición al frío produce el mismo efecto en humanos.
“Las células grasas pueden adoptar una serie de fenotipos metabólicos, dependiendo de las condiciones fisiológicas y de su ubicación en el cuerpo”, explica James G. Granneman, un investigador involucrado en los estudios que se han realizado en Wayne University en Detroit, y agrega que la meta a largo plazo es encontrar cuáles son los factores que se pueden manejar para lograr un tratamiento efectivo para los desórdenes metabólicos asociados al exceso de grasa.