La catedral de Notre Dame de París, arrasada por las llamas y convertida en un símbolo de la desolación, no es solo conocida por su apabullante valor artístico, sino también por haber sido escenario para la imaginación de cineastas y literatos.
"Notre Dame de París". En 1831, Víctor Hugo publicó una novela que fue un fresco del París de 1482 y con la que lanzó un mensaje sobre el estado lamentable en el que se encontraban las iglesias medievales. Creó el personaje de Quasimodo, que posteriormente pasaría a ser conocido como 'el jorobado', encargado de tocar las campanas de la catedral y servidor del arcediano.
En 1996, Disney presentó la adaptación animada de la historia de la catedral parisina, pero como es habitual en su cine, la lleno de color, de humor y de ternura, para felicidad de los niños y horror de los amantes de la tenebrista obra de Víctor Hugo.
No se habían apagado aún las cenizas del incendio, pero en redes sociales el hashtag #NotreDame, #Catedral y #Paris se hizo trending topic mundial durante todo el día, y recibió miles de mensajes que lamentaban los hechos. Entre ellos, ilustraciones que hacían referencia a 'Quasimodo' sufriendo por el colosal incendio que arrasaba la Catedral de París.
Una de las ilustraciones que se viralizó rápidamente, fue realizada por la ecuatoriana Cristina Correa, que la compartió en su cuenta de Instagram y tiene más de 160.000 me gusta. Noticiarios, diarios como 'El Universal' o 'Verne de El País', e incluso famosos como el futbolista brasileño Neymar Jr. publicaron la gráfica en sus redes.
En el dibujo se observa a Quasimodo (personaje popularizado por Disney) abrazando el emblemático monumento artístico.
La Catedral de Notre Dame sobrevivió a 7 siglos, dos guerras mundiales, media docena de ocupaciones y 1 bombardeo. Fue iniciada en 1163 y terminada en 1345 y es una de las iglesias más reconocidas del mundo. El templo ya había sufrido otro incendio en 1871, durante la Comuna de París. Al momento, hay una lluvia de promesas de financiación, tanto de instituciones como de las mayores fortunas del país, que busca paliar la conmoción que sufren los franceses por uno de sus monumentos más queridos. Hoy, en la cabeza de todo amante de la cultura, queda la imagen descrita por Víctor Hugo en su novela: ”Todas las miradas se dirigían a la parte superior de la catedral y era algo extraordinario lo que estaban viendo: en la parte más elevada de la última galería, por encima del rosetón central, había una gran llama que subía entre los campanarios con torbellinos de chispas, una gran llama revuelta y furiosa, de la que el viento arrancaba a veces una lengua en medio de una gran humareda”.
