En las últimas semanas, Ecuador enfrenta una disminución en la oferta de plátano en su mercado interno, como resultado de enfermedades como el Moko y la Sigatoka Negra, además de lluvias intensas, inundaciones, la reducción generalizada en la productividad de las fincas y el aumento del consumo interno y de las exportaciones.
Estos factores han elevado el costo del producto para el cliente final. Los consumidores denuncian que el precio del plátano verde aumentó hasta un 50%, en comparación con meses atrás; antes se podía adquirir cinco o seis unidades a $1, pero ahora se venden tres por el mismo valor.
Quienes tienen restaurantes o puestos de comida también han sentido los altos costos, algunos afirman haber comprado un racimo hasta en $30, el doble de lo que antes pagaban.
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Actualmente, más del 30% de las zonas de cultivo de plátano en el país están afectadas por el Moko y la Sigatoka Negra. Eduardo Manrique, presidente de la Asociación Exportadores de Plátano (Asoexpla), asegura que en el Moko viene afectándolos de forma creciente hace más de una década, especialmente en las provincias de Manabí y Santo Domingo de los Tsáchilas.
Las inundaciones han acelerado la propagación de esta enfermedad, ello sumado a que gran parte de los cultivos de plátano no están tecnificados y pertenecen a productores pequeños que no cuentan con los recursos para fumigar una vez que baje el agua.
“Se estima que en el país hay 12.000 productores pequeños. Es necesario fomentar un levantamiento de información, un catastro platanero que nos diga exactamente qué áreas están afectadas por el Moko, la Sigatoka y las inundaciones y qué variedades son las más dañadas en cada zona”, manifiesta.
La Corporación de Gremios Exportadores del Ecuador (CORDEX) solicitó al Ministerio de Agricultura y Ganadería convocar con urgencia a una reunión técnica para construir una hoja de ruta productiva que permita atender la emergencia de este sector. Su propuesta incluye cuatro ejes fundamentales:
La Ralstonia solanacearum Raza 2 o Moko tiene gran impacto en los cultivos de banano, plátano y otras musáceas. Esta tapa los haces vasculares e impide que el agua y los nutrientes se distribuyan en la planta, provocando su marchitez y muerte.
Si bien su contención y control es compleja, en Ecuador se plantean algunas iniciativas para combatirla. Desde el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIAP), por ejemplo, se desarrolló un microorganismo benéfico con propiedades de control biológico (Trichoderma spp.) que ofrece a la mata una mejor absorción de nutrientes y mayor resistencia, tanto a este patógeno como a la sigatoka negra.
Asimismo, desde el Centro de Investigaciones Biotecnológicas del Ecuador (CIBE-ESPOL), también se usan microorganismos benéficos para reducir la incidencia de la plaga en los cultivos, desinfectar anaeróbicamente los suelos afectados, la mejora genética de las plantas y el estudio de bacteriófagos. Como resultado, se ha logrado aislar, caracterizar y secuenciar el genoma de diferentes bacteriófagos con gran capacidad de destruir a la bacteria.
Dentro de la lucha contra el Moko, también se está probando con un tratamiento experimental, a base de aceites ozonizados de alto contenido de peróxido. La propuesta -explica su precursor, Marcelo Lillo de Texcuagro, tiene como eje una máquina de ozono y el uso de aceites vegetales.
El equipo almacena por una semana el aceite (de palma o soya) y durante este tiempo, el ozono que produce la máquina oxida el lípido, haciendo que se convierta en un peróxido de lenta liberación.
El aceite ozonizado linolénico resultante se inyecta en el pseudotallo de la planta madre de banano y a su hijo para que incremente sus defensas y se proteja de los ataques de los virus y patógenos.
El tratamiento -afirma Lillo- ha sido probado en 42 ensayos en pequeñas y grandes fincas bananeras y plataneras, a las que se les proporcionó un kit para aplicarlo, obteniendo resultados positivos en la contención de esta enfermedad, así como con la Erwinia y Mosaico.
El investigador cuenta que están en conversaciones con Agrocalidad para obtener los permisos para la comercialización de los aceites ozonizados.
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