La presentación de una obra de teatro 'drag' en la capilla desacralizada del antiguo Hospital San Juan de Dios de Quito, hoy Museo de la Ciudad, generó una fuerte polémica en Ecuador entre defensores de los derechos LGTBIQ+ y sectores de la Iglesia católica.
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La obra 'Aristócratas: Crónicas de una marica incómoda', inspirada en el universo del escritor y activista chileno Pedro Lemebel, se presentó en uno de los espacios artísticos más céntricos e históricos de Quito.
El montaje contó con la autorización del Municipio de Quito y fue impulsado por el colectivo Up Zurdas.
"Toda expresión artística o no está llamada a respetar los derechos y deberes, la fe y las costumbres de quienes profesamos la fe católica, que somos la gran mayoría de los que habitamos en Quito", afirmó el arzobispo de Quito y primado de Ecuador, Alfredo José Espinoza, al criticar el uso del espacio.
Aunque desde 1998 no se celebran eucaristías en la capilla, el prelado sostuvo que la obra "ofende gravemente la sensibilidad y la tradición histórica de la comunidad católica".
Durante la sesión del Concejo Metropolitano de este martes, el alcalde de Quito, Pabel Muñoz, sostuvo que no tiene responsabilidad directa en lo ocurrido, aunque ofreció disculpas públicas por las incomodidades causadas dentro de la comunidad católica. Afirmó que su administración mantiene una política de respeto hacia todas las expresiones de diversidad.
Del otro lado, la Federación Ecuatoriana de Organizaciones LGBT+ y la Plataforma Nacional Trans (CoaliTrans) lamentaron en un comunicado la "rápida indignación" que desató una obra cultural, frente al "silencio cómplice" sobre los presuntos casos de abuso sexual clerical contra menores.
La presidenta de la Asociación Silueta X y directora nacional de la Federación, Diane Rodríguez, pidió este martes a la Conferencia Episcopal un pronunciamiento público que condene los abusos y se comprometa con procesos de reparación.
Además del Arzobispado, organizaciones como Familia Ecuador y Tradición y Acción Ecuador calificaron la puesta en escena como "un atropello a la fe del país", pese a tratarse de un Estado laico, aunque gran parte de la población profesa la religión católica.
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En respuesta, el Museo de la Ciudad recordó en un comunicado que la capilla fue desacralizada hace 27 años y que desde entonces se utiliza únicamente con fines culturales.