Hoy, China es el socio comercial número uno de gran parte de América Latina, con pocas excepciones. Eso ha pasado porque EE.UU. se ha quedado dormido, ha ignorado la región. Afortunadamente tenemos un presidente, Trump, que dio un giro, explicó en entrevista con Vistazo Carlos Díaz-Rosillo.
El académico y estratega tiene títulos en Ingeniería Civil y Relaciones Internacionales, summa cum laude, de la Universidad Tufts. Además, en Política Pública y Gobierno; es PhD por la Universidad de Harvard. En la primera administración del presidente Donald Trump fue, entre otros cargos, director de Políticas Públicas de la Casa Blanca. Es director fundador del Centro Adam Smith para la Libertad Económica de la Universidad Internacional de Florida.
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Esto nos traslada a Ecuador. Si la solución debe venir desde adentro, ¿Cómo explicamos la fuerte ayuda de EE.UU.? Hay además información de la intención de construir dos estaciones de Homeland Security. ¿Hay contradicción?
No lo creo. Cada país tiene que tomar una decisión soberana. Desde el punto de vista de AL (América Latina), EE.UU. debe ser visto como un socio comercial y político preferencial. Creo que el gobierno ecuatoriano tomó la decisión adecuada de replantear la relación con EE.UU. y acercarse más. Hemos visto que los avances de China han sido preocupantes. Entiendo perfectamente que gran parte de la culpa la tienen los EE.UU., que han ignorado a la región por muchísimos años. Hace un par de décadas era el socio comercial número uno de AL.
Esto ha cambiado.
Hoy día, China es el socio comercial número uno de gran parte de AL, con pocas excepciones. Eso ha pasado porque EE.UU. se ha quedado dormido, ha ignorado la región. Afortunadamente tenemos un presidente, Trump, que dio un giro. Tenemos un secretario de Estado que no solamente es de origen latinoamericano sino que conoce a AL. (Marco Rubio, que visitó Ecuador en septiembre, ndlr.) El número dos, el subsecretario de Estado se crió en AL, fue embajador, eso muestra que el liderazgo ha cambiado y por razones no solo políticas y militares, sino también comerciales. (Christopher Landau fue embajador en México).
¿EE.UU. quiere tener buenas relaciones en el vecindario para desplazar a China?
EE.UU. que no tiene ningún interés en meterse en los asuntos internos de cada país, pero sí en acercarse y ser no solamente un socio importante en lo militar y político, sino sobre todo en el tema comercial. Eso no quiere decir que vamos a ver una presencia imperialista de EE.UU., por el contrario, el presidente Trump se enorgullece en decir que es el único presidente norteamericano de la era moderna que no ha metido su país a ninguna guerra y no ha enviado soldados a un conflicto bélico. Todo lo contrario, empezó a retirar tropas norteamericanas.
Para Ecuador, EE.UU. es el primer socio comercial, pero China segundo y Rusia, tercero. ¿Cómo mira el gobierno del presidente Trump al del presidente Noboa?
La relación EE.UU. y Ecuador es mejor. El presidente Noboa fue uno de dos líderes latinoamericanos que fueron a la posesión del presidente Trump. Hay un interés de colaborar y esta cooperación favorece a ambos, en temas como combate al crimen organizado y narcotráfico. Si la cooperación de EE.UU. puede ayudar a bajar índices de violencia esto puede beneficiar al pueblo del Ecuador directamente. Cualquier medida para mejorar esta relación la veo como positiva.
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En esta nueva dinámica, ¿EE.UU. anunció su intención de instalar bases de Homeland Security en suelo ecuatoriano?
No he escuchado declaraciones formales, solo intenciones. Se ha hablado de una posible base militar, sin confirmaciones oficiales. Todo esto habla de un deseo concreto de cooperación con un espacio físico donde pueda haber entrenamiento a fuerzas del orden del Ecuador, intercambios de seguridad. Todo esto demuestra un compromiso más fuerte.
En Ecuador funcionó entre 1999 y 2009 un puesto de avanzada (FOL) en Manta. Esto impedía que el crimen organizado usara el océano Pacífico para envío de droga. ¿Cabe volver a esta figura?
Es posible y supongo que es una de las opciones que se están negociando este momento.
¿Es correcto hablar de una nueva fase en la relación de ambos países?
Sí, una fase que enfatiza la cooperación en temas de seguridad y la apertura de mercados en ambos lados. La región del mundo que tiene aranceles más bajos es América Latina. El gobierno del presidente Trump ha hablado de cómo los aranceles pueden ser usados no solo como herramienta económica sino como herramienta política.
¿Es una condición sine qua non replantear la relación con China?
Más que condición es una estrategia. Entiendo la presión que tienen los líderes de la región cuando vienen los chinos y presentan proyectos de infraestructura, sea la construcción de puertos, aeropuertos, carreteras, puentes. Hay presión por aceptar esa aparente ayuda, digo aparente porque los chinos no hacen nada gratis, los costos terminan siendo muy altos. He preguntado a líderes si perciben el peligro que representa la inversión china, todos me dicen que sí. Pero entre una empresa norteamericana y una empresa china (que en realidad son agentes del gobierno chino), prefieren obviamente la empresa de EE.UU. pero desde hace muchos años éstas no entran en los concursos. Entonces, la verdadera opción es la inversión china o no construir la obra de infraestructura crítica, como el puerto, por citar un ejemplo. La estrategia es que los países de AL vean a EEUU como el socio comercial por excelencia. Si bien los chinos vienen con su tecnología, como las cámaras, llegan para espiar.
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Este gobierno ha sido frontal al denunciar el peligro.
Cuando los historiadores escriban la historia contemporánea de EE.UU. le van a dar crédito por esto. Tanto republicanos y demócratas, que nunca se ponen de acuerdo en nada, sí concuerdan en que hay que poner el foco en este peligro. Por cinco décadas EE.UU. se acercó a China, pensaba que mientras más comercio se incentivara, más capitalistas iban a volverse, más democráticos serían. Hoy tenemos un capitalismo que funciona a favor del gobierno comunista y son más autoritarios que nunca.
¿Trump cambió el paradigma?
Sí. La estrategia es traer de vuelta esa base industrial que por décadas se fue a China. El gobierno busca que vuelva a EE.UU., si bien quizás no es factible que todas vuelvan sí que por lo menos lleguen al vecindario, ahí AL tiene la oportunidad histórica de atraer la inversión a sus economías. Esto pasa por crear condiciones, un marco legal donde el estado de derecho sea importante, seguridad jurídica, seguridad física. Si una empresa decide si se va de China y vuelve a AL, debe encontrar un ambiente adecuado. Esto se va a traducir en inversión y en empleo, y por cierto, menos gente en las calles, protestando porque no logra cubrir sus necesidades básicas.