Un modelo a seguir
Según el Índice Global de Innovación, en los primeros 10 lugares están Estados Unidos y los países europeos. En los siguientes cinco están China (11) y Canadá con el número 15 y en el puesto 16 Israel. Asediado por décadas de guerra por sus vecinos árabes, algunos delos cuales no reconocen su derecho a existir, y con una población mayoritariamente de inmigrantes, hoy Israel es considerado una potencia agrícola, tecnológica y militar. Con un territorio de apenas 22.145 kilómetros cuadrados,es decir menos del 10 por ciento de Ecuador y con una población de 9,3 millones, sin recursos naturales, lo ha conquistado todo. Se han escrito libros y tratados al respecto, pero el argentino israelita Gabriel Ben-Tasgal, explicó en una reciente conferencia en Guayaquil las razones del éxito de manera sencilla.
“Resulta que Israel se ha transformado en una potencia tecnológica y eso ocurrió desde los años 80. Hay varias razones importantes y estudiarlas sería de provecho para otros países, especialmente los latinoamericanos. La primera es que la gente estudia más de una carrera porque cuando se logra combinar más de dos materias, la persona es más creativa. En nuestras universidades es una obligación estudiar más de una carrera. En América Latina hay mucha paja, demasiadas materias que son innecesarias. Y de ser posible hay que escoger dos carreras que no sean afines para así combinar las áreas. Esto debería ser una política del gobierno, determinar que existan generaciones de expertos en las áreas que el país requiere.
Lo segundo es tener una muy buena cultura del fracaso. En nuestra región, en cambio,cuando una persona fracasa no se lo cuenta a nadie. Por ello, la gente no aprende, y si fracasa, después no arriesga. Si se habla del fracaso de manera natural, se entiende su importancia para el aprendizaje. Esto debería lograrse a través de los medios de comunicación. A un millonario, antes que sus éxitos, hay que pedirle que cuente sus fracasos y cómo le sirvieron para lograr los éxitos. Tercero, una maldición que tiene Ecuador y muchos países de la región es contar con terrenos fértiles, abundante agua,climas con horas de sol diaria. Esa bendición se vuelve maldición porque la gente no es creativa para superarse. Nosotros no tenemos nada más que sol y arena, hemos tenido que ser innovadores para poder sobrevivir. El gobierno de países con recursos abundantes debe promover que estos sean una reserva y trabajar como si el país no los tuviese para generar alternativas distintas a las que existen. Por último, hay que construir una marca país. En mercadeo hay dos aspectos claves -USP y ESP-. El primero es Unique selling proposition (propuesta única de venta) y el segundo es Emotional selling proposition (propuesta emocional única de venta). Israel tiene como marca ser una potencia tecnológica y en su propuesta emocional está su gente, que es religiosa y creativa. Lo emocional perdura a través del tiempo. Así se crea Estado y cuando llega una crisis como la pandemia, el Estado funciona: Israel tenía dinero y salió a comprar vacunas y nos protegió. Cuando un Estado no funciona, la población lo siente y esto le pasa una factura. ¿Cuándo tuve una crisis dónde estabas? ¿Para qué pagué impuestos?”.
Todo esto nos lleva a preguntar, más aún ante la espantosa visión política actual, ¿cuál es la emoción que nos une a los ecuatorianos? ¿Dónde están los políticos con esa mentalidad para hacer cambiar la mentalidad actual? El futuro pertenecerá a los países innovadores y Ecuador podría caminar hacia allá. La verdadera revolución no está en regresar al pasado o seguirnos lamentando por lo que fue si no en construir ese nuevo camino. Hay modelos mejores a seguir, como es elcaso de Israel.
