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Un relajo bien organizado

lunes, 6 diciembre 2021 - 19:53
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    Es muy peligroso que los políticos convocados en la Asamblea (oficialistas y opositores) se acostumbren a que las leyes entren en vigencia por el dogal de los plazos o los enredos y las interpretaciones procedimentales, antes que por el elemental debate parlamentario.

    Un gobierno que proclama el encuentro no puede jactarse de meter un gol en tiempos suplementarios y asumir el desgaste de ser el autor de una reforma tributaria que, al menos en la conversación cotidiana, significa el paquetazo a la clase media impuesto por el FMI...

    El presidente Guillermo Lasso y su gabinete, poco eficiente a la hora de posicionar narrativas, dicen que sin las cuentas gubernamentales en orden no hay crecimiento económico. Pero ahora que las encuestas reflejan el debilitamiento,sus palabras y explicaciones se contrastarán con las de unas oposiciones expertas en fingir demencia.

    Sí, con la Ley de Desarrollo y Sostenibilidad Fiscal, más que impuestos, el Gobierno se jugaba su viabilidad y respetabilidad parlamentarias, por lo que el escenario del archivo, simplemente, no está contemplado.

    Preocupa que en todas las bancadas, e incluso desde los asambleístas convergentes en el BAN, se resalte la poca apertura del Régimen a escuchar y ceder posiciones, pese a sus pocas curules. Pero escandaliza aún más que desde la Legislatura, la exigencia de jugosas prebendas sea la forma de apoyar al Ejecutivo.

    ¿Cómo mira Lasso este país que en Carondelet se gobierna con la derecha pero en la Asamblea se legisla desde la izquierda dogmática y el populismo? ¿Qué es lo políticamente responsable: reconocer estas divergencias y darles un cauce democrático o forzar el Ministerio de la Ley para no caer en los chantajes?

    Más allá de las suspicacias que levantó el correísmo, al no apoyar la moción del archivo de la reforma tributaria, propuesta por Pachakutik, y que viabilizó el escenario de su entrada por el Ministerio de la Ley, queda claro que Lasso ya no obviará a la bancada más nutrida cuando se trate de sumar votos o superar bloqueos.

    Al poco interés que Pachakutik pone a los acuerdos de mayo con el Gobierno cabe apuntar el estrés que a un ala de la ID le produce mantener el acercamiento que Xavier Hervas trazó con los indígenas. Y qué decir de la forma en la que el PSC se distanció de UNES por el informe contra Lasso por los Pandora Papers.

    Carondelet ha sacado provecho de todo este relajo bien organizado, pero no será así siempre. De allí que urge volver a los dos bloques bisagra que están más cerca de su visión: el PSC y la ID. Son casi 30 legisladores con los que se puede pensar en la agenda de inversiones y una reforma laboral responsable. Se sabe que Lasso tiene formas de conversar con Cynthia Viteri, Henry Cucalón o Pascual del Cioppo para catar el ambiente socialcristiano y, dentro de la misma Asamblea, su amistad con Carlos Falquez puede serle muy provechosa.

    Con el partido naranja, el diálogo sigue abierto y hay formas de que el discurso de mayor apertura que Wilma Andrade y Dalton Bacigalupo posicionan, tenga un mayor efecto en el resto de la bancada. Claro, todo dependerá del valor que Lasso dé al diálogo y de lo que la contraparte le exija a cambio de gobernabilidad.

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