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El fracaso de los cínicos

miércoles, 31 mayo 2023 - 16:16
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    El juicio político terminó por convertirse en un juicio contra los políticos. Guillermo Lasso fue interpelado por una Asamblea indigna y sus honorables se fueron a la casa porque nunca escucharon la interpelación que les hacían los ciudadanos. Enajenados por su permanente boicot, no cayeron en cuenta de que caminaban hacia el más torpe de los fracasos.

    Con insistencia se repite que todos perdieron con el mamotreto que la Corte Constitucional cohonestó, menos el correísmo. Y quizás este argumento sea lo único certero para un país que en tres meses volverá a las urnas, donde la Revolución Ciudadana parte con un cómodo 20 por ciento de voto duro.

    La más golpeada de todas las agrupaciones es la socialcristiana. Le obnubiló su deseo de arrinconar a Lasso, incluso cuando todas las señales anticipaban la improcedencia del juicio político. Pero el PSC persistió, creyendo que el Régimen compraría votos y tiempo para aferrarse al poder.

    De qué les sirvió tanto encono si hoy tendrán que medirse en una nueva elección nacional, desprestigiados por su fracaso en Guayaquil y rindiendo cuentas por el pacto con los correístas que hoy espanta a su militancia más auténtica, tanto como hace 24 meses, cuando Guillermo Lasso tuvo que decirles “no”.

    Virgilio Saquicela y Esteban Torres se atragantaron con los noventa y pico de votos que los encaramaron, por 48 horas, en la cumbre del Poder Legislativo. Fueron tan poco estratégicos que la aplanadora que exhibieron el 14 de mayo, durante la renovación de autoridades parlamentarias, significó su acelerado final porque demostraron al Gobierno que iban a arrasar con todo. ¿No hubiera sido más inteligente hacer gala solo de 70 votos y así despistar al enemigo?

    Pachakutik cruzará los dedos para ver si logra una bancada igual de fuerte a la que maltrataron desde el mismo día en que Guadalupe Llori fue designada presidenta de la Legislatura, con los votos de Lasso, y no la supieron defender. Qué decir de la ID, el partido que siempre jugó a dos bandas y cuya estrategia final de extorsión política los hizo volar en mil pedazos.

    Así de irresponsable se comportó la democracia de los cínicos que hoy ha vuelto a fracasar. Perdió también ese periodismo escandaloso, que sin rigor y ninguna pizca de prudencia democrática y equilibrio emocional, minó día tras día, desde el 9 de enero de 2023, las instituciones del país.

    Que no digan ahora que con la muerte cruzada, Lasso hizo un favor al correísmo, cuando todo su trabajo de filtraciones y amarillismo estuvo al servicio de quien, más temprano que tarde, los volverá a perseguir.

    Lasso es el otro gran derrotado. Perdió la mitad del tiempo que tenía para gobernar y la debilidad que hoy lo envuelve lo deja sin aliento para ser candidato por cuarta ocasión, porque pasaría del juicio político al juicio de las urnas.

    ¿Si la muerte cruzada fue siempre un escenario inevitable, por qué no la asumió cuando tenía encima toda la popularidad de la vacunación?

    Tal vez en estos pocos meses que le quedan por delante, Lasso Mendoza pueda introducir algunas reformas económicas, incómodas para el resto de los políticos, y con ello la tendencia que tanto luchó para volver al poder no quede sepultada una larga temporada.

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