Esta es la hora de “blofear” en las apuestas electorales, porque en el calendario corresponde a la previa en la definición de candidaturas.
Tan campante como Johnnie Walker, que al consumirse en 200 países es el producto británico de mayor popularidad mundial. Así será la salida del Reino Unido de la Unión Europea, luego de disipadas las turbulencias de los especuladores profesionales en los mercados financieros donde el Ecuador no existe.
Así como tan campante saldrá el caminante electoral criollo que ha ganado casi todas las elecciones de la década. El último anuncio de Rafael Correa, de que la Corte Constitucional podría anular la transitoria que lo excluye de las próximas elecciones presidenciales, remece el tablero electoral aunque esto no se concrete –que es lo más probable– puesto que Lenín Moreno es mejor candidato que él en 2017.
Esta es la hora de “blofear” en las apuestas electorales, porque en el calendario corresponde a la previa en la definición de candidaturas. Todos “blofean” a su manera y dependiendo de las cartas que tengan a mano. El problema está en que las cartas son barajadas por las encuestas, y la verdad de la milanesa es que todas dicen lo mismo pero cada “blofeador” deja ver la parte que le conviene.
Así es como PSC/MG lanza sobre el tapete a Cynthia dejando constancia de que Guillermo Lasso los ha menospreciado, facilitando así la vuelta triunfal de Lenín Moreno que en la Asamblea es esperado con ansias por un febresborjismo reciclado bajo el membrete de la unidad. Como siempre quienes mejor “blofean” son aquellos que menos tienen que perder, y esos son el que ya ganó todo y el albacea del sillón de Olmedo. La víctima de los cómodos “bofleadores”, encaramados sobre posiciones de liderazgo vitalicio, es el que aún no gana nada y se ve arrinconado por los pontífices cobradores de pontazgo.
Las lecciones de la historia enseñan con meridiana claridad que el mejor dotado para romper el maleficio es el irresponsable al que no le importa poner patas arriba la tarima. El último que hizo eso se quedó 10 años y ahí está el meollo del asunto. Ahora no hay ninguno en esa posición privilegiada que es la que despierta el voto pasional. El esquema de poder estatal vitalicio está diseñado para que no pueda aparecer otro aguafiestas, como en su cuarto de hora fue el loco que ama condenado a vivir en el exilio. Ahora los que escrutan el conteo de votos son de la misma gallada, la campaña dura seis semanas y está prohibido hacer libremente publicidad porque el Estado encierra a los candidatos en un corralito igualitario donde a duras penas hay espacio para que se conozcan los nombres de los aspirantes, de tal modo que mientras más aspirantes hay menos espacio brinda el corralito.
Esto legítimamente solo se arregla con una dictadura elegida por el pueblo soberano, una Asamblea Nacional Constituyente convocada por consulta popular según ordena la Constitución. Que derogue en acto legislativo de plenos poderes esa maraña que ha desnaturalizado a la democracia y cese en sus cargos a quienes obstaculizarán toda iniciativa de cambio.