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Mundial 2026: análisis de Alemania, uno de los rivales de Ecuador

La Selección de Alemania finalizó primera en el Grupo A de la clasificación europea. Este año ha jugado 10 partidos: ganó seis, empató uno y perdió tres.

Ecuador jugará con Alemania en el cierre de la fase de grupos, el jueves 25 de junio en el estadio MetLife de Nueva Jersey. Será la segunda vez que ambas selecciones se medirán en una Copa del Mundo; la anterior ocasión fue en 2006, cuando los europeos golearon tres a cero a la 'tricolor'.

Era una época exitosa del fútbol alemán, ya que cuatro años antes fue subcampeón mundial. Y esa Selección del 2006, por otro lado, quedó en tercer lugar, al igual que en el mundial 2010. Ya para 2014, dirigidos por Joachim Löw, obtuvieron su cuarto título mundial.

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Pero las últimas experiencias mundialistas de Alemania no son gratificantes. En el mundial 2018, al que llegó como campeón con el mismo entrenador, quedó eliminado en la fase de grupos. Arrancó el mundial de Rusia con derrota frente a México; luego se recuperó al vencer a Suecia, pero en la tercera fecha cayó sorpresivamente dos a cero ante Corea del Sur. Finalizó en la última posición de su grupo.

Cuatro años después, en Catar 2022, el equipo era dirigido por Hansi Flick, el actual entrenador del Barcelona de España. Ese equipo también se quedó fuera del mundial en la fase de grupos. Perdió en su debut contra Japón, empató con España y pese a que venció a Costa Rica, se eliminó por tener una diferencia de goles menor que el segundo clasificado. Un año después, Flick se convirtió en el primer entrenador en ser despedido de la Selección alemana.

Su puesto fue entregado al joven Julian Nagelsmann, de apenas 38 años, quien tras años de resultados erráticos en grandes torneos, ha recuperado un poco de esa identidad que lo convirtió en campeón del mundo en 2014. ¿Pero cuáles son las fortalezas de este equipo alemán que lleva dos fracasos seguidos en mundiales?

$!Julian Nagelsmann, entrenador de la Selección de Alemania, durante una práctica.

Nagelsmann: joven experto

El actual entrenador de la Selección tetracampeona del mundo impuso su sello en los más de dos años que lleva en el cargo: agresividad estructurada, ocupación racional de los espacios y un juego que busca constantemente acelerar sin perder finura técnica.

Inició su camino en los banquillos de forma poco habitual: tras una lesión que le impidió continuar su carrera como futbolista, se volcó de lleno en el análisis táctico y el trabajo formativo. En las divisiones juveniles del club alemán Hoffenheim desarrolló una mirada innovadora, basada en la interpretación de los espacios, la presión orientada y el uso de datos como herramienta cotidiana. Su capacidad para diagnosticar partidos y mejorar jugadores jóvenes lo convirtió en una promesa dentro del ecosistema técnico alemán.

Su gran salto llegó en 2016, cuando Hoffenheim lo nombró entrenador del primer equipo con solo 28 años. Allí consolidó su reputación: transformó a un club modesto en un competidor europeo, sosteniendo un estilo agresivo, dinámico y flexible. Dirigió al club por cuatro temporadas, al que lo clasificó por primera vez a competiciones europeas.

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En 2019 tomó la dirección del RB Leipzig y llevó sus ideas a otro nivel: creó un equipo con una estructura más sofisticada, con rotaciones constantes entre líneas y una presión diseñada casi como un mecanismo industrial. En Leipzig alcanzó semifinales europeas, compitiendo sin complejos ante rivales de mayor presupuesto.

En su segundo año con el Leipzig, quedó subcampeón del torneo alemán. Fue allí cuando el Bayern Munich, quien fue campeón y se había quedado sin entrenador porque Hansi Flick se fue a la Selección, contrató a Nagelsmann. Fue en Múnich donde ganó, en su primera temporada, la Bundesliga. Pero convivió con tensiones internas y expectativas desmedidas, que provocaron su despido un poco después de la mitad de su segunda temporada en ese club.

Tras su salida, la Federación Alemana lo eligió para liderar la reconstrucción de la selección. Su etapa al frente de Alemania representa tanto un desafío personal como la oportunidad de darle identidad moderna a una selección históricamente poderosa pero que llevaba años sin encontrar un rumbo claro.

Nagelsmann trabaja con un modelo flexible, pero asentado sobre un principio básico: dominar a través del balón sin renunciar a las transiciones rápidas. Alemania suele partir de una línea de cuatro, con laterales de amplia proyección y volantes capaces de romper líneas desde la conducción o el pase vertical.

La presión alta es un componente no negociable: su equipo intenta recuperar inmediatamente cuando pierde el balón. Saben que su mayor caudal ofensivo aparece cuando roba en campo contrario y sorprende a defensas desorganizadas.

$!Florian Wirtz, mediocampista de la Selección alemana, durante un partido.

Una fórmula equilibrada

El resurgimiento del combinado germano tiene nombres propios. Jamal Musiala es quizá la figura más determinante: un futbolista que combina desequilibrio en espacios reducidos con una lectura precoz del ritmo de partido. Junto a él, Florian Wirtz aporta creatividad, pausa y una intuición privilegiada para detectar superioridades temporales. Ambos representan la nueva generación alemana, menos rígida que la de años anteriores, más asociativa y con naturalidad para moverse entre líneas.

Pese a esa juventud, aparecen jugadores de mayor recorrido como Ilkay Gündogan, quien ofrece jerarquía y claridad en la distribución, y Joshua Kimmich, ya sea como mediocentro o lateral, quien es la pieza que asegura continuidad en la circulación y agresividad en la presión. Mientras en el ataque aparece Kai Havertz, quien se ha convertido en un recurso táctico que Nagelsmann explota con versatilidad: puede ser punta móvil, falso nueve o mediapunta adelantado, dependiendo del tipo de rival y del plan de partido.

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Las fortalezas de esta Alemania se evidencian cuando logra sincronizar su presión: roba alto, ataca rápido y desarma defensas con su variedad de jugadores técnicos. También ha recuperado algo que estuvo ausente durante años: una cierta solidez emocional, que es esa sensación de que el equipo no se desmoronará ante cualquier adversidad que se presente en el juego.

Poder ofensivo en entredicho

Pero el conjunto alemán todavía arrastra debilidades estructurales. Su defensa sufre cuando la presión inicial de sus jugadores es superada; los centrales quedan expuestos a duelos largos y a espaldas descubiertas. Además, el equipo depende excesivamente del estado de inspiración de sus mediapuntas: cuando Musiala o Wirtz no encuentran líneas de pase, Alemania tiende a volverse previsible y a abusar de los envíos frontales.

La falta de un goleador de referencia pura sigue siendo un tema no resuelto. Alemania se acostumbró a tener siempre un goleador cuando asistía a los mundiales. Desde Gerd Muller, pasando por Karl-Heinz Rummenigge, 'Rudi' Völler, Oliver Bierhoff, Jürgen Klinsman, y más reciente Miroslav Klose, quien es el máximo goleadores histórico de los mundiales de fútbol.

En conjunto, la Selección Alemana actual es un proyecto en movimiento: talentosa, ofensiva, ambiciosa, pero todavía imperfecta. Ha recuperado brillo y competitividad, y aunque el camino no está terminado, el equipo muestra ese fútbol dinámico y cerebral que históricamente distinguió al país. El reto de Nagelsmann ahora es convertir esta evolución en resultados consistentes y volver a ser un actor obligatorio en las instancias decisivas del fútbol mundial.

$!Nick Woltemade, jugador de la Selección alemana, festeja un gol.

Figuras a tener en cuenta

  • Jamal Musiala: Uno de los futbolistas más prometedores de Alemania y pieza clave del equipo de Nagelsmann. Jugador del Bayern Munich de ese país, Su talento para desequilibrar en espacios reducidos, su drible y velocidad mental, lo hacen desequilibrante y determinante para crear ocasiones de gol.
  • Florian Wirtz: Creativo, con buen pie, pausa y visión de juego. El actual jugador del Liverpool no la pasa bien en el equipo inglés, pero en la Selección aporta fluidez ofensiva, conexión entre mediocampo y ataque, y mucha imaginación para romper líneas rivales.
  • Joshua Kimmich: El lateral-volante del Bayern Munich llegará a su tercer mundial con 31 años. Su polivalencia es fundamental para aportar equilibrio, manejo de balón y disciplina táctica.
  • Nick Woltemade: El actual delantero del Newcastle inglés, comprado este año en más de 90 millones de dólares, es una de las esperanza ofensivas de Alemania. Lleva apenas ocho partidos con su Selección, pero lleva 27 goles en todo el 2025.
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