La cumbre de países industrializados agrupados en el G7, que este año organiza Japón, empieza este jueves con una visita turística, aparentemente inofensiva. Antes de comenzar las reuniones en las que abordarán la economía mundial y la lucha contra el terrorismo, el primer ministro nipón, Shinzo Abe, hará de guía al resto de líderes en un escenario idílico: el santuario de Ise Singu, en un parque natural en la costa oeste japonesa. Pero el santuario es mucho más que una atracción turística: es el principal centro del sintoísmo, la religión autóctona que un día fue oficial, y para muchos japoneses contiene una fuerte connotación nacionalista.
Japón ha mostrado un mayor interés por la abolición de los elevados aranceles de importación para los automóviles nipones (10 por ciento) y productos electrónicos (14 por ciento).
El parque nacional de Ise-Shima acoge del 26 al 28 de mayo la cumbre del G7 conformado por Reino Unido, Alemania, Italia, Canadá, EEUU, Francia y Japón.