Cultura

El cine como espejo de la vejez: Xavier Chávez habla sobre ‘Viejos Malditos’

El director Xavier Chávez abordó en una entrevista con Vistazo aspectos de la película, su inspiración, los desafíos detrás de su realización y otros detalles muy interesantes.

Con profundo orgullo entrevistamos a Xavier Chávez, director de la película ‘Viejos Malditos’, su ópera prima, que se ha posicionado como una de las obras más destacadas del cine nacional actual, tanto por su propuesta visual y narrativa como por la valentía con la que se aproxima a temas pocas veces abordados en la escena local.

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A través de una mezcla equilibrada de humor, crítica social y una mirada sensible hacia la tercera edad, la cinta ha logrado llegar a distintos tipos de audiencia y abrir un necesario espacio de discusión sobre la situación de los adultos mayores en el país.

Pero más allá de su impecable dirección, guion y producción, ‘Viejos Malditos’ destaca por la fuerza de su mensaje: invita a reconocer la relevancia, la memoria y la dignidad de una generación frecuentemente relegada: los adultos mayores. Su director consigue unir emoción, sátira y cuestionamiento social sin caer en clichés, ofreciendo una obra que interpela y conmueve.

Xavier Chávez es un realizador ecuatoriano con experiencia en dirección, fotografía y animación; antes de ‘Viejos Malditos’, dirigió varios cortos y mediometrajes, como ‘El tren que anuncia mi muerte’ (2013), ‘Lía’ (2012) o ‘Maí, el gran cazador’ (2012).

Tras años de trabajo en diversas áreas de la producción audiovisual, Chávez decidió dar el gran paso con ‘Viejos Malditos’, proyecto que comenzó a gestarse en 2017 y que se convirtió en su primer largometraje, marcando un hito en su trayectoria personal y para el cine ecuatoriano.

Con este contexto, damos paso a la entrevista con Xavier Chávez, diálogo que aborda aspectos de la película, su inspiración, los desafíos detrás de su realización y otros detalles muy interesantes.

¿Cuál es la primera chispa o experiencia que originó la idea de ‘Viejos Malditos’?

La primera es la muerte de mi abuelita en el 2015. Vengo de una familia que es muy querendona, que es muy cercana a todos los familiares. Y muy cercana a la muerte de mi abuelita, falleció el abuelito de mi esposa. Entonces teníamos ese dolor súper profundo en el corazón, ese luto que teníamos y decíamos que había que desahogarlo en algo. Así que decidimos hacer una película que hable, no de nuestros abuelos; pero sí de los temas del adulto mayor.

Luego, algo que a mí siempre me dolía y me llamaba la atención es este abandono que hay entre ciertas familias o el abuso que existe, a veces, que los abuelitos van perdiendo capacidades físicas y de decisión sobre sus cosas. Esto es algo que siempre tenía presente y decía: algún rato lo voy a hacer. Cuando murió mi abuelita dije: es el momento, haré esta historia de adultos mayores.

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También está el tema de los animalitos que no puedo contar porque es un spoiler de la película; pero quería abordar el aspecto del abandono. Yo decía que los humanos somos bien crueles, nos aprovechamos y abusamos de las cosas que queremos, pero cuando ya no las necesitas, desechas. Entonces, creo que son dos temas muy marcados en la película: la crueldad del ser humano y que abandonamos y no nos importa abandonar.

$!Simón, un gato blanco con manchas que coprotagoniza el filme.

¿Qué referentes cinematográficos, literarios o personales están presentes en ‘Viejos Malditos’?

Soy una persona que desaprende, desde siempre he olvidado las cosas que me marcan porque es una manera de apropiarme las cosas. Entonces si es que a mí algo me gusta, yo me olvido y me quedo solamente con lo aprendido y luego lo termino haciendo propio.

Entonces te puedo decir de maneras generales: a mí me gusta mucho el cine asiático. En la película puedes notar que es una progresión acumulativa, no es un arco aristotélico. O sea, está diseñado para que parezca ser un arco aristotélico, porque justo los plot points están puestos exactamente en los lugares donde van. Pero te das cuenta que no hay buenos, no hay malos, son personas, son humanos todos.

El mismo personaje, el principal, es malo y bueno a la vez. Todos tienen un carácter ya sea de bueno o malo, depende del punto de vista de donde tú lo veas. Si te detienes en algún momento a ver cada personaje, te das cuenta si tiene razón en algún punto y no tiene razón en el otro. Es así tal cual como somos los humanos.

Normalmente yo hacía una comparación, cuando ves una producción de Disney, es como si te dan un pastelito, te lo comes y dices: es fresa, es chocolate. Yo creo que Viejos Malditos es como un banquete y depende de en qué lugar te sientes, llegas a probar el sabor que esté delante tuyo o puedes ir analizando y probando distintas cosas. Y eso me agrada mucho, sobre todo en la reacción del público, porque cada uno me dice: “no, es que va de animales”, “no, va de viejitos” o “va de tal cosa”, depende mucho de la mirada y de dónde venimos, eso es lo que marca la manera de ver a Viejos Malditos.

La marca de dejó Jaime Bonelli

Respecto al gran actor Jaime Bonelli, quien, lamentablemente, falleció y no pudo estar en el estreno. ¿Qué inspiración y enseñanzas aportó desde tu perspectiva como guionista-director?

Sabes que Jaime Bonelli fue una enseñanza, así en toda la expresión. Es un maestro, era un maestro, porque hasta ahora seguimos aprendiendo de él. Cuando llegó, era increíble que todos los que estábamos alrededor íbamos aprendiendo. Para mí, una experiencia súper enriquecedora fue cuando llegó con millón anotaciones en el guion, ¡parecía una biblia!, de tanto haberle remarcado, haber escrito subtextos, todo era lleno de marcas, cada cosa que decía y hacía tenía un subtexto.

Luego verlo en la actuación... digo, como guionista, él decía exactamente las palabras que yo había escrito por diálogo, pero atravesados de su arte. Entonces cuando veía que interpretaba las palabras que había dicho, pero a través de su perspectiva e inspiración tomaba otra dimensión, mucho más grande. Como guionista, me sentía verdaderamente satisfecho porque decía: qué lindo ver eso de que la otra persona le da otra pinturita, otro color y le da otra dimensión.

Cambios a nivel personal y desafíos que hubo que enfrentar

¿Qué cambió en ti luego de la experiencia de ‘Viejos Malditos’?

Sabes que a mí como me gusta todo el cine, todas las áreas, me encanta desde la producción, la fotografía, la dirección, el guion. Creo que en Ecuador estamos acostumbrados que, por falta de financiamiento, a la final nos toca hacer de todo. Me parece súper chévere esa parte de haber abarcado mucho y me gusta que sea una obra muy mía al final.

Por ejemplo, una de las premisas al escribir la película fue: ¿cuál es la motivación de vida?, ¿por qué una persona sigue viviendo? Y es eso para mí, mi respuesta personal es que uno tiene que estar siempre aprendiendo. Entonces, para mí, el aprendizaje es la motivación de vida, que todo el tiempo uno siempre debe estar... a pesar de que hayas aprendido, la siguiente vez ya no es la misma, entonces cada vez es distinto.

Al conocer todo el recorrido de Viejos Malditos, tanto en desarrollo, en producción y luego en post, pensé que eso era lo más difícil. Ahora que estoy en distribución me doy cuenta que esto es lo más complicado del mundo. Realmente lo hemos sudado y es muy difícil mantenerse porque es como una lucha contra todos, es una lucha contra los cines, contra los gremios, esto es una lucha contra todas las barreras.

Sobre esto, ¿detectaste alguna diferencia en la recepción de los diferentes lugares en los que se ha proyectado la película?, si es así, ¿por qué crees que se da esta situación?

Como hicimos sin financiamiento la parte de distribución, realizamos una campaña basada en la creatividad, por ejemplo, hicimos unos naipes, ilustraciones, afiches, todo fue de a poquito. La primera semana, por ejemplo, las salas no nos daban cartelera, no nos ponían ahí, así que era una lucha; ir de sala en sala a que nos pongan. La primera semana fue así como media flojona. La segunda semana, gracias al mismo público se tuvo un crecimiento exponencial y la tercera ya era mucho más. Todo gracias a la respuesta por parte del público, que empezó a poner posts personales en sus redes sociales, llamando a más gente.

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Es un crecimiento gracias al público, gente que me dice: “es la segunda vez o la tercera vez que estoy viendo la película” y me parece tan lindo eso. Yo creo que, sin ser vanidoso, aunque al final voy a terminar siendo vanidoso diciendo esto; pero no he visto que haya sucedido con otra película ecuatoriana. Me llena muchísimo y eso me hace creer que hay la posibilidad de seguir haciendo más películas, porque mi intención es seguir haciendo cine. Viejos Malditos pasará, pero mi intención es siempre seguir queriendo hacer más cosas, que lleguen al público, que le gusten al público, porque me da la esperanza de que puedo continuar haciendo cine.

Respecto a las barreras y limitantes que han tenido que enfrentar para la promoción de la película, ¿qué te gustaría cambiar o qué se necesitaría para potenciar el cine en nuestro país?

Lo que siento es que falta creer en nosotros mismos. Falta ese apoyo de la empresa privada, no del público, porque el público ha tenido una respuesta súper linda, súper buena. Pero sí hace falta respaldo de empresas y también de las instituciones, siento que ahí es donde ha faltado un poquito el apoyo y el creerse en que sí podemos hacer las cosas.

Pero de ahí, en general, como tú dices, me gusta mucho el tema de que sea el mismo público quien muestre apoyo y difunda, nuestro público es muy genuino, se apropian de la película y expresan que es parte de ellos. Así son las obras, las obras no nos pertenecen, son libres y creo que el espectador termina cerrando el ciclo con su interpretación. Me gusta mucho esa apropiación porque ahí es cuando siento que el proyecto verdaderamente llegó a las personas.

Cuéntanos sobre tus futuros proyectos, a nivel de dirección, guion y producción a través de la productora ‘Perros Obesos’

A mí no me gusta casarme con un solo proyecto. Al principio, hace mucho tiempo, tenía un solo proyecto, era un proyecto lindísimo, llevábamos una carpeta gigante con la que íbamos a cualquier lado y me decían: “oye, tu carpeta es la mejor de todos los proyectos que he visto”, pero nunca ganamos. Así que en un momento me di cuenta que no tengo que casarme con un proyecto, sino tener varios. Así que tenemos como seis producciones listas para ser rodadas, depende del financiamiento que tengamos.

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Tampoco me gusta tener un solo género, así que tengo de todo: tengo terror, tengo algunos que son más autorales, de distintos temas. A ver cuál sale primero, tengo mucha curiosidad de saber qué es lo que va a pasar. Como creador, lo bonito es que uno termina siendo el primer espectador. Cuando escribes, te terminas sorprendiendo de lo que vas describiendo, es como si algo te atraviesa y vas descubriendo las cosas.

¿Qué mensaje darías a los estudiantes de cine y jóvenes cineastas que están formándose y anhelan crear películas?

Creo que el cine conlleva vocación, mucho de querer hacer. Si estás en este ámbito solamente porque era lo que había o porque querías, no sé, ganar dinero, no va a suceder. Pero si alguien tiene vocación y realmente lo quiere, va a suceder de una u otra manera, porque es el deseo que uno tiene y ante ello hay que meterse de lleno. Para mí el cine es un salto al vacío. Un salto al vacío: 50–50, 50% va a suceder, 50% no va a suceder. Pero creo que es la esperanza, la que uno tiene y que va a resultar. Para mí es la pasión y el meterse convencido de lo que uno quiere.

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