Shakespeare es tan genial como difícil de adaptar. Su estilo abarca tanto el drama como la comedia, las tragedias históricas y la fantasía. Cada una de sus obras de teatro es sutil, irónica, irreverente y revolucionaria.
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Con la presentación de la “Fierecilla domada”, el estudio Paulsen logró lo inimaginable: renovar y modernizar un clásico cuidando la esencia del lenguaje y la profundidad de cada personaje.
La dirección de Ricardo Velastegui que ya se había atacado a “Otelo”, vuelve a sorprender con “La fierecilla domada” que impresiona con la interpretación de textos clásicos, los roles de géneros y los constantes quiebres de una obra que hace reír y termina con un monologo genial y devastador en cuanto a la condición de la mujer.
La obra que se presenta en el Estudio Paulsen dura más de dos horas, pero vuela el tiempo. Cada actor tiene su momento de gloria y nadie se roba el show. ¡Porque sí es un show donde cada uno tiene su partidura y la toca con excelencia!
Mare Cevallos (Catalina) es una soltera amargada, rebelde y feroz; Andrés Guerrero (Petruchio), un mentiroso ambicioso, persuasivo y recursivo; Gabriela Menéndez (Bianca) la novia ideal que no resulta tan inocente; David Castro (Lucencio) idealista y romántico prometido que terminará burlado por sus creencias; Nicolás Laborda (Hortencio) pretendiente exagerado y ridículo cuya conquista quedará en el olvido; Marco Duchely (Tranio) sirviente más inteligente que sumiso, y Diego Naranjo (Baptista) padre pragmático que quiere casar a sus dos hijas al mejor postor.
¿De qué trata la obra? Un padre quiere casar a sus dos hijas Catalina y Bianca, pero primero pretende que la mayor tenga marido primero, sabiendo que es libre, fuerte y malhumorada. Aparece Petruchio que se esmerará para conseguir buena dote y se compromete a “domar” Catalina. Paralelamente, varios pretendientes compiten por el amor de Bianca, cada uno usando engaños y estrategias cómicas para ganarse su corazón.
La trama es sencilla, pero surgen temas tan actuales como la presión social que sufren las mujeres para casarse, la codicia de los hombres, la importancia de tener una voz propia, la realidad frente a las apariencias y la jerarquía social.
La obra tiene varios climax e ideas muy creativas de puesta en escena. Solo como abreboca les puedo contar que la obra empieza en la calle de Las Peñas, que los parlamentos de Petruchio son unas obras de arte, Hortencio en pretendiente amanerado con acento francés es irresistible y el bigote y “body language” de Tramio parecen sacados de una obra de Moliere.
Los últimos 10 minutos imponen vértigo con un monólogo de Catalina que ubica a Mare Cevallos en el olimpo de las actrices del momento y la idea del director de cerrar la obra con un juego de actores dividendos en cámara lenta es sensacional. A ver con urgencia.
Últimas presentaciones de la obra en Guayaquil del 29 al 30 de noviembre de 2025, con funciones de sábado a las 20:00 y domingos a las 17:00 en el Estudio Paulsen en la calle del Numa Pompilio Llona.