Enfoque

La transición energética demanda una mayor producción minera

La lucha contra el cambio climático demanda tecnologías más eficientes. Para su desarrollo, se requiere de una mayor cantidad de minerales, un proceso en el que la minería responsable tiene un rol fundamental.

La fabricación de vehículos eléctricos, paneles solares, sistemas de almacenamiento de energía y la transmisión más eficiente de la electricidad son algunas de las acciones que se están poniendo en marcha en la transición energética mundial, un cambio en el que la minería juega un rol fundamental.

Las tecnologías modernas que buscan reducir las emisiones de carbono requieren hoy en día una mayor cantidad de minerales. Según estimaciones de la Administración de Información Energética de los Estados Unidos, para los siguientes años la necesidad de litio podría crecer hasta 17 veces, mientras que la del cobre sería de 3,1. Asimismo, los requerimientos de cobalto, níquel y tierras raras serían de 4 a 6 veces más.

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El experto en regulación y normativa minera, Fabricio López, asegura que América Latina tiene una participación importante en la extracción de estos minerales, concentrando el 48 por ciento de la producción mundial de litio, cerca del 37 por ciento de la de cobre, 23,8 de grafito, 16,7 por ciento de tierras raras, 15,7 de níquel, 13,9 de zinc y un 6 por ciento de cobalto.

“Ecuador, al estar dentro de una región con alto potencial para el descubrimiento y desarrollo de proyectos mineros de donde se puedan extraer los minerales críticos, tiene una oportunidad y una responsabilidad de proveer de estos recursos que demanda la acelerada transición energética”, recalca.

Carolina Orozco, expresidenta del directorio de la Cámara de Minería del Ecuador (CME), señala que el oro, cobre, plata y zinc que se extraen localmente son parte de la demanda mundial para la tecnología verde, así como la industria de tecnología en general.

En el país se han descubierto al menos tres yacimientos de cobre de clase mundial; uno de ellos es Cascabel, en la provincia de Imbabura. “Al menos dos de estos tres yacimientos están en etapas avanzadas y estas minas podrán entrar en construcción en los próximos años, una oportunidad que el Ecuador no debe perder, siendo parte fundamental de la transición energética mundial”, puntualiza.

A nivel nacional, hay proyectos mineros muy avanzados y con una perspectiva a corto plazo de ser explotados, que podrían aumentar los niveles de producción actuales del cobre, el molibdeno y el zinc.

$!La inversión total estimada para la construcción de El Domo asciende a 240,5 millones de dólares.

A futuro, el país aspira a convertirse en el próximo destino minero más importante de la región, una vez que entren en construcción u operación al menos seis minas industriales. La fase de producción del proyecto Curipamba El Domo, de Silvercorp, por ejemplo, está prevista para finales de 2026.

La inversión total de su edificación se estima en 240,5 millones de dólares. Su planta tendrá una capacidad estimada de procesamiento de 1.850 toneladas diarias de roca mineralizada. Este yacimiento polimetálico tiene una concentración aproximada de 50 por ciento de cobre, además de oro, plata, zinc y plomo, con una producción anual promedio de 10.463 toneladas de cobre fino y 21.390 toneladas de cobre equivalente (CuEq).

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David Larenas, gerente de asuntos corporativos de Silvercorp, detalla que el desarrollo del proyecto tendrá dos etapas. La primera corresponde a la construcción e incluye instalación de campamentos, movimientos de tierra, infraestructura vial, planta de procesamiento, relaveras y desmonteras, y plantas de tratamiento de aguas. Culminada esta etapa, empieza la fase de explotación a cielo abierto.

El Domo tendrá un papel relevante en el contexto global de la transición energética, al enfocarse en minerales estratégicos como el cobre y zinc. Proyectos como este permiten al Ecuador diversificar su matriz productiva, fortalecer su balanza comercial mediante exportaciones mineras con valor agregado y atraer inversión extranjera directa”, manifiesta.

Tanto López como Orozco coinciden en que, para que las inversiones mineras se incrementen en el país, se requiere de una mayor seguridad jurídica y reglas claras, que brinden confianza a las empresas que se ven atraídas por su potencial geológico.

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