La lesión que dio inicio a su martirio, similar a una quemadura, era en realidad la temible Úlcera de Buruli, una enfermedad tropical poco conocida y devastadora.
El cambio climático, que calienta las aguas marinas de los Estados Unidos (EE.UU.t), ha generado que los tiburones blancos jóvenes lleguen a las playas del centro de California, en donde afectarían a la vida marina del lugar.