Se confirma la primera imagen de un nuevo planeta en crecimiento: esto dice la NASA al respecto
Un equipo internacional captó a un protoplaneta —denominado WISPIT 2b— dentro del hueco de un disco de polvo, a unos 437 años luz. Todo indica que aún está tragando gas y formando su atmósfera.
Se acaba de revelar la primera imagen confirmada de un planeta que todavía está creciendo. Se trata de WISPIT 2b, un gigante gaseoso joven que se esconde en un hueco dentro del disco de polvo y gas que rodea a su estrella, ubicada a 437 años luz de la Tierra.
El hallazgo, descrito por la NASA y publicado en la revista Astrophysical Journal Letters, marca un antes y un después en la astronomía moderna.
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Hasta ahora, los científicos habían observado estructuras en discos protoplanetarios que sugerían la presencia de planetas, pero nunca se había logrado una prueba visual tan clara de un mundo en pleno proceso de formación.
La primera imagen de un planeta “bebé”
Los astrónomos identificaron a WISPIT 2b gracias a un detalle clave: su brillo en luz H-alfa, una longitud de onda que delata la caída de gas caliente sobre un objeto.
Esa “firma” confirma que el planeta aún está acumulando material para construir su atmósfera, es decir, sigue creciendo.
Según las estimaciones iniciales, WISPIT 2b tendría una masa cercana a cinco veces la de Júpiter y una edad aproximada de cinco millones de años, lo que lo convierte en un verdadero recién nacido en términos cósmicos.
La observación fue posible gracias a un esfuerzo conjunto de instrumentos de última generación: el sistema de óptica adaptativa MagAO-X del telescopio Magallanes, en Chile, y el Very Large Telescope (VLT-SPHERE), que permitió analizar la estructura del disco.
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Esta confirmación visual es considerada histórica porque demuestra, por primera vez, cómo los mundos jóvenes interactúan con el material de su entorno.
Qué significa este descubrimiento para la ciencia
La imagen de WISPIT 2b abre una ventana única para entender cómo nacen los planetas gigantes. Los científicos podrán medir su ritmo de crecimiento, estudiar si posee un disco propio donde podrían formarse lunas y analizar cómo su presencia modifica la estructura del anillo de polvo que lo rodea.
Además, este hallazgo permite contrastar los modelos teóricos con datos directos. Se sabía que los huecos en los discos podían deberse a la presencia de planetas, pero ahora se tiene la evidencia visual de que esa hipótesis es correcta.