“Somos lo que hacemos, el hábito nos define”, señala Anselmo Ramos y enumera los nueve puntos que hacen la diferencia entre las personas “altamente creativas” y el resto.
A continuación un extracto de su presentación en el Congreso de Ideas, Innovación y Creatividad (Reinvention):
SON VALIENTES. No temen atreverse a dar pasos que nadie ha dado, por eso son innovadores. El miedo es el enemigo mortal de la creatividad, sostiene y agrega: “Donde hay miedo hay límites y donde hay límites no hay creatividad”.
SON IDEALISTAS. Tienen un “algo” que alcanzar que los hace levantarse cada mañana y los pone en movimiento. Son gente que piensa en grande y actúa en grande. Sobre todo, no tratan de encogerse, de achicarse, de disimular sus fortalezas para que otras personas que los rodean no se sientan inseguras.
SON CURIOSOS. Estas personas tienen una inquietud, un cierto brillo en la mirada que Ramos dice reconocer cuando está entrevistando a alguien para un puesto, ese afán de llegar al fondo de las cosas… “eso, o lo tienes o no lo tienes, no hay nada que hacer”.
NO TOLERAN LA MEDIOCRIDAD. Uno puede elegir hacer todo como el resto o ser el mejor. El mundo está lleno de gente que hace lo mismo y se conforma, pero así no se sobresale. Las personas altamente creativas no se contentan con salir del paso cuando se les presenta un desafío, están comprometidas a hacer lo mejor que pueden siempre.
VEN EL LADO DIVERTIDO DE LAS SITUACIONES. Usualmente son gente que sabe divertirse, que ríe en el camino. Ramos está convencido de que quien juega, cree en lo que hace y se compromete, pronto podrá celebrar sus logros.
SON FRANCOS. Esta característica es bastante simple. Estas personas no se enredan evitando decir lo que realmente piensan, hablan siempre con la verdad. Cita al ex CEO de General Electric, Jack Welch, quien sostiene que no decir la verdad es un acto de egoísmo.
CONFÍAN EN SU INTUICIÓN. Escuchan esa voz interior que les da luces sobre un tema. Están acostumbrados a conectarse con su inconsciente y a tomar en consideración la información que de ahí obtienen.
TIENE UN ESPÍRITU LIBRE. En este aspecto cita dos principios clave. El primero: no hay reglas. El segundo: no olvidar el primero.
SON PERSISTENTES. Sostiene que si no existe este factor, de nada sirven los ocho anteriores. Hay que ir detrás de lo que se piensa, perseguir esa idea hasta concretarla. “No hay que tener miedo de ser estupendo”, concluye.