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Ecuador reanuda las tradicionales procesiones de Viernes Santo suspendidas por la pandemia

viernes, 15 abril 2022 - 14:21
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Miles de fieles católicos volvieron a participar, luego de dos años de pandemia, en multitudinarias procesiones de Viernes Santo, en las que agradecieron por haberse salvado del COVID-19 cargando enormes cruces y arrastrando cadenas.

En Quito, donde se venera la imagen de Jesús del Gran Poder, hombres y mujeres vestidos de cucuruchos -personajes que visten túnicas moradas y grandes conos sobre sus cabezas- recorrieron las calles del centro histórico al ritmo de cánticos religiosos y marchas fúnebres.

Esta manifestación religiosa inició en la Plaza de San Francisco; allí la comunidad Franciscana fue la encargada de su organización y de salir a las calles con la imagen de Jesús del Gran Poder.

Cucuruchos y verónicas, María Magdalena, penitentes, almas santas, saumeriantes y personas vestidos con el ‘traje de la piedad’, quienes recibían donaciones para la iglesia y entregaban estampas religiosas a los fieles, fueron parte de los personajes que acompañaron a la imagen de Jesús del Gran Poder.

Esta procesión tiene su inicio en el año 1961 fue una iniciativa del sacerdote Francisco Fernández, y se la realiza los Viernes Santos, para recordar la muerte de Jesús. La escultura de Jesús de Nazaret fue diseñada en el siglo XVII, en palo de balsa, por un padre del que sólo se conoce su nombre: Carlos.

Los cucuruchos son uno de los principales personajes de esta peregrinación, ellos caminan descalzos, cubiertos con un traje morado que los mantiene en el anonimato, y que les permite expurgar sus pecados. Algunos llevan cadenas en los pies y cargan cruces de madera; así lo hizo Rommel Pulamarín. “Yo hago esto en agradecimiento al señor Jesús, por todas las bendiciones que nos ha dado, por la fe que le tengo a él. En esta pandemia no ha pasado nada con mi familia, todos estamos con bien y salud”.

Otro de los personajes de la procesión son las verónicas, quienes representan a las mujeres de Jerusalén que lloraban mientras Jesús era llevado al sitio donde finalmente fue crucificado. Las verónicas acostumbran a vestirse de negro, en señal de luto. Siempre llevan unos lienzos, en representación de la mujer que le limpió el rostro a Jesús.

Para cumplir una promesa, Marjorie de Pérez se unió por primera vez este año a la procesión, en la que se estima participan unas 250.000 personas.

"En la pandemia mi esposo casi se va, le prometí a nuestro Señor del Gran Poder que iba a estar aquí después de que le diera la salud", contó a la AFP la mujer de 43 años.

Como ella, Susana Panchi, de 62 años, acudió a la caravana por décimo año para pedir por su bienestar y el de su familia.

"Vengo luchando contra mi cáncer y agradezco a mi Dios por mi salud", señaló a la AFP Panchi, agregando que "Dios mediante no me ha cogido ese covid".

Las procesiones también volvieron a Guayaquil, uno de los primeros focos de la pandemia en América Latina, con muertos hasta en las calles tras el colapso de los sistemas sanitario y funerario.

Los feligreses recrearon el viacrucis en la procesión de Cristo del Consuelo, una imagen que convoca a unas 500.000 personas.

Siete de cada diez de los 17,7 millones de ecuatorianos se identifica con la religión católica.

Tras dos años de pandemia, que deja unos 866.000 contagiados y 35.500 muertos en el país, el gobierno resolvió suspender las restricciones de aforo impuestas para contener los contagios ante la baja tasa de positividad de las pruebas. Sin embargo, mantiene la obligatoriedad del uso de mascarilla y el distanciamiento social.

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