El sur de Quito no tiene agua potable desde el pasado 9 de julio, cuando se produjo un deslave que afectó a la tubería que traslada el líquido vital desde el sector La Mica, en las estribaciones de la Cordillera Central, en los páramos del volcán Antisana.
En el sitio del deslave, aproximadamente 100 trabajadores de Agua de Quito y del Municipio laboran en un clima extremo para colocar una nueva tubería y restablecer el servicio de agua potable para el sur de la capital. El alcalde de Quito, Pabel Muñoz, indicó que el pasado 17 de julio que para el viernes se tenía previsto avanzar con el 50% de la instalación de la nueva infraestructura.
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La falta del líquido vital ha afectado a más de 400 mil habitantes del sur de Quito. En respuesta a esto, el Municipio y el Gobierno Nacional han realizado brigadas para entregar agua, cada uno por su lado.
¿Pero qué ocasionó el deslave que dejó sin agua al sur de Quito?
Bert De Bievre, secretario Técnico Fondo para la Protección del Agua de Quito (Fonag), explica que las lluvias prolongadas en la Cordillera Central saturaron el suelo superficial, de entre uno a tres metros de profundidad. Esto provocó que la capa subyacente no puede drenar al mismo ritmo que llega la lluvia nueva.
"Se sobresatura el suelo y se licúa como una colada. Causa del mortal deslave en el Tambo de Papallacta, del deslave que rompió el poliducto de Petroecuador en Paluguillo, y del último deslave en La Mica", indica el experto.
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En La Mica, en el páramo del Antisana, se registró el deslizamiento de 600 mil metros cúbicos, lo que destruyó una parte de la tubería que abastece de agua al sur de Quito.
Las condiciones climáticas en ese sector no va a cambiar, según el Inamhi. Esta institución pronostica intensas lluvias en esa cordillera, incluso con probables crecidas de ríos y deslizamientos, hasta el 20 de julio. En las estribaciones de esta Cordillera se prevé que se registren de 12 a 27 milímetros de precipitación diaria, mientras que en la Amazonía va de 32 a 54 milímetros.