Montevideo.- El presidente de Uruguay, José Mujica, visitó junto con su esposa, la senadora Lucía Topolansky, dos de los barrios de viviendas sociales en proceso de construcción, financiados por el Plan Juntos, al que el mandatario destina casi el 90% de su salario.
A falta de poco más de una semana para que Tabaré Vázquez asuma la Presidencia del país, Mujica exhortó a las autoridades a "continuar haciendo un esfuerzo por la vivienda de los más sepultados y de los que quedan en el fondo de la fila", tras recorrer las construcciones sociales en Montevideo y San José.
Rodeado por los niños beneficiados por las nuevas edificaciones, el veterano mandatario recordó que la idea para implementar este plan surgió en 2008 cuando, al visitar los barrios de menores recursos, se encontró que las viviendas precarias albergaban la mayor tasa de natalidad del país.
"Nos disponíamos a dar una vivienda para que esos gurises (niños) se críen en otras condiciones o seguíamos con un problema crónico", afirmó Mujica, quien agradeció la solidaridad de las empresas, asociaciones y personas implicadas en el proyecto social, un esfuerzo "fundamental para cultivar el núcleo familiar", señaló.
Preguntado por los planes de su sucesor respecto al Plan Juntos, el mandatario uruguayo aseguró que Vázquez planea continuar desarrollándolo, aunque ligado al presupuesto del Ministerio de Vivienda, una idea que Mujica no comparte plenamente.
En cambio, el presidente de Uruguay mostró su interés por la iniciativa, según dijo, sugerida por un empresario de determinar que por cada factura se aporten automáticamente 2 o 3 pesos (alrededor de un tercio de dólar), que posteriormente serían reembolsables bajo petición.
Así, se podrían llegar a financiar entre "4.500 o 5.000 viviendas del Plan Juntos por año", destacó Mujica, al afirmar, entre risas, que tal como son los uruguayos, pocos irían a reclamar sus pesos.
El pasado 9 de enero el veterano mandatario dio a conocer que destinó alrededor de 400.000 dólares de su salario de presidente al Plan Juntos, que aspira a atender a 50.000 familias uruguayas económicamente desprotegidas.
"Se puede gargantear todo lo que se quiera, pero a la garganta hay que prestarle el bolsillo", defendió entonces. EFE