Norbert Schady, asesor del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) dice que centros de mala calidad pueden ser perjudiciales para los niños.
En 2013, cuando Ecuador declaró al desarrollo infantil “política de estado”, se anunció la construcción de mil Centros Infantiles del Buen Vivir emblemáticos. Pero resulta que, según varios estudios, el gasto más necesario es en la calidad de los docentes, y que la infraestructura poco incide en el desarrollo mental y emocional de los niños. Ese es uno de los puntos que más recalca la publicación ‘Los Primeros Años’, que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) presentó en enero pasado y que analiza las políticas públicas de desarrollo infantil en la región.
Norbert Schady, uno de los expertos que más de cerca ha seguido los programas infantiles en Ecuador, director de este informe, dice que “Los programas de crianza no requieren infraestructura”. “Construir edificios de óptima calidad para jardines de cuidado infantil en nada aporta al desarrollo infantil si los niños no participan de forma activa, y si no se les motiva y estimula”. Mejorar la calidad, sin embargo, es “mucho más difícil que construir caminos o puentes, y mucho menos popular que inaugurar nuevos jardines de cuidado infantil”.
¿Cuáles son los principales retos del Ecuador en desarrollo infantil?
Lo que demuestra el informe ‘Los Primeros Años’ es que en la región, y en Ecuador, se ha hecho mucho progreso en términos de mejorar la salud y disminuir la mortalidad infantil. Persisten serios déficits en desarrollo cognitivo y de lenguaje y son particularmente profundos entre los niños más pobres. Esto significa que cuando empiezan la educación formal, los niños más pobres ya entran con muy altos rezagos que pueden ser de alrededor de un año y medio en su desarrollo cognitivo y de lenguaje, y consecuentemente les cuesta mucho tener el éxito en la escuela. Este nivel de rezago se ve también en Ecuador, Colombia y Perú, pero no se ve de la misma manera en Chile, por ejemplo.
Usted dice que construir edificios de óptima calidad en nada aporta al desarrollo infantil si no hay una buena calidad de maestros…
Verdaderamente, la calidad de la infraestructura por encima de un nivel mínimo importa muy poco, lo que determina el aprendizaje y desarrollo de los niños más allá de la nutrición, es la interacción entre los niños y las maestras o cuidadoras, que se ganen el afecto de parte del niño.
Los economistas Norbert Schady, asesor económico principal para
el Sector Social del BID con la ecuatoriana María Caridad Araujo,
líder en la División de Protección Social y Salud del BID.
¿Por qué es tan importante generar este vínculo emocional con el niño?
Tenemos que recordar que estamos sacando a un niño de su ambiente familiar en el cual, en la gran mayoría de los casos, la madre puede ser que ni lo estimule ni le enseñe nada, pero tiene una relación de apego, de intimidad con su hijo. Si se rompe el vínculo de afecto entre la madre y el niño y se reemplaza esto por un ambiente en que una cuidadora no logra este nexo, y se puede dificultar el desarrollo socioemocional del niño.
¿Cuál es el efecto en el desarrollo emocional del niño de que se rompa ese vínculo con su mamá y no se reemplace por otro en la guardería?
Los efectos pueden ser muy serios, y por eso hacemos tanto hincapié. Centros de mala calidad, no solo puede que no tengan un beneficio para los niños sino que hasta pueden ser dañinos. Lo que vemos en estadios que han seguido a niños desde sus primeros años, es que cuando un niño es puesto en un centro de cuidado infantil de mala calidad, sufre en su desarrollo socioemocional y tiene problemas de comportamiento en la escuela, y aún después, se ven mayores índices de criminalidad en la edad adulta. Les va peor en la vida que si se hubieran quedado en su casa con sus padres.
Varios estudios indican que las visitas domiciliarias a las madres tienen mejores efectos en el desarrollo de los niños que los Centros Infantiles del Buen Vivir, y no requieren infraestructura.
Eso en cierta manera está diciendo que la calidad de los centros infantiles no es muy buena. En la visita domiciliaria (como el programa ecuatoriano Creciendo con Nuestros Hijos) la parvularia pasa una hora a la semana con la madre, realiza un diagnóstico del nivel de desarrollo de su hijo, ofrece actividades de estimulación, y en la siguiente visita evalúa el progreso. Aquí no se rompe el vínculo afectivo y se capacita a la madre para criar mejor a sus niños. Aún con las limitaciones de los padres, cuando se los capacita bien, los resultados son muy buenos. La gran incertidumbre que hay sobre los programas de visitas domiciliarias, es que aún no se sabe cuál es el modelo adecuado para llevar este tipo de intervenciones a escala.
Pero las guarderías estimulan a que la madre trabaje, lo cual aumenta el ingreso del hogar.
Es correcto, cuando el padre y la madre pueden trabajar eso claramente aumenta el ingreso, disminuye la pobreza, aparte el hecho de que la mujer trabaje tiene beneficios en la relación dentro de la pareja. De ninguna manera quiero que el mensaje sea que las mujeres tienen que quedarse en casa, lo que digo es que si la calidad de los centros infantiles es baja, lo que tenemos es un “trade off” (intercambio), un beneficio a corto plazo del sueldo que puede ganar la madre, a costo de un posible daño a los niños en el largo plazo. Esto es más importante para las familias pobres porque son niños que ya tienen desventaja y si no reciben un servicio de calidad, se rezagan aún más.