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Terror en el cielo: ¿Qué pasó con un avión de Latam en Australia donde quedaron 50 pasajeros heridos?

martes, 12 marzo 2024 - 15:47
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Volaban sobre el mar de Tasmania, en la mitad del Pacífico Sur, a 41 mil pies de altura. El vuelo entre Sidney (Australia) y Auckland (Nueva Zelanda) suele durar unas tres horas y faltaba una para aterrizar. El arribo estaba programado para las 16h30 del lunes 11 de marzo. De pronto un sacudón y mil gritos despertaron a los que aún hacían la siesta. Uno de ellos, Brian Jokat, dijo a la televisión neozelandesa: “Todos gritaban, la persona sentada a mi lado estaba literalmente pegada al techo. El avión comenzó a caer en picada y yo pensaba: está bien, hemos terminado, es el fin”. Brian añadió que no hubo indicaciones de la tripulación que alertara de mal tiempo como suele suceder, “fue simplemente un golpe de la nada”, aseguró.

Fueron los pasajeros que estaban con sus cinturones de seguridad desabrochados y los pocos que estaban de pie, los más afectados. A bordo del Boeing 787 iban 272 personas, incluidos los nueve tripulantes. El vuelo de la chilena Latam, debía hacer escala en Auckland antes de emprender un trayecto de cerca de 12 horas que lo llevaría finalmente a Santiago.

Según el diario La Tercera de Chile, al arribo del avión, lo esperaban ya cinco ambulancias, dos vehículos de respuesta rápida y personal de alto nivel del Hato Home St John que habían sido alertados por las autoridades del aeropuerto internacional de Auckland. Los paramédicos debieron atender a 50 personas, 13 de las cuales fueron llevadas al hospital para tratar sus heridas o hematomas. Según Latam, finalmente solo dos quedaron internadas, un pasajero y un tripulante, quienes “presentan lesiones que requieren atención adicional, pero sin riesgo vital”. Un segundo comunicado reveló que quienes llegaron al hospital fueron cuatro australianos, dos brasileños, dos neozelandeses, un francés y un chileno.

¿Qué pasó?

El comunicado de la aerolínea reportó escuetamente que la emergencia se debió a un “incidente técnico” que causó un “fuerte movimiento” durante el vuelo. Remarcó la compañía que a pesar del inconveniente, el avión aterrizó a las 16h22, “de acuerdo con lo programado”.

Las investigaciones que empezaron de manera inmediata estarán a cargo de la autoridad aeronáutica de Nueva Zelanda y contarán con un delegado de la Dirección General de Aeronáutica de Chile (DGAC) como lo mandan los convenios internacionales. A ellos se podrán sumar representantes del fabricante Boeing y de la Oficina de Seguridad del Transporte de los Estados Unidos (NTSB).

Los pasajeros no pudieron continuar el vuelo debido a que el avión no solo quedó bajo control de la Junta Investigadora, sino que deberá ser revisado su certificado de aeronavegabilidad. Además, el incidente produjo daños en el techo de la cabina y en los compartimentos superiores como consecuencia de las personas que se golpearon durante el brusco descenso.

Vea también | Video muestra los minutos posteriores del "incidente técnico" de vuelo de Latam que dejó más de 50 heridos

Las cajas negras serán fundamentales para determinar las causas. Una graba las conversaciones en la cabina de pilotos y otra registra una infinidad de parámetros con los que se podrá reconstruir minuciosamente el vuelo.

$!Fotografía del avión en el que se registró el incidente, con matrícula CC-BGG.

Lamentablemente, el hecho ocurrió en un área del mar de Tasmania donde las señales del transpondedor de la aeronave no pueden ser detectadas por los radares. Los registros tienen un bache de una hora con diez minutos. Antes del incidente, el avión volaba nivelado a 41 mil píes y a una velocidad promedio de 860 kilómetros por hora. Cuando reapareció en los radares seguía a 41 mil pies pero había aumentado en 60 kilómetros por hora su velocidad. Además había ligeramente cambiado de rumbo para alinearse con la pista de destino. Así siguió volando 25 minutos más, llegando incluso a los 998 kilómetros por hora, antes de empezar el descenso.

Aunque la caja negra es la única que tendrá la respuesta definitiva, ¿qué podría haber pasado para que los pasajeros reporten una sensación de caída en picada? Eso se explicaría quizás por una eventual reducción de velocidad que hizo perder sustentación a la aeronave, ante esto, los pilotos deben dirigir deliberadamente el morro del avión hacia abajo para ganar velocidad y recuperar la sustentación. La reducción de velocidad pudo haberse originado en un fallo de los sensores externos del avión que pudieron haber enviado mensajes equivocados al piloto automático que es quien comanda la nave en esa fase del vuelo. Otra posibilidad no tan extraña en esas remotas regiones del planeta es atribuir el brusco descenso a condiciones atmosféricas repentinas que no fueron detectadas a tiempo por los sistemas electrónicos del avión.

El Boeing involucrado fue fabricado en 2015 y es del modelo Dreamliner que se precia de ser una de las más avanzadas aeronaves en servicio en el mundo. Su estructura tiene un gran porcentaje de materiales compuestos como la fibra de carbono que le otorga más resistencia y, sobre todo, permite un ambiente de cabina más húmedo que reduce la fatiga de vuelo o “jet lag”, en los pasajeros.

Las normas dicen que habrá que esperar al menos un mes para un informe preliminar y quizás más de un año para saber definitivamente qué pasó en el vuelo LA800 que aterrorizó a 272 personas en pleno cielo.

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