Internacional

Superhéroes de integridad

Blair Glencorse es el fundador de Accountability Lab, o “laboratorio de rendición de cuentas”, una incubadora de ideas para promover la transparencia que creó un programa de televisión que está haciendo historia, ‘Integrity Idol’.
 
La revista The Economist le dedica  un reportaje a un programa  concurso en donde el talento de  los participantes, todos funcionarios  públicos, no es el canto ni el baile, sino  la honestidad. El show de televisión ha  llegado a millones de personas en Nepal,  Pakistán, Liberia, Mali, Nigeria y Sudáfrica;  comenzará pronto en Sri Lanka y  se estudia lanzarlo en México, Colombia  y Paraguay. Vistazo conversó con  su creador, el inglés Blair Glencorse,  miembro del Consejo de Anticorrupción  y Transparencia del Foro Económico  Mundial. Glencorse, especializado en  Stanford en Emprendimiento Social,  trabajó en el Banco Mundial y decidió  fundar su propia incubadora de ideas  anticorrupción, que dio vida a este original  programa.
 
¿Cómo empieza Integrity Idol?
 
Hace cuatro años, trabajando en Nepal,  estábamos viendo Nepal Idol (la  versión local de American Idol) y comenzamos  a pensar en combinar algo así  con la idea de integridad y honestidad.
 
Movilizamos voluntarios por todo el  país y recibimos cientos de nominaciones.  Seleccionamos cinco concursantes,  los pusimos en televisión y radio, y le  pedimos al público que votara por sus  favoritos. La respuesta fue abrumadora,  millones de personas vieron los episodios.  Todo el proceso nos costó menos  de cinco mil dólares.
 
¿Cualquiera puede ser nominado para concursar?
 
Pueden concursar solo funcionarios  públicos porque queremos promover la  transparencia en el gobierno, pueden  ser policías, maestros, burócratas de  todo tipo. Cualquier ciudadano puede  nominarlos. No pueden concursar funcionarios  electos por votación, ya que no  queremos que esto se convierta en un  proceso político.
 
¿Cómo son los ganadores?
 
El primer ganador fue Gyan Mani,  un director distrital de educación de Nepal  de una zona donde el 90 por ciento  de los profesores faltaba, algunos llegaban  borrachos, él los denunció incluso  poniendo en riesgo su vida y logró que  el aprovechamiento de los estudiantes  suba del 14 al 60 por ciento. Otros ganadores  son, por ejemplo, una doctora  que impulsa la equidad e inclusión en  Nigeria, un farmacéutico que saca de  su bolsillo cuando faltan medicinas en  Liberia, un funcionario público en Pakistán  nominado por sus compañeros  porque se negaba a tomar viáticos del  gobierno para su uso personal, cuando  todos lo hacían.
 
 
¿Cómo comprueban la honestidad de los concursantes?
 
Por un proceso de investigación exhaustivo  y verificación de referencias,  antecedentes, entrevistas... Un panel de  jueces muy respetado se reúne para elegir  al “top 5”. Luego filmamos a esos cinco  finalistas haciendo su trabajo, entrevistamos  a su familia, colegas y contamos  historias sobre su increíble integridad.  Estos episodios se emiten en la televisión  nacional y en radio durante dos semanas,  y la gente vota por su favorito.
 
¿La idea es convertirlos en celebridades?
 
La idea es movilizar una gran campaña  que culmina con una ceremonia nacional  de premiación con la mayor cobertura  mediática posible para darles nombre  y fama. Estamos convencidos de que la  mejor manera de frenar la corrupción no  es solo castigar y humillar públicamente a  los corruptos, sino premiar y apoyar a los  que hacen lo correcto.
 
¿Cuál es el impacto de este show?
 
El programa le da a la gente esperanza  de que las cosas pueden cambiar, de  que se puede construir un mejor país.  También proporciona modelos a seguir,  héroes que inspiran a los más jóvenes a  unirse al gobierno y servir con integridad.  Es inspirador ver la influencia que  comienzan a tener los ganadores en sus  comunidades.
 
Usted dice que las personas que han estado en el poder mucho tiempo no pueden ser parte del cambio…
 
Es difícil para ellos, incluso si lo  desean. Llegar al poder implica hacer  concesiones y establecer compromisos  políticos, significa abrirse paso a través  de sistemas corruptos. Lo que hacemos  en Accountability Lab es impulsar a  una nueva generación a hacer las cosas  distinto, tratamos de llegar a su conciencia  antes de que sean absorbidos  por este sistema.
 
 
Ecuador está pasando por una tormenta de escándalos de corrupción, se discute si se debe solicitar ayuda internacional, como hizo Guatemala.
 
El proceso en Guatemala es un fantástico  ejemplo de cómo la comunidad  internacional puede desempeñar un  papel constructivo en la lucha contra la  corrupción. Pero yo siempre digo que  cuando nos enfocamos solo en las autoridades  y en las leyes, se nos olvida algo:  un enfoque en valores y ética. Necesitamos  trabajar para cambiar los valores a  largo plazo si queremos que esas leyes  funcionen. Ahí es donde intervienen iniciativas  como Integrity Idol que fomentan  un cambio cultural al demostrar que  es valioso tener integridad, que puedes  convertirte en una celebridad nacional  por actuar honestamente.
 
¿Cómo están midiendo este cambio de valores?
 
Acabamos de asociarnos con el Instituto de Tecnología de Massachusetts  (MIT) para medir rigurosamente el  impacto de Integrity Idol en los comportamientos,  las acciones, la forma de  pensar de la audiencia. Necesitamos algunos  años de evidencia antes de poder  ver patrones en los resultados. La buena  noticia es que, en general, estamos viendo  muchos cambios positivos.
 
¿Cuál es el premio para los ganadores?
 
No hay premio. Cada ganador recibe  un trofeo. En algunos países hay tradiciones  locales: en Liberia, por ejemplo,  ¡el ganador obtiene un pollo vivo! No  ofrecemos un premio financiero porque  queremos alejarnos de la idea de que el  dinero tiene que ser la motivación para  todo, lo cual es parte del problema que  estamos tratando de resolver. Queremos  dejar claro que hay verdadero honor  y gloria en ser una persona íntegra.  Los ganadores reciben para capacitación  y apoyo en sus proyectos.
 

Más leídas
 
Lo más reciente