Herodes I el Grande, rey Judea en el siglo I a.C. y asociado a una barbarie tal como la matanza de los Inocentes, falleció aquejado de un extraño mal que, todavía hoy, los expertos intentan desvelar, recoge el medio ABC.
Un episodio narrado en el Nuevo Testamento por el evangelista Mateo de forma tan escueta dice: «Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los magos».
La realidad, sin embargo, es que es una tarea más que ardua demostrar que perpetró aquella matanza en Belén, debido a la escasez de fuentes que lo corroboren.
No obstante, Herodes también fue definido como un monstruo capaz de asesinar a su esposa y a sus hijos .
El historiador judeorromano del siglo I Flavio Josefo explicó en sus textos que este controvertido monarca pasó sus últimos años de vida enloquecido por una extraña dolencia que le provocó, entre otras cosas, el nacimiento de «una gangrena en las partes genitales». Enfermedad que, al poco tiempo, derivó en el nacimiento de gusanos . El mal que le mató es todavía un misterio, publica ABC.
Según explica Flavio Josefo en su obra «Antigüedades de los judíos», ya en la vejez el monarca contrajo algún tipo de extraña dolencia que mermó de forma radical su salud.
«En vista de que no mejoraba, pues tenía cerca de setenta años, se enfureció, y amargado y airado se indignó con todos, creyendo que lo despreciaban y que su pueblo se deleitaba con su enfermedad».
El misterioso mal que aquejaba a Herodes empeoró. Cuenta Flavio Josefo que se agravaba jornada a jornada y que era un «severo castigo de Dios» por los muchos crímenes que había cometido contra su pueblo.
A pesar de ello, el monarca estaba convencido de que aquellos molestos dolores que le perseguían a todas horas terminarían por esfumarse algún día.
Pero no fue así y los síntomas empeoraron. De acuerdo con el historiador, todo empezó con «una especie de fuego que lo iba consumiendo lentamente, el cual no se manifestaba por su ardor al tacto, sino que le dolía en el interior».
Fiebre constante, vientre hinchado… Los indicios se cuentan por decenas. Aunque los más preocupantes aparecieron en el pene y los testículos (donde le nacieron gusanos), así como en los brazos y piernas, como bien narra el autor:
«Además, sufría una gangrena en las partes genitales que engendraba gusanos. Cuando estaba de pie se hacía desagradable por su respiración fétida. Finalmente, en todos sus miembros experimentaba convulsiones espasmódicas de una violencia insoportable.
¿Qué mal aquejó a Herodes a lo largo de su vejez? Estas preguntas las intentaron responder, el pasado 2003, varios médicos y expertos como Ricardo Espinoza o Cristián Sepúlveda en el dossier «Acerca de la muerte del rey Herodes el Grande», publicado en la Revista Médica de Chile. Ellos apuestan porque la dolencia que probablemente acabó con su vida fue una insuficiencia cardíaca y renal. Pero también sentencian que, el monarca padeció además una enfermedad de transmisión sexual que le afectó a los genitales.
La «gangrena» que «engendraba gusanos» en sus genitales requiere, para los médicos, un estudio aparte. De ser cierta, y no una invención del autor destinada a humillar al rey, podría corresponderse con una gonorrea o una miasis.